Capitulo 4

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Pasaron nueve días de la discusión con Sam. Cuando que se fueron del bar tuvieron que ir al incidente que fue un incendio en un edificio de oficinas, esa noche Santana tuvo una quemadura de segundo grado en su mano derecha, así que cuando le pidió los días libres a Schuester, él no se negó.

Pasó la semana en Los Ángeles, aunque sinceramente no fue para ver a su padre por su cumpleaños, fue a ver a su hermana a quien hace mucho no veía.

Y también con la intención de acostarse con alguna mujer.

Bueno, algunas mujeres.

Pero no pudo.

Cada vez que quería estar con alguna mujer unos ojos azules aparecían por su cabeza, y no podía.

Me estoy volviendo loca. Se repitió Santana en su cabeza una y otra vez.

Hoy Santana volvió a Nueva York y si bien no estaba del todo curada de la mano mañana iría a trabajar igual ya que extrañaba a todos sus compañeros. Especialmente a Quinn.

Cuando la latina llegó a su casa ya era de noche y se encontró con la sorpresa de que Dani le había hecho la cena.

—¿Y esto?— rió sorprendida.

—Te quería mimar un poco, me enteré lo que te pasó en la mano y desde ese día no te vi— respondió sonriendo.

—Gracias, Dani— dijo sincera— ¿Hace cuanto no comíamos juntas algo que no fuera pizza?— ambas rieron.

—Además quería que habláramos— se sentaron y Santana alzó una ceja— Estuve pensando...

—¿En...?— tomó un sorbo de vino.

—Quiero que intentemos ser un matrimonio normal— la latina se atragantó con el vino— Se que es tarde para eso, pero también se que es la última oportunidad que nos podemos dar.

—Dani, yo...— suspiró.

—Intentémoslo— la interrumpió— No perdemos nada por intentarlo, Sant.

Luego de beberse toda la copa de vino de un solo trago la latina contestó.

—Está bien— asintió.

Se sentaron y cenaron juntas como hace mucho no lo hacían. Se rieron cómo si volvieran a ser esas chicas jóvenes que recién se conocían, y después se fueron a dormir.

Y por primera vez en mucho tiempo despertaron juntas en la cama. Santana al abrir los ojos se sorprendió al ver que ambas estaban abrazadas.

Luego se levantó y se duchó, después se dirigió hacia su trabajo dónde se encontró con Quinn dónde desayunaron juntas pero poco después la alarma sonó y se tuvieron que ir a un incendio, al que la latina no pudo ir por su mano, así que aprovechó para ordenar y limpiar parte de la estación.

Al terminar se fue a duchar nuevamente y comenzó a cambiarse en el vestuario. Tenía puesta una camisa manga corta la cual todavía no había abotonado y dejaba a la vista el corpiño negro de encaje que traía, y también un pantalón a medio abrochar, y mientras se refregaba el pelo con la toalla para secárselo, alguien entró sorprendiendo a la latina.

—Hey, hol...— se quedó sin habla al ver a la mujer a medio vestir.

—Doctora Pierce— dijo divertida al ver que la rubia la estaba escaneando sin ningún tipo de vergüenza.

—Yo... eh...

—¿Si?— preguntó alzando una ceja mientras se abrochaba el pantalón.

—Venía... a...— carraspeó y luego miró a la latina a los ojos— Ver a Quinn pero el chico de recepción dijo que estaban en un incendio y que solo estabas vos, así que pase a saludarte.

encuentro en el fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora