Cuento de hadas.

Décimo sexto capítulo.

Décimo sexto capítulo.

Hizo tal cuál le pidió Pete, siguió sus indicaciones. La noche anterior, luego del día que habian pasado los tres en familia, lo llevó hasta su casa y con el alma sintiendo que se desvanecía, lo dejó en la puerta para alejarse con un adolescente que intentaba no llorar al igual que él. La comida fue casi imposible con la garganta cerrada y terminaron bañándose y yendo a la cama mucho antes de lo normal aunque para él, el sueño fue esquivo y terminó pasando la noche dormitando de a ratos a los pies de la cama de su hijo.
Conocía los horarios, a las siete Pete ingresaría para una sesión de rayos que no duraría mas de 20 minutos,  luego se trasladaría para la aplicación  de quimioterapia y para un primer control, pasaría un par de horas en observación. Los minutos parecían arrastrarse, había pensado en llamar a Plan, pero tampoco quería molestarlo, sabía que debía estar igual de preocupado por la situación. A las once ya no podía más, había tratado de concentrarse en la búsqueda de una nueva oficina para empezar su negocio independiente, pero lo único que pasaba por su cabeza era la imagen del omega y Luka acostados en la manta con los ojos cerrados mientras el sol les calentaba la piel. Ya había hablado con Mean, comunicándole cada detalle de lo sucedido el fin de semana y su resolución en cuanto a su pequeña familia. Lo noto igual de triste por la enfermedad de Pete, y se tragó el dolor de saber que su hermano también había sido informado de todo mucho antes que él, tenía el conocimiento de que ellos eran muy cercanos pero no por eso dolía menos.
Cuando se dio cuenta de que la desesperación por tener noticias haría que fallara en su primer prueba, se dirigió al colegio del menor. Los directivos no tuvieron reparos en que retirara a Luka unas horas antes y el joven se aferró a su cuerpo mientras un leve temblor lo recorría.
-Vamos a caminar un poco -le dijo mientras tomaba su mochila.
Avanzaron al auto y dejaron las pertenencias allí antes de dirigirse a una plaza y sentarse en las hamacas.
-Gracias por buscarme -murmuró el adolescente- ya no aguantaba más allí.
-Te entiendo...
-¿Crees que ya estará en casa? -preguntó mientras se impulsaba suavemente con los pies.
-Plan va a mandarme un mensaje -copió el movimiento de su hijo- pero tenemos dejar que se ponga cómodo.
-Papá... -la voz apenas llegaba a sus oídos- leí algo sobre lo que tiene papá Pete y el tratamiento... tengo miedo de que sufra mucho.
-Puede ser que sea difícil -necesitaba consolarlo- pero no hay persona más fuerte y valiente que Pete, ya lo verás...
-Decía que se le va a caer el pelo -unas lágrimas empezaron a deslizarse por el rostro juvenil- y que de seguro va a perder peso si vomita mucho.
-También lo se -buscó su mano- es una posibilidad, pero estaremos siempre a su lado para hacerlo sentir un poco mejor.
-¿Va a curarse? -sintió como apretaba los dedos en respuesta- tengo miedo.
-¿Sabes qué? -lo miró con los ojos enrojecidos- estoy aterrado, pero mi miedo es saber que no puedo hacer nada para aliviarlo.
-Pero porque a mi papá...
-Tal vez porque es fuerte, los dioses saben que él puede superar todo.
El sonido de un mensaje entrante los sacó de su conversación y al mirar el celular supo que ya estaban en la casa.
-Todavía no podemos ir -apenas sonrió- porque aunque esté en cama, lo más seguro es que nos rete por sacarte de clases.
-Si...mi papá es así -respondió con una mueca.
Siguieron moviendo con suavidad las hamacas hasta que las palabras de Luka cortaron en lo profundo.
-¿Porqué no nos quisiste? -la voz salieron como en un graznido.
-Hijo...
-¿Porqué no pudiste querer a mi papá? -preguntó dejándolo sin palabras- nunca decía nada pero a veces estaba triste.
"Y cada vez que faltabas a un cumpleaños yo me enojaba y él trataba de cubrirte pero se ponía mal igual. Yo escuché a la abuela, se lo que dijo de cuando papá decidió tenerme, por eso no nos quieren".
-Amor -se arrodilló delante de él y lo abrazó- hice todo mal, me equivoqué mil veces y los lastimé. Tu papá Pete es maravilloso, nunca voy a poder pagar todo lo que hice.
Limpió la humedad que bajaba por las mejillas de su pequeño y con las dos manos sostuvo su rostro para que viera la verdad en sus ojos.
-Estaba enamorado de tu padre, pero era un estúpido que no supo ver mas allá de los que mi madre me decía. Se que entiendes todo, que eres inteligente y no voy a mentirte ni a justificarme. Creí que ella tenía razón en cada cosa que decía, hasta hace muy poco tiempo lo hice. Pero tu tienes la suerte de tener a Pete en tu vida, y un día, cuando te enamores, cuando tengas a alguien especial en ti vida, sea alfa u omega, se que serás mucho mejor hombre de lo que yo fui, porque lo aprendiste de él.
No pudo decir mucho más, la emoción de abrir su corazón y decirle a su hijo lo que sentía drenó su espíritu, pero aun así se recompuso cuando fue la hora de llevar a Luka a su pequeño hogar.
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La piel de Pete se veía cenicienta, un color discordante y lejano a la blancura de siempre. Parecía pequeñito entre los almohadones, y aún así se las arregló para regalarles una sonrisa cuando ingresaron a la habitación. Luka había apretado con fuerza sus dedos antes de ir a su lado  para meterse en la cama junto al omega.
-¿Como estás? -le preguntó intentando no mostrar que sentía que apenas podía mantenerse en pie.
-Mejor de lo que pensé -respondió mientras acariciaba el pelo del menor- las náuseas son soportables.
No insistió en la pregunta, porque el semblante y las ojeras profundas desmentían sus palabras.
-Ven tu también -lo llamó palmeando el colchón- hay lugar para los tres.
No lo dudó y se metió en el lado contrario de su hijo, abrazó el cuerpo del omega y sin disimulo enterró la nariz en su cuello e inspiró para llenarse de su aroma. No pudo evitar que más de una lágrima escapara y ninguno dijo nada hasta que con el arruyo de las respiraciones fueron cayendo en el sueño.
Se despertó tiempo después, Luka y Pete seguían durmiendo. Los miró porque necesitaba la certeza de que no se desvanecerían al cerrar los ojos.
"Te amo" susurró al oído del omega antes de cerrar una vez más los ojos.  Esto era pasajero, muy pronto, todo estaría bien.

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Muy pronto el final. Espero lo hayan disfrutado. Saludos.  Cuídense.