Capítulo siete

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Jane

-Podemos irnos, te dieron el alta médica.-dice Nikolay y su sola presencia hace estragos en mi cuerpo.

Está perfecto, tiene ese aspecto imponente, que exuda sexo a cada paso.

No lo he visto desde hace cuatro días, desde esa vez que no me reconoció. Hemos estado evitándonos como dos adolescentes.

Todas mis esperanzas e ilusiones de un supuesto perdón se volvió pólvora en cuanto lo vi con ese traje espectacular echo a medida. Está increíblemente sexy, el corte militar hace resplandecer sus ojos azules.

No me puedo cansar de observarlo, es increíblemente sexual, amo a los hombres trajeados, diría que son mi debilidad, pero en estos momentos ningún modelo podría compararse con Nikolay Schoeder, el prestigioso arquitecto de Boston usando traje.

La primera vez que lo vi estaba tan impresionada con las sensaciones que causaba en mí, que no me fijé con tanto descaro en su cuerpo.

Sin embargo, podría decirse con total claridad que aún ahora, casi 90 horas después del infortuno encuentro, él está espectacular con esa actitud de macho alfa que hechiza al promedio de las mujeres y desde luego que no soy la excepción.

Estoy segura de que me quedé helada en medio de la habitación comiéndomelo con los ojos y follándolo con la mente.

-Pensé que ya te habías marchado-dice

No puedo captar si lo expresa con indiferencia, o no.

-Ella se quedará por tiempo indefinido ¿cierto Jane?

Giro la cabeza como la niña de "El exorcista"

-¿Qué?

Mario Schoeder multimillonario, hijo de una de las familias más antiguas de Boston, me mira suplicante esperando una respuesta afirmativa.

<<El señor no puede pasar por emociones fuertes, su corazón aún está débil.>>

Recuerdo las palabras de mi madre y no tengo más remedio que asentir. Desde luego que esto no estaba en mis planes.

-Claro- le doy una sonrisa de boca cerrada.

Mi cerebro solo proyecta una palabra ¡Huye! Huuuuuyeee...

Camino en dirección a la salida temiendo pasar junto a Nikolay.

<<¿Cómo le vas a temer? Él fue tu novio por años, tu primer y único amor.>>

Voy a paso firme, en cuanto atravieso los metros que quedan para llegar a la puerta, la mano de mi ex toma mi hombro frenándome el paso.

Muy en mi interior esperaba que reaccionara de alguna forma.

Subo vista a sus ojos y cuando nuestras miradas se encuentran trago saliva. Mi cabeza apenas llega a su barbilla y aún mantengo mis tacones puestos.

Desvía la mirada hacia donde está su mano. Abre la boca, pero nada sale de ella. Entonces el agarre que ejerce en mi hombro se va tan de repente como llegó.

Continúo inundandome en el mar azul de sus ojos, él mira los míos y sé lo mucho que expresan, perdón, arrepentimiento, deseo.

Sin embargo, yo nunca he sido buena en el arte de leer a las personas y todo lo que puedo ver son sus ojos fríos, esos que parecen tener una capa de hielo a su alrededor, que se hace difuminar con el color de los mismos. Me pierdo en ellos como hace años lo hacía, los miro y capto en mi memoria una instantánea de ellos. Los observo hasta que alguien se aclara la garganta interrumpiendo el momento.

Quiero SeducirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora