Parte 01/02.
–¡Buenos Días! – abrazó a James, aún acostados –despierta, te prepare un desayuno especial
–Hoy deseas complacerme – bostezo aún con sueño
–Arriba, que si no el desayuno se enfría
–No tengo ganas de bajar – se quejó con irritación
Después de casi media hora entre risas y eternas ganas de dormir, se levantaron. La pareja bajaba por la escaleras para dirigirse a la mesa a desayunar.
Se sorprendió al ver la mesa, se encontraba cubierta por un mantel rojo con decoraciones navideñas; en el centro de mesa había velas rojas. Para su sorpresa los cubiertos y platos brillaban al parecer eran de plata, lo más sorprendente fue el desayuno, este se complementaba de frutas naturales cortadas finamente en cuadros, su acompañamiento era una especie de comida variada: carne cortada de manera fina con un poco de ensalada y vino.
–¿Lo hiciste tú? – preguntó sorprendido
–No es momento de preguntas, solo disfruta – evadió responder
Ambos buscaban la manera de decir algo, ninguno sabía por dónde comenzar.
–Me voy a ir todo el día de hoy con Steve y Sam – avisó mientras cortaba el pan
–¿Yo qué? – exclamó extrañado –es Nochebuena, ¿me voy a quedar sólo?
–Es que es necesito organizar algo importante –conforme hablaba más bajo lo decía
–¿Importante? – arrojó con sarcasmo involuntariamente Zemo
–No puedo hablar más – Bucky sonó sigiloso –solo pido que te pongas algo especial para esta noche
–Pero si la ropa que tengo me queda bastante bien – reclamó
–Sal a divertirte, ve con Sharon, ya hablé con ella
–Tengo una mejor idea...
–Sabía que te ibas a poner en ese plan, y no – se acercó tocando a Zemo de la nariz
–Tenías que hablarle... – mencionó con frustración –¿me prometes vernos en la noche?
–Es una sorpresa para ti, así que termina de desayunar para poderme ir
–¡No tengo opciones! – respondió con decepción –¡Te detesto!
Tardaron unos 30 minutos para terminar su desayuno, con reniegos y cierto berrinche lo dejo ir. Quería estar en una cama acostado hasta la madrugada o invernar como un oso. Jugueteó un rato con el celular, navegaba o escuchaba una música al azar. Todo se esfumó dentro de su comodidad al escuchar un toque, nada suave, en la puerta; a fuerza se levantó para abrir.