Levantó la mirada en busca de una solución, realmente quería salir huyendo de todo, y lo prometió.
El cigarrillo tenía un sabor amargo, la sensación era adulante, pero al mismo tiempo melancólica y decepcionante. La aspiración era profunda y su inhalación era cortante, las nubes rosadas anunciaban el atardecer agónico. Diciembre, una temporada de ilusiones y promesas perfectas y claro, él, se comprometió; y todo por amor.
Sabía que las consecuencias eran grandes, se sentía mal.
El olor a perfume costos lo percibió, Zemo como adoraba esa jodida fragancia.
–Te amo, ¿lo sabias?
–Es la décima vez que me lo dices en 10 minutos, ¿qué tienes?
–Es que es necesario que te lo diga, eres muy especial para mí sonrió tontamente saliendo de aquí podemos ser libres, ¿te parece?
–Suena más a una promesa...
–Es una promesa – tomó su mano con cariño
–Claro, huiremos juntos de este lugar
–De tu mano lo que sea... Te amo... – dio un leve apretón
–Te quería hablar sobre algo... mira Iryth estuvo preparando unas vacaciones pero no puede ir, tiene todo pagado y quería preguntar si quieres que tomemos la opción de ir... Sabes que mis padres creen que eres mi mejor amigo y no mi pareja. Pero creo que podríamos ir de vacaciones normales...
–Podemos irnos y no regresar más
–Entonces, ¿es un si?
–Si amor, por supuesto que si
.
–Encontré en Suiza un lugar seguro para...
–¿Vivir? – parecía dudarlo Zemo
—Solo será en lo que tomo trabajo en otro lugar pero si. Mueve tu trasero.
–Al fin no tenemos que fingir más
–Somos libres de toda esta mierda
–Propósito de Año Nuevo, amor mío
Por primera vez en mucho tiempo, se sintió aliviado de poder ser amado y querido por alguien que no le ponía etiqueta; podía ser el mismo sin necesidad de fingir.
Pasaron los meses y consiguieron salir de su pequeño pueblo. Ginebra parecía ser cómodo con su tipo de vida, una maravilla. Así pasó toda su vida entre alegrías y felicidad eterna.