La primavera caía de manera suave sobre los valles y montañas de esa zona, las aves incluso cantaban más alegres. Bakugo salió de la cueva dónde escondía sus tesoros, había pasado el invierno durmiendo entre joyas y oro, ahora la adolescencia le había hecho crecer unos cuernos sobre su cabeza y sus alas incluso tenían un brillo más intenso, se quedó esperando sentado al borde de un risco y se preguntaba dónde estaba el molesto dragón rojo que siempre venía para molestarlo al robar su oro, siempre hacían eso, uno se llevaba el oro del otro a su cueva y luego el otro lo recuperaba, se había convertido en una especie de juego.
- ¡Bakugo! - Kirishima llegó desde abajo y se sentó a su lado, Katsuki lo observó, sus alas eran enormes y además los cuernos de Eijiro eran más grandes que los suyos, se sintió un poco celoso y se cruzó de brazos.
- ¿¡Qué es lo que quieres!?
- Vine a invitarte a robar ovejas, me muero de hambre, luego podemos ir a buscar oro en algún castillo. - Kirishima sonreía mirando los cuernos de Bakugo, eran muy pequeños, se aguantó las ganas de burlarse, siempre competían entre ellos.
- ¡DEJA DE MIRAR MIS CUERNOS ESTÚPIDO DRAGÓN ROJO!.- Bakugo le gritó a la cara, pero se detuvo al sentir las manos de ese dragón sobre sus hombros, lo estaba mirando fijamente a los ojos mientras se acercaba a su rostro.
- Eres muy guapo Bakugo, no me había dado cuenta hasta ahora.
- ¿Qué dices...? - Bakugo se ruborizó avergonzado al escuchar algo así, Kirishima era sumamente meloso a veces, pero jamás le había dicho una cosa como esa y él no sabía cómo reaccionar.
- Voy a robar un tesoro que siempre he querido y es tuyo. - Kirishima seguía mirándolo, Bakugo pensó que se refería a las joyas que llevaba puestas, pero sin que se lo esperara, Kirishima le robó un beso suavemente y se separó de él esperando un buen golpe, sin embargo, Katsuki el dragón de alas negras se quedó quieto mirándolo sin saber qué hacer. Su cara estaba tan sonrojada, su corazón latía rápidamente en su interior.
- ¡Me robaste un beso! - Logró decir después de reaccionar, Kirishima sonrió de oreja a oreja.
- Ahora supongo que deberás recuperarlo de mis labios.
Kirishima se lanzó fuera del borde del risco mientras Katsuki intentaba darle alcance, no podía dejar que su beso fuera robado, tenía que recuperarlo, aunque eso significará besar los labios de ese molesto y atrevido dragón rojo.
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¡Ay no! ¡Pero qué dibujo más bello!🤧🌸💕 Esto también es obra de la talentosísima y poderosísima Teffy.
