Capitulo 1

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Hace cinco meses...

—Dani, sabes que odio las galas benéficas del hospital— se quejó Santana tomando una copa de champagne— No se para que vengo.

—Quéjate con tu madre, no conmigo, ellas las organiza para que la gente done— respondió mientras saludaba con una sonrisa a sus compañeros que le pasaban por al lado— Además no sé qué te quejas si apenas llegue Quinn te vas con ella.

—Gracias a dios que viene— murmuró dándole otro sorbo a su copa— Es que no entiendo el porqué tengo que venir si igualmente dono todos los meses.

—Háblalo con tu madre, no conmigo— se encogió de hombros— Ahí llegó Fabray— señaló con su cabeza detrás de los hombros de la latina y ella se dió vuelta.

Santana se quedó fascinada mirando a la mujer que hablaba con Quinn, pareciera como si estuvieran discutiendo pero la morena estaba muy concentrada en admirar la belleza de la mujer que no conocía. Era rubia y alta, se podría decir que rondeaba el metro setenta y algo. Vestía un vestido azul ajustado al cuerpo que le quedaba precioso y tenía su pelo suelto, un poco ondulado.
La mujer miró hacia su dirección, sus miradas se cruzaron y la latina pudo ver esos increíbles ojos azules que la acababan de hipnotizar. Santana sintió una corriente extraña por todo su cuerpo y su corazón empezó a latir más rápido, sin saber por qué.

Cuando la mujer rompió la conexión la morena se dió cuenta que Dani le estaba hablando y que ella no solo no le estaba prestando atención, sino que prácticamente estaba babeando en el medio del hospital ¡y con su esposa al lado!

—¿Con quién está hablando?— preguntó Santana y Dani la miró confusa— Quinn digo, parece que discuten.

—Es la nueva cirujana que contrató tu mamá hace menos de dos meses, es ortopedista. ¿Por?

—Simple curiosidad— respondió bebiendo de su copa.

Actualidad.

Santana se despertó en la madrugada y comenzó a prepararse para irse a trabajar. Bueno en realidad solo se bañó, porque desayunaba en la estación ya que Dani nunca estaba en casa.

Siempre era lo mismo entre ellas, se veían solamente por las noche cuando no estaban a de guardia en sus respectivos trabajos, no existía otro momento en el que se vieran, y ambas sabían que no era por falta de tiempo, porque los horarios siempre se pueden acomodar.

Santana fue a agarrar las llaves para salir de casa cuando vio una foto de ella y Dani siendo jóvenes en unas vacaciones. Eran las mejores amigas, y aunque no lo parezca, lo seguían siendo a su manera.
Sonrió melancólica con lágrimas en los ojos y dejó la foto donde estaba.

Llegó a la estación y se fue al comedor a encontrarse con su gran mejor amiga Quinn. A la rubia la conoció en la academia de bomberos, al igual que a su mejor amigo Finn. Ellas dos eran las únicas tenientes entre sus compañeros, pero sinceramente eran todos una gran familia.

—Hey, buen día— sonrió Quinn pasándole un café.

—Gracias— suspiró tomando un sorbo— Buen día, Q. ¿Somos las primeras?

—Como siempre— ambas sonrieron— Ni Schuester llegó.

—No puedo entender como el capitán no llega temprano— rió y ambas se sentaron a desayunar. A medida que sus compañeros iban llegando las acompañaban.

—Espero que hoy no tengamos ninguna llamada difícil— se quejó Finn estirándose en su silla— Estoy muy cansado.

—¿La vida de padre, eh?— rió Artie y el hombre asintió.

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