Capítulo 8.

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¿El hilo rojo?

Mackeyla.

Bien un sábado por la mañana y Matías se había ido, no quería estar sola en esa casa la cual me recordaba a Natalia, pero para mi sorpresa alguien toco la puerta.

Me dirigí abrir la puerta.

-Hola, bella dama- saludo Esteban mientras miraba la casa.

-Hola, ¿Qué haces aquí? - salude y pregunte algo confundida de verlo.

-Primero que nada, siento mucho lo de tu madre- me abrazo y soltó un suspiro.

-También siento lo de tu hermana- las palabras salieron de la nada.

Se asombro, pero ignoro totalmente mi comentario.

-¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó mientras sacaba helado de la nevera.

-Quiero conocer a tu novio- respondí eso solo para no pensar en Natalia.

-Genial, ¿te parece si lo invito? - pregunto mientras buscaba algo en el cajón.

-Claro, quiero conocer a mi cuñado- sonreí y saqué una cuchara para igual comer helado.

El llamo a su novio y llego en 10 minutos.

-Hola, soy Daniel- saludo y sonrió amablemente.

-Un placer Daniel, soy Mackeyla- respondí al saludo al igual que sonreí.

Daniel era como el tipo niño por las que muchas niñas morirían incluso yo, pero estaba muy enamorada de Matías así que no me llamo la atención solo sabía que es demasiado guapo.

Él tenía el cabello rojo, con unos hermosos ojos verde y pecas por sus mejillas, platicamos tanto que el día se fue demasiado rápido.

-¿Sabes cocer?- pregunto mientras veía mi mano.

-Claro que no- respondí entre risas.

El saco servilletas de tela y varios hilos, se sentó a mi lado cuando sin darme cuenta me estaba enseñando a cocer esas servilletas con forma de corazones.

No les miento que me entretuve demasiado viendo como el cocía esas servilletas.

-¿Por qué hiciste corazones de colores?- pregunte algo confundida.

-Por mi bandera LGBTQ+- respondió y en su cara se podía ver que estaba orgulloso de ser lo.

El era diferente a Esteban, lo diferente no es algo malo y casi siempre deja una enseñanza, pero en verdad eran diferentes, por ejemplo: Daniel se sentía orgulloso de ser de la comunidad en cambio Esteban a un que dijera que estaba orgulloso se podía ver en su cara que a veces le apenaba decirlo.

-Mackeyla te toca a ti- sonrió y me dio las cosas.

Yo elegí el hilo rojo, fue el que más llamó mi atención entre todos.

Empecé a cocer esa servilleta y le hice un corazón, pero sin darme cuenta me había pinchado el dedo con la aguja solo veía como caían las pequeñas gotas de sangre, vi que las gotas justamente caían sobre el hilo rojo haciendo que mi sangre no se notara.

-Aush- exclame cuando por fin reaccione.

-Sabes mi abuela decía que si eso pasaba significa que te romperán el corazón, haciendo que te duela tanto que desearas morir- expreso Daniel cuando vio lo que paso.

-¿Enserió?- pregunté asustada.

-Claro que no Mackeyla- se soltó riendo.

Solo suspire, realmente me había creído esa historia tan ridícula.

Tocar fondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora