STILL WANT YOU [SUGA∞IU] [MYG]

🌙 C H A P T E R T W O 🌙

Yoongi tenía un aspecto desastroso y un humor de los mil demonios esa mañana.

No había dormido en toda la noche por buscar el cuaderno y repasar el recorrido desde el restaurante hasta su casa unas mil veces.

Sólo tenía una explicación lógica. Esa chica se lo había llevado.

De sólo pensarlo se le revolvía el estómago y sentía su sangre hervir.

Los clientes lo miraron extrañados al verlo golpear con fuerza la estantería principal. Ellos no podían entender ni imaginarse la magnitud del problema.

Se aferraba con mucha fuerza a ese cuaderno, y aunque cualquiera dijera que parecía infantil y tonto, para Min Yoongi no se trataba de un cuaderno ordinario.

Era su cuaderno.

En él plasmaba pedazos de su vida y emociones, en esas páginas escribía respecto a sus sueños, miedos y experiencias.

¿Cómo había sido tan estúpido para perderlo?

Si tan sólo supiera donde encontrar a esa mujer, estaría dispuesto a pagar lo que fuera para recuperarlo.

Vendería su casa y la cafetería si era necesario.

Por Dios, se sentía frustrado y abatido.

Intentaba poner su mejor cara para los clientes, a pesar de que lo que realmente deseaba hacer era lanzar lejos el delantal y regresar a su cama.

En ese momento se arrepentía de tener sólo a Joo-hyuk como empleado. Sin él, se le dificultaba encargarse de la cafetería.

Aún así, estaba agradecido por el gran movimiento de la mañana porque al estar atareado tenía menos tiempo para pensar. Y eso era justamente lo que no debía hacer: pensar.

Tendría que disculparse con los directores musicales que esperaban recibir sus letras.
No sería capaz de entregarles las composiciones en el plazo establecido, y lo peor, es que debería empezar desde cero con la producción. Eso llevaría tiempo, y esa semana no podía contarla porque literalmente estaría muy ocupado.

De repente, una idea aterradora cruzó por su cabeza.

Esa mujer iba a leer lo más preciado que tenía como si de un cuento se tratara.

Con la tinta de su pluma había desnudado su alma, y era algo demasiado personal como para que una desconocida fuera a leerlo.

Nadie además de él mismo tenía derecho a leer eso, pero si aquella chica tenía aunque sea una mínima pizca de decencia, le devolvería el cuaderno cuanto antes, porque estaba más que seguro que había anotado en alguna parte su nombre y dirección.

Sería cuestión de suerte que se lo regresara.

No le convencía mucho esa idea, sin embargo, tenía fe en que pudiera ser de ese modo.

—¿Por qué traes esa cara tan temprano, Yoongi?

Aquella voz melodiosa y alegre hizo que el pelinegro alzara la mirada para mirar el semblante curioso del señor Park.

—Estaba pensando en lo desafortunado que soy, señor Park.

Park Hyun-woo siempre traía una sonrisa divertida en su rostro surcado de arrugas, y era uno de los clientes regulares de la cafetería.

Con el correr de los años se convirtió en lo más parecido a un abuelo para Yoongi, quien se permitía reír y ser agradable en su presencia.

Ese anciano se encargaba de reconfortarlo y reprenderlo cuando era necesario. En muchos aspectos, Yoongi lo consideraba como un mentor y modelo a imitar.