Mi orgullo como Guerrero {Editando}

Cap.1

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El suave sonido de la puerta siendo golpeada fue lo primero que se pudo oír en la habitación, Damian despertó inmediatamente, soltó un pequeño suspiro sentándose en la cama.

—Si? — su voz había salido más baja de lo que tenía pensado al inicio pero aún supo que el que estaba tras su puerta lo había oído, pues sus golpes habían besado.

—Amo Damian, el desayuno ya está listo, por favor prepárese y baje a desayunar — las palabras del hombro hicieron que el niño volteara a ver el reloj en la habitación, percatandose de que había dormido más de lo normal.

Pudo oír como los pasos del hombre se alejaban en unos pocos segundos, permaneció allí, con la mirada clavada en el suelo. Sus pensamientos eran demasiados aún cuando apenas había despertado.

—A hacer lo mismo de siempre — susurró levantándose de la cama, necesitaba asearse antes que nada.

En mi camino saludé con una pequeña caricia al petirrojo que descansaba en su jaula, había costado bastante pero había conseguido traerlo en esa forma.

—Goliath — el pequeño pajarito movió suavemente sus alas en respuesta.

A veces le resultaba gracioso verlo en aquella forma, más cuando sabía cómo se veía realmente, pero era necesario que se mantuviera así, su padre enloquecería si descubriese la verdaderamente identidad de su mascota.

Dando paso al baño tomó una de las toallas limpias que Alfred había dejado la noche anterior, todas planchadas y dobladas perfectamente para luego ser guardadas en uno de los cajones cerca del lavado. Abrió el grifo de la bañera, dándole su tiempo para que se llenara, mirándose fijamente al espejo pudo captar un pequeño dolor de cabeza que se empezaba a formar

—Necesitaré una aspirina.

Mirándose fijamente en el espejo pudo ver por unos instantes a su madre, sabía que se parecía a ella aún si su parentesco con Bruce fuese más notorio, sus ojos y su piel eran las de su madre. Hace mucho no la veía, exactamente desde que lo dejó en manos de Batman, su padre. Aún recuerda la noche antes de ser dejado allí.

—Enserio debo ir, madre? — deseaba conocer a su padre pero sentía que estaba huyendo, y eso le desagradaba.

—Damian, estamos en una situación complicada, así que si — fue la respuesta seca que recibió.

—De acuerdo, madre — aceptó, cerró su maleta sintiendose frustrado pero incapaz de desobecer a su progenitora.

—Te olvidas de algo.

Damian se giró a verla, con el ceño fruncido, él no olvidaba nada y entonces lo vió, en brazos de su madre estaba su mascota.

Goliath.

—Por lo que me has contado sobre padre, dudo que esté feliz de alojar también a un pequeño dragón como lo es Goliath, madre — sostuvo a la criatura sintiendo como la lengua del animal se deslizó por su mejilla con euforia.

—Tranquilo, lo solucioné — Damian levantó una ceja, que supiese, ellos llegarian de imprevisto y sin avisar.

En eso el animal redujo su estatura hasta solo ser un pequeño pajarillo rojo, Damian estaba genuinamente impresionado aún si su expresión seguía siendo implacable.

—Sin duda eres impredecible a veces madre — se dió la vuelta, no pensaba demostrarle que había empezado a sonreír. Eso no sería algo digno de un soldado.

—Sabes Damian, es posible que aquellas personas, con las que vivirás por el momento no sean de tu agrado — el niño se dio la vuelta con curiosidad.