Capítulo 13

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Hoy despertamos temprano no se me había olvidado que tenía que aprovechar para ver a mi madre que hace ya un buen tiempo no sabía de ella , cuando me disponía a levantarme mi príncipe que abría la puerta de la habitación, me traía el desayuno a la cama, me quedé sonrojado, el enseguida lo noto y me preguntó el porqué y yo tan solo le dije que no estaba acostumbrado, le pregunté si me iba acompañar y el aceptó ir conmigo.

Nos dirigimos en el coche hasta la casa, yo ni quise preguntar dónde es que estaría mi padre, sencillamente no me importaba, llegamos y aparcamos, era tan bueno estar en casa, mi mamá me vio llegar y salió corriendo como si los años no le importarán y nos dimos el mayor abrazo del mundo, la extrañaba tanto.

Ella nos miró a los dos por un segundo y nos dijo que nos veíamos bien juntos, nos quedamos mirándonos y solo sonreímos.
- Mamá, ¿ Por qué ese odio descomunal que tiene mi papá sobre mi?

Ella como quien guarda un secreto puso sus manos en su boca como si tratara de que nada saliera , apretaba sus manos, pero sus lágrimas en los ojos fueron como las llaves de esas manos cerradas.

- Hay hijo mío, el no es tu padre, cuando lo conocí ya yo estaba embarazada y el se quiso encargar de ti, pero tú parecido a tu padre es tan grande que no puede soportar verte-

Yo no tenía palabra en ese momento le había estado aguantando malos tratos a alguien por años y resulta que ni era de mi familia.

Después de esto me dispuse hacer un té, mi mamá estaba muy nerviosa, estaba en la cocina y veía como Nate la consolaba diciéndole que ella me había criado muy bien y que eso era lo único que importaba, cogí la bandeja y lleve la tetera de porcelana con las tazas y la puse en la mesa, puse mis manos en sus hombros y dándole un beso en la cabeza le dije que la amaba.

Cuando nos fuimos la abrase bien fuerte, ella era una guerrera y eso en todo este tiempo que ha vivido con ese cerdo era algo digno de admirar, nos íbamos para la casa y yo seguía pensando en todo, me venían a la mente las veces que de niño me preguntaba si había alguna razón por la que yo no le agradaba a mi padre, hoy tenía la respuesta.

Cuando llegamos a casa yo me disponía a ir directo a la cama, pero estaban los dos hermanos con un plan para la tarde, imagínense cual era ese plan ir al parque de diversiones, estos no tuvieron infancia, Nate me convenció de ir y así despejaba todo lo que había acabado de enterarme.

Apenas que llegamos fuimos directo hacia la estrella, no podía ser , le tenía terror a eso, era gigantesca, mi chico me apretó la mano y me dijo.
- Vamos mi amor- lo dijo con una sonrisa cual niño.

Así que acepte, nos montamos juntos, el me agarró de la mano, cuando comenzó a moverse la máquina yo grite como un niño asustado en la primera vez que montaba un aparato, Nate se me quedó mirando.
- Disculpa mi amor, es que realmente le tengo terror a esto-

Y el me tapo los ojos con sus dos manos, solo podía sentir como nos íbamos elevando, hasta que me dejó ver lo que había a mi alrededor, estábamos en la cima, se podía ver todo desde aquí arriba, lo había logrado había montados en esto y comencé a reír automáticamente y el conmigo, parecíamos dos locos.

Al bajar nos dirigimos hacia uno de esos lugares donde si teníamos buena puntería nos ganábamos un peluche, primero intento Kevin, el pobre no le dio a ninguno de los objetivos, lo mismo fue con Jessie, eran muy malos ambos, seguí yo y les di a tres de los objetivos que tenía al frente.
- Por lo menos acerté más que tu- dije con voz burlona a Kevin.
Ganando una pequeña jirafa de peluche, que Jessie con su mirada me suplicaba que se la regalará.
-Tomala-
En un momento Nate cogió el rifle y uno a uno como si fuera un experto derribo todos los objetivos, los tres nos quedamos mirándonos desconcertados. Cuando terminó nos vio con la boca abierta y se comenzó a reír y obtuvo como premio el oso de felpa más grande que había allí y era para mi.

Esa tarde había sido encantadora, era mi vuelta a la infancia, hoy nos pesaba cocinar y fuimos a un lugar de hamburguesas y papas fritas, esa iba a ser la mejor comida hoy ,mientras comíamos el gran Bobby , el dueño del local nos preguntó que si queríamos un poco de música para animar la noche y nosotros acertamos.

Nos levantamos y nos subimos a la mesa y comenzamos a bailar como si estuviéramos alcoholizados, no nos importaba nada , solo disfrutábamos el momento, mientras todos disfrutábamos llaman a Nate por teléfono y fue algo que me paralizó sin saber aún de que se trataba la llamada.

Era su padre para decirle que mi supuesto padre había ido a la casa de mi mamá y había ocurrido una discusión de tal forma que ella estaba en el hospital sin conocimiento. Mis ojos se pusieron rojos y mi corazón quería salir del pecho,salí corriendo hacia el coche bajo la lluvia.

Durmiendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora