Bakugo Katsuki, el fuerte y gruñón estudiante de artes marciales entrenaba en un bosque, golpeaba con fuerza una roca rompiéndola en mil pedazos, una pequeña roca salió volando y cayó sobre la cabeza roja de alguien que pasaba por el lugar, Bakugo escuchó a una persona quejarse entre los arbustos y fue a ver de quién se trataba.
- ¡Maldito Kirishima, aquí estas! ¡Te mataré!
Eijiro Kirishima, otro estudiante de artes marciales, era el enemigo de Katsuki ,pero realmente el pelirrojo lo amaba en secreto, Katsuki lo odiaba con cada fibra de su ser ya que en el pasado lo había hecho caer al agua en ese estanque maldito de Jusenkyo donde fue maldecido con la forma de un cerdito, sí, por eso Katsuki odiaba a Kirishima, por qué ya sea por la lluvia, un balde de agua que tiraban desde alguna casa, su forma humana le era arrebatada convirtiéndose en un puerquito indefenso, por su parte Kirishima que también había caído en los estanques, se transformaba en una chica, cosa que también molestaba mucho al pelirrojo, ya que eso era poco varonil.
- Bakugo, no ... Basta... ¿Tendré que pedir perdón por toda la vida?
El rubio se acercó y comenzó a atacarlo y Kirishima a defenderse de sus ataques.
- ¿Haz estado perdido nuevamente P-Chan?
Dijo Eijiro al mirar el campamento de Katsuki, el rubio también padecía de un sentido de orientación mediocre, a pesar de que lo intentaba no era nada bueno en ello, por lo cual siempre terminaba en un bosque o en otra ciudad, en su búsqueda por derrotar a Kirishima.
- ¡No estoy perdido! ¡Y deja de llamarme así!
Bakugo se ruborizaba cada que Kirishima lo llamaba de esa forma, Kirishima le había puesto ese nombre por lo adorable que se veía siendo un puerquito regordete, y Bakugo había adoptado ese nombre con cariño en lo profundo de su corazón, pero jamás se atrevería a reconocerlo abiertamente.
- Pero es que eres adorable. Mi P-Chan.
Le agarró las manos y lo sometió en el suelo, Kirishima era muy fuerte también, ambos se quedaron viendo, Kirishima realmente quería besarlo, desde hacía mucho el pelear con Katsuki acrecentaba el deseo en su alma por ese hermoso chico.
- Kirishima... Suéltame... Basta, aléjate de mí...
Bakugo se ruborizó al sentir tan cerca la cálida respiración del pelirojo apretó los ojos para no verlo, se sentía tan nervioso cuando Kirishima le veía de ese modo, sus mejillas sonrojadas le dieron a Kirishima un motivo que no desaprovecharía y beso los labios de su oponente.
Un beso suave cayó en su boca y abrió los ojos asustado ante ese beso, su boca cálida estaba sobre sus labios. Sin darse cuenta, Bakugo bajó la guardia y se relajó cerrando los ojos nuevamente, correspondiendo ese beso.
- Perdóname por eso... Es que yo no te odio.
Kirishima se disculpó levantando su boca ligeramente de los labios rosas de Katsuki.
- Yo... No te odio tampoco ... Estúpido cabeza roja.
Bakugo lo miró furioso con unas pequeñas lágrimas en los ojos.
- No guardaré más este secreto, debo saber si un día me amarás.
Kirishima cerró los ojos llorando igual, esas lágrimas cayeron sobre los ojos de Bakugo, el amor que le tenía al joven era tan grande que lastimaba no poder decirlo, quería sentir que su amor era correspondido.
- Yo... Ya lo hago. Ya te amo... Es por eso que siempre te persigo... con el pretexto de querer matarte... Pero no te odio nada... Yo te amo Kirishima... Ven a mí...
Susurró Bakugo lagrimando también, se miraron con completa paz ahora, y nuevamente se fundieron en un beso ardiente en ese bosque a las afueras de la ciudad.
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