capítulo 23

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Jimin jamás pensó que algún día se encontraría frente a un espejo mirándose en todos los ángulos posibles, puchereando indeciso ante su outfit e intentando parecer lo más presentable posible para el chico que hacía que su lobo revoloteara como mariposa en fiesta.

Llevaba más de una hora probándose diferentes prendas, hasta llegar a la que ahora mismo vestía. Sólo era un pantalón de lona negro y una camisa color vino con rayas negras y cuello en v. Calzó unos zapatos casuales de suela un poco gruesa. Jungkook era unos centímetros más altos que él, así que si quería parecer todo un hombre imponente debía de ser un poquito más alto.

—¿Qué estás haciendo? —una voz proveniente de la puerta le hizo asustarse.

El rubio volteó a ver al causante del brinco que pegó, encontrándose con su mejor amigo viéndole con las cejas alzadas y una sonrisa burlona.

—¿Desde hace cuando estás ahí? —interrogó cohibido.

—Lo suficiente para ver como parabas tu trasero como pato y te lo veías a través del espejo —contestó burlón, adentrándose a la habitación. Las mejillas de Jimin se tornaron de un rosa intenso por lo bochornoso que se sentía—. ¿Vas a salir? —preguntó, mientras se tiraba sobre la cama de Hoseok.

—Sí, iré con Jungkook hyung a comer pizza —respondió un poco cohibido.

—Con que Jungkook, eh... —hizo una pequeña mueca al recordar la farsa en la que ahora también estaba metido—. ¿Me vas a cambiar por él? —puchereó.

Jimin rodó los ojos bufando, no tenía tiempo para aguantar los celos de su amigo. —Tú me cambiaste por Hoseok hyung, no tienes derecho a reclamar.

Ahora el avergonzado era Taehyung. A su mente llegaron los recuerdos de las últimas dos veces que Hoseok le había besado. Por el Dios Gucci, nunca debió de confiarse ante la dulzura que ese chico desprendía cuando en realidad era todo un salvaje.

—Tu cara está a punto de estallar —se rió divertido Jimin, tomando un pequeño bolso con tiras para ponérselo atravesado; miró el reloj de tortuga que se encontraba en la pared y sonrió, todavía tenía tiempo—. Siempre pensé que jamás ibas a superar ese enamoramiento prohibido y extraño que tenías hacia mi padre.

—¡Ni me lo recuerdes! —soltó indignado—. Tenía siete años cuando dije que estaba enamorado de él.

—Decías que de grande serías un alfa y te casarías con él —soltó burlesco.

—Sí... Aún recuerdo que Gyeomie hyung me gruñó diciendo que si le seguía coqueteando a su omega me echaría a patadas de su casa —suspiró. El padre alfa de Jimin fue como un segundo padre para él también. Siempre que lloraba o se caía, ambos hombres corrían en su ayuda y le ponían banditas de Iron Man en el lugar que se había lastimado.

—Sí... —asintió Jimin, con sus ojos llorosos ante la mención de su progenitor.

Taehyung quiso darse una bofetada. —Lo siento mucho, Jimin...

—No lo sientas, está bien —le sonrió, con un pequeño dolor en su pecho.

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Jungkook mordía su labio inferior duramente, estaba esperando a Jimin en la entrada desde hace cinco minutos y este no daba ninguna señal de vida.

un omega de mentira 丼 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora