En el misterioso mundo de lo cotidiano, Will Byers emerge como una estrella fugaz, un destello en la oscuridad que despierta curiosidad y fascinación en aquellos que lo rodean. Para algunos, es un enigma envuelto en misterio, un rompecabezas cuyas p...
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Conflictos, conflictos y más conflictos... Si tan solo aquella noche me hubiera quedado resguardado en mi cama, alejado de aquella criatura extraña, nadie hubiera muerto y mi madre estaría felizmente casada con Bob o con Hopper, el jefe de policía, que siempre me rogaba que mantuviera a Mike lejos de Jane. Ahora, tanto Bob como Hopper están muertos por mi culpa. Mike y yo discutimos la última vez que nos vimos, nos mudamos, y ahora vivo en California con mi madre, mi hermano Jonathan y mi hermanastra, la superheroína Jane.
Ella jamás me ha hablado para platicar conmigo; lo único que hace es hablar de Mike, su pareja. Ahora que su relación está en su punto más alto, habla de él más que de cualquier otra cosa en el mundo. Jane tiene una pila de cartas de Mike en su habitación, se llaman a diario y en el calendario del hogar está el nombre de Mike en la fecha prevista para las vacaciones de verano. Al parecer, se han prometido verse durante las vacaciones, y estoy seguro de que lo harán. Si soy cien por ciento sincero, verlo no me traerá ninguna alegría. El chico no me ha hablado en meses, no recibo cartas de él, no lo llamo a diario ni mucho menos he puesto su nombre en el calendario. Y estoy seguro de que él tampoco ha hecho nada de eso. Siempre me han dejado de lado, no importa cuánto me esfuerce por hacerme notar, siempre seré el pisoteado, la burla, la oveja negra. El rarito. He aprendido a vivir con eso con el pasar de los años.
Jamás me he considerado un adolescente normal, porque digamos, es super normal que en tu infancia seas raptado por un monstruo de otra dimensión dos malditas veces, claro, eso se ve todos los días. Luego tengo a mi hermano Jonathan, que se volvió más maduro después de que su novia Nancy se alejara de él, y sobre todo ahora se parece más a Lonnie. Solo pronunciar ese nombre me da ganas de regresarle todos los golpes que me dio durante mi infancia.
Y al último me tengo a mí mismo. Desde que entré a mi nueva escuela, mis hábitos cambiaron radicalmente a causa de los chicos que decían que el pelo en zeta te hacía ver como un marica y que las medias largas hacían ver tus piernas como un espagueti a punto de deshacerse, por eso ahora uso solo pantalones largos que me tapen toda la pierna. En cuanto a mis otras prendas, las quemé junto con una foto de mi antiguo grupo de amigos, aunque a decir verdad, estoy algo arrepentido de haber quemado esa foto. El único que jamás me juzgó fue Dustin. Oh, ese chico de perlas brillantes... siempre fue gentil conmigo a pesar de los múltiples errores que cometí con él. Sigo creyendo firmemente que si él hubiera oído mi discusión con Mike, le habría dado una paliza hasta casi matarlo por haber dicho semejante idiotez. Me sentí tan estúpido y débil ese día.
Lunes es el día que más apesta, ¿quién lo creó? Sinceramente, no me gusta ningún día de la semana; tengo que ver a mis compañeros y maestros que lo único que saben decir es la palabra que empieza con 'm'. Le he suplicado a mi madre varias veces que me cambie de escuela, pero dice que su sueldo no alcanza para hacerlo, así que supongo que tengo que adaptarme al maltrato que recibo por parte de mis compañeros y, por obvias razones, pretender que estoy bien con eso.Y aquí me encuentran, preparándome para la tormenta a la que todos llaman escuela, que lo único que hace es arruinarme toda la semana. Y para rematar, tengo que ir con mi hermanastra Jane, que siempre platica de los chicos que le parecen guapos en la institución. ¿Es en serio? Pensé que estaba enamorada de Mike, no de cualquier don nadie que se cruce en su camino.
