Capítulo 11

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Hoy el sol se alzaba encima de nuestras cabezas radiante, más que nunca diría yo, se nos ocurrió un día de campo para festejar el más reciente acontecimiento, mi sonrisa no había forma de poderla disimular.

Estábamos Jessie,Kevin ,Nate y yo en medio del campo, la naturaleza alrededor muestro el canto de los pájaros , esa suave brisa tan refrescante que nos golpeaba el rostro. Pusimos una manta para poder sentarnos y de allí sacamos todo para merendar cuántas veces fueran necesarias, lo cual para mí era algo exagerado.

De allí Jessie puso algo de música y mientras los hermanos se bañaban en un lago que quedaba a unos metros, Nate y yo nos acostamos en la manta a disfrutar de que estábamos solos y mirando para atrás y vi que estábamos en ese lugar magnífico que me enseñó, me sentía el hombre más feliz del mundo, no me importaba gritarlo para que todos lo supieran, estaba apoyado en su gran pecho desnudo.
– Nunca me creí capaz de poder llegar a querer alguien tan rápido como lo he hecho contigo– me dijo en voz baja en el oído.

Solo podía sonreír con esas palabras, me levanté y le estire mi brazo para que se aguantará y se levantará también.
– Vamos al agua también–

Salimos corriendo como un par de locos hacia el lago y llegando dimos un brinco para poder llenar de agua la cara a los que estaban allá adentro. Comenzamos a jugar como si fuéramos unos niños, como si nos hubiéramos metido en una máquina del tiempo.

Cuando salimos nos dimos rápido un beso, había sido como el primero no había necesidad de tocar el cielo las estrellas bajaban sin ser su hora aquí a la tierra, me sentía tan fantástico, incluso a lo largo del día iban llegando más personas y a él no le importaba aquello y para demostrar eso me agarraba de la mano cada vez más, se podía decir que éramos como una especie de animal en exhibición ya que todos se nos quedaban mirando desde el mayor de los abuelitos,hasta el adolescente con una cantidad exorbitante de granos en su cara, pero al igual que a mi chico no me importaba, al final si uno no es feliz que es lo q se lleva.

Decidimos salir de allí y nos montamos todos en el coche Kevin nos dijo de todo porque todos nos subimos aún con la ropa húmeda, nos dirigimos a una cafetería para comer algo más está vez algo más decente que una docena de sándwiches de jamón de pavo con queso y huevo, en ese momento puse para animar el ambiente Legendary lovers de Katy Perry.

Llegamos a la cafetería y pedimos una mesa todos pedimos lo mismo y no es que tuviéramos criterio propio es que era lo que se nos antojaba un batido de chocolate y dulces.
– Por este amor que a nacido gracias dos cabezones que quiero mucho– dijo Kevin.

Cogi un pedazo de mi croissant y se lo tiré encima. En el momento en el que nos estábamos sintiendo tan bien oímos llegar a unos borrachos, no podía creerlo, pero trate de no hacer caso, después de lo de mi padre todo borracho me daba asco, pero para olvidar eso nos pusimos a bailar allí mismo los cuatro derrochando aún con la ropa que trajimos algo de sensualidad en eso Nate me roba un beso y todos comienzan a aplaudir el saluda a todos agradeciendo el apoyo, me encantaba su forma de ser definitivamente.

En unos segundos siento que rompen una botella todos miramos hacia atrás era el , mi padre.
– Yo no tengo un hijo maricón –

El fue directo hacia mi, todos se trataron de poner enfrente de mi para poder ayudarme pero el se los quito del camino como si fueran palitos chinos, todo esto lo venía venir como si fuera en cámara lenta. El me cogió por el pelo y me arrastro por todo el café hasta afuera al parecer había acabado de llover y me arrojo hacia los charcos de lodo, no le iba a dar el gusto a él de que me viera llorar.

Me cogió por el cuello y me alzó con ambas manos.
– Prefiero tener un hijo muerto antes de que sea maricón–

En ese momento Nate salto encima de él cogiéndole por el cuello a él también de forma tal que me soltara y lo logro, mientras que Nate luchaba con el yo miré alrededor y vi una tabla de gran tamaño y me acerqué a él .
– Nate dejalo–

El hizo caso a lo que le dije, mi señor progenitor estaba medio aturdido pero aún así fue hacia donde estaba yo y cuando ya estaba cerca de mi dejé que me cogiera de nuevo y fue cuando le escupí eso hizo que me soltara. Cogí la tabla y comencé a darle uno y otro golpe fue como si estuviera en automático sentí que todos me gritaban pero los oía lejos, la rabia que tenía por dentro hacia el la tenía que quitar y ahora está era la manera.

Nate me cogió y me cargó en sus hombros apenas lo veía a él tumbado en el suelo moviéndose vagamente, me subieron al coche y nos fuimos rápido hacia la casa.

Después de un baño tuve que ir directo hacia el cuarto, allí pegado hacia la ventana estaba mi chico alumbrado por la luz de la luna, el estaba allí para cuidarme, tan solo pude sentir como sus brazos me daban el calor que tanto necesitaba.
–Gracias por quedarte conmigo–

Durmiendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora