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Y como si el diablo estuviese al asecho, la persona del otro lado de esa puerta  volvió a tocarla. Haciendo que Michael alzara su mirada al techo, maldiciendo a algún extraño dios, que estaba fuera de mi conocimiento. 

Me levanté riendo, por lo gracioso que era esta situación.


You Saved Me ➵ mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora