05: Our.

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Jimin no creía en las almas gemelas, con suerte creía en el amor y ahora debía aceptar que estaba enlazado a un chico mitad lobo que lo ha despreciado desde que se había mudado a ese extraño pueblo.

¿Cómo eso tenía sentido?

Después de la noche en el club, se había mantenido alejado de los hermanos Jeon, la situación estaba sobrepasando sus límites, Hoseok no dejaba de llamarlo para convencerlo de que viera aunque fuera una vez a su hermano, pero no era algo sencillo, él también estaba confundido.

Siempre había sentido una atracción por él chico, pero no era profunda como la que ahora sentía el lobo por él. Lo peor de todo es que Jungkook, el humano razonable estaba luchando contra su lobo porque obviamente no le quería, y eso hería un poco su ego.

No necesita ser rechazado, no necesita la incomodidad de ver a Jungkook tratando de contenerse para no acercársele o tocarlo, no necesita para nada todo el drama.

— Es un lindo lugar para volvernos locos en nuestra mente, ¿cierto?

Jimin se tensa asustado al escuchar la repentina voz. Había pasado casi toda la tarde escondido en el pequeño prado tras la tienda de frutas cerca de su casa, nadie solía pasar por ahí, principalmente porque la valla alrededor estaba carcomida e hinchada por las lluvias, la maleza no estaba recortada y los insectos se paseaban por todos lados.

— ¿Cómo me encontró? — Jimin pregunta poniéndose pie, sacude su Jean quitando la tierra.

— ¿Cómo sabes que tú no me encontraste a mi? – Xiaomi, la abuela de los Jeon sonríe viendo a la puesta de sol, traía un chal color verde y su cabello suelto, se veía demasiado joven a pesar de las arrugas — ¿Todo bien, Jimin?

— ¿Acaso no está enterada de lo que sucedió?

— Oh claro que lo sabía, aunque no vi tanto drama cuando toque tu mano.

Jimin frunce las cejas, quizá la mujer estaba loca.

— No estoy loca cariño, simplemente puedo ver cosas que otros no.

Se acerca hasta sujetarle el rostro.

— Ese día... ¿Usted lo supo?

— El mismo Jungkook lo sabía entonces, ustedes comparten un lazo especial, demasiado intenso como para ser ignorado. Sus auras están sincronizadas, sus almas atadas, es por eso que él te gusta a pesar de que no se agraden.

— ¿Se da cuenta de lo horrible que eso suena? – Se aleja del tacto con molestia, se abraza a sí mismo cuando un corriente fresca golpea su cuerpo, haciendo bailar a las flores cada vez más marchitas — Jungkook está luchando contra su lobo porque yo no soy lo que quiere.

— Jungkook es un alma vieja, y un alfa dentro de una familia de omegas. Cree que tiene que cuidar de todos, y la única manera de hacerlo es casándose con otro alfa para hacer crecer su rango.

— Ustedes son muy complicados, yo... Yo no puedo con eso.

— Está bien, nadie puede obligarte a aceptar. El destino no funciona así.

La mujer vuelve a acercarse, le sujeta el rostro y por unos segundos le mira fijo a los ojos, hasta que le sonríe de una forma tan tierna y comprensiva.

— ¿Qué es lo que vio? — Pregunta curioso.

Sin embargo no responde, en su lugar le besa la frente y se gira sobre sus pies alejándose de allí.

La luz dorada del sol escondiéndose hace brillar su piel como si se tratara de oro. La mujer se acomoda el chal y desaparece entre el camino terroso y los árboles gigantes.

Jimin suspira agotado sintiendo su mente al límite, eso sin duda había sido extraño. Ahora entendía un poco porqué el día que la visitaron estaba actuando tan raro.

Vuelve a sentarse sobre la maleza sin ganas de regresar a casa aún, su madre no estaba enterada todavía de su situación y Jimin no estaba si quería contarle, se pondría histérica y no le dejaría en paz hasta que conociera a Jeon.

El cielo ya está casi por completo en oscuridad, algunas estrellas aparecieron notándose claramente ya que ahí no había luz artificial para opacarlas. Era una vista linda, el morado combinándose con el azul marino hasta formarse el negro de la noche.

Por alguna razón, recuerda los ojos intensos del lobo, y cierta culpa le oprime el pecho. Había evitado verlo a toda costa, no quería aceptar la verdad aún, le gustaba Jungkook, era cierto, pero llegar a amarlo, a quedarse por siempre con él... Era algo mayor.

Agita la cabeza tratando de olvidar el tema, y aunque no quería debía volver a su casa o su madre se preocuparía. Está a punto de levantarse cuando cae de nuevo al suelo, su cuerpo en completa tensión mientras observa un lobo negro caminar fuera del bosque.

La luna alumbra su camino y nota que va en su dirección.

Jimin quiere correr, su corazón late acelerado en su pecho y el miedo le hace jadear, pero no puede moverse, está tan asustado que está paralizado observando cómo cada segundo el animal se acerca a él. Sus orejas altas atentas y su hocico por lo bajo, sin mostrar los colmillos, como si estuviera olfateando.

Desde que se había mudado no recuerda haber visto algún animal salvaje, sabía que los había por el bosque y porque vivían prácticamente en el campo, pero toparse con uno justo a mitad de la noche cuando no había nadie alrededor no era la manera en que pensó le sucedería.

Los gritos están atascados en su garganta, no puede respirar y la necesidad de llorar predominaba. El lobo se detiene justo al frente, así sentado como estaba, tenía que poner la cabeza hasta atrás para verlo al hocico, medía casi dos metros, su cuerpo era inmenso y sus patas eran el doble de sus manos.

El lobo camina a su alrededor olfateándolo, y cuando lo empuja con la nariz Jimin jadea asustado. Sin embargo, nada malo sucede después, el animal se restriega contra su espalda como un pequeño cachorro en busca de atención, vuelve a ponerse cara a cara y se echa en el suelo mirándole fijamente.

Es irreal la situación, pero a ese punto Jimin ya puede creer cualquier cosa, vivía en un mundo con personas híbridas, y que también eran videntes.

Tener a un inmenso lobo a solo centímetros ya no debería ser nada extraño. Pero verlo tan sumiso, tan dócil y pasivo, ¿cómo podía considerarse normal?

El lobo se arrastra de una forma demasiado tierna hasta que su hocico cae sobre su rodilla, da un resoplido que le estremece y sus ojos oscuros iluminados por la luna brillaban intensos, fijos solo en él.

Y Jimin lo supo, ese momento no era coincidencia, el lobo lo había buscado.

Porque ese lobo era Jungkook.






LYLM

Aquí el otro capítulo, ayer lo olvidé.

Besitooos.

I HATE YOU! soulmate kookmin #1 Saga Soulmates Donde viven las historias. Descúbrelo ahora