Capítulo ocho

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Jane

-No vuelvas a hacer algo así.

Es lo primero que dice luego de sacar su dedo abruptamente de mi boca.

Debería estar avergonzada, o algo apenada dada la situación, pero no lo estoy, aunque no tengo clara certeza de lo que siento en este momento. No obstante puedo asegurar con los ojos cerrados y el cuerpo drogado que me gustó esa plácida sensación.

Creo que hasta olvidé la razón por la que discutiamos minutos antes.

-¿Por qué? -le pregunto y muerdo mi labio, al que siento repentinamente vacío.

Veo en sus ojos dos pozos oscuros de azul zafiro que dirigen su mirada a mis labios.

-Por esto-dice y pega su monstruosa erección en mi abdomen. Cierro los ojos y evito gemir.

Su polla está realmente dura y para ser sinceros no me esperaba menos de él, aunque claro que esto no se lo confesaría.

Su boca está a breves centímetros de la mía y solo con impulsar un poco mi cabeza tendré impregnado en mis labios el sabor de los suyos. Mi mirada se pasea alternativamente entre sus ojos y boca.

El querer besarlo me toma por sorpresa, pero no puedo parar y no sé si es una acción llevada a cabo por la lujuria que emana su masculinidad, o un deseo profundamente escondido. Quiero hacerlo, volver a probar su sabor mentolado, experimentar el duelo que llevan a cabo nuestras lenguas, mientras nuestros dientes dejan mordidas dulces a su paso y terminar a los pocos minutos con los labios rojos y adoloridos.

Quiero besarlo y no me avergüenza decirlo, o siquiera pensarlo.

Cuando ve que tengo la clara intención de probar de su cavidad pone distancia entre nuestras cabezas, pero su cuerpo aún cubre el mío. Sus manos me encierran, su mirada atrapa la mía y frena mis pensamientos.

En estos momentos amo no padecer claustrofobia.

-¿Querías saber por qué? -susurra.

Asiento, no puedo decir que no me afecta su presencia, el solo movimiento de sus labios me embriaga de sobremanera.

<<Es solo curiosidad, no sumisión, curiosidad>>

-Porque se me pone dura -jadeo y froto mis muslos intentando que desaparezca el líquido entre mis piernas-. Tan malditamente dura que podría romper algo con ella ahora mismo y tú tienes la culpa.

Esas palabras que desprenden fuego son dichas de manera lenta y sensual, lo expresa mirándome a los ojos como queriendo ver si mis pupilas se dilatan de lujuria.

-¿Por qué?-me veo indagando.

-No estás lista para esta conversación aún.

El solo echo de mirarlo mientras susurra cada vocablo lleno de pasión me excita y no creo que sea lo más adecuado dado que estoy de espaldas a la pared, con un nivel de sumisión extrema, confiando en él y su dominación.

Hasta ahora nunca creí que el hecho de creer ciegamente podría ser tan placentero y estoy segura que en este momento puede hacer lo que quiera, puede pedir lo que desee porque tendrá mi consentimiento y no sé por qué actuo de tal manera.

-No lo estás- me mira con una sonrisa cínica.

Odio que me subestimen y lo sabe. De repente estoy enojada por todo, principalmente por doblegarme.

-Suéltame entonces.

Invade el poco espacio que nos separa, no hay centímetro alguno que su cuerpo no toque del mío.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2021 ⏰

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