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Siento nervios nuevamente, casi como un retortijón.
No, sí es un retortijón, odio haber adquirido eso después de varios intentos. Es, supongo yo, un mecanismo de defensa, para evitar echarme a perder o una mierda así.

Pero aquí vamos de nuevo, a caer en la tentación, a averiguar qué carajo es por lo que tanto sigo preguntando.
La única buena noticia actualmente es que estoy seguro al cien por ciento de que realmente me siento bien, sano, feliz, después de aquel cielo azul que me llenó por completo. Se siente demasiado excitante saber que todo dentro de ti va bien, saber lo que quieres, saber que ahora amas cada cosa.

Claro, obvio, siempre tiene que haber algo. Ya me ha quedado claro.
De entre toda oscuridad que no sabía que tenía ha surgido esa situación, esa extraña pero brutal mezcla de nuevos sentimientos.
Tiempo.
Tiempo ya pasado que me hizo ver lo que hacía falta, un solo sentimiento, una sola mezcla que tanto he anhelado.
Tanto que me ha aniquilado.

Se presentó a mí de madrugada, a la hora maldita, la de las brujas.
Incluso decidí ignorar que fue a esas horas, me hice creer que eran señales de las estrellas. Me hice estar ciego sin razón aparente.
Dije: "¿Por qué no?, ya ha pasado bastante".
Además tenía tiempo que sentía como si nuestras miradas se hubieran cruzado y nos hubiésemos sonreído.

Era nuevo el sentir, no me sentía atemorizado, fuí lo más sincero que he sido, muy confortable eran los halagos además, sonaba como si en verdad el universo lo hubiera escrito para mí.
Risas.
Habían risas que no conocía, había esa mirada que jamás me hizo estremecer, era un nuevo mundo, me estaban enseñando esta vez en serio, mi mente ahora parecía que hubiese estado muerta durante bastantes momentos, parecía que había sido tarde para que me otorgaran estas lindas florecitas.

Ahora veía que nunca es tarde, que es verdad que el amor toca la ventana cuando menos se espera su llegada. Desde las pláticas nocturnas donde escribir un muro entero no era problema porque no existe la palabra aburrimiento comencé a sentirme realmente seguro después de bastante tiempo.
O las veces que estábamos rodeados de gente y parecía que éramos únicos en todo el mundo, la atención que me regalaba me hizo olvidar cuánto me aterraba estar tan solo, me hizo regalarle mi atención igualmente, nada estaba mal, ya no, nada más no más.

Protegido.
Desde el primero ya había olvidado cuánto valor y sentimiento me daba sentirme acogido, con cariño, entre calor que provocan los brazos y el ritmo cardíaco, sentirme protegido con solo estar a lado suyo, cuando me tomaba de sorpresa y me abrazaba desde atrás quedando su barbilla exactamente a la altura de mi cabeza, donde en ocasiones estornudaba o mencionaba que mi cabello se metió a su nariz.
Aún a pesar de esos pequeños detalles siempre me hizo creer que por más incómoda que sea una situación esa persona tan mágicamente espectral para ti llegará a revolucionar todo lo que creías incorrecto o malvado, incluso si todo lo que creías malo yacia en ti.

Y no niego que hubieron veces en las que un dolor ligero de estómago movió mis entrañas como si hubiesen desgarrado con una simple navaja. Pero él, de entre sus brazos, parecía sanar.
Esas veces eran culpa mía. Que creí que de haber escrito muros ya no había tiempo suficiente de escribir más. Pero sí lo había, pero me seguía diciendo que se necesitaba de más tiempo.
O aquellas veces en que pareció que hice algo mal y no quería hablarme hasta después.
O de lo último, que ya no era un retortijón, más bien, era mi intuición.

Confiado de mis ya perdidos temores ignoré nuevamente el protegerme de toda la mierda posiblemente alrededor mío.
Porque en sí, ni si quiera fuimos a lo serio.
Y cada que preguntaban, cada que ambos tomamos un silencio crudo y profundo. Pero en mi defensa era porque yo, ingenuo, quería escuchar su respuesta.

Es que culpa mía no es, que de mí quedé ciego por todas esas buenas cosas, que de él mentiroso a lo que quería o jamás quiso.
Si todo iba tan bien, ¿Por qué el decidió de la nada borrarlo? carecía ya de razón, de mis costillas que apretaba ahora hasta mis pulmones, me quitó la seguridad, deshonró mi felicidad. Y como si hubiese sido nada, en canciones que jamás (o quizá alguna que otra vez fue así, pues uno siempre cree que las canciones que no funcionaron fueron porque jamás lo merecieron, se vuelven a usar en alguien nuevo como si de un círculo vicioso se tratase) dediqué, apasigüe mi modo de decirle que era seguro para mí caer, que de todas sus acciones tuvieron de consecuencia mi gran estúpida ilusión.

Que de sus besos, sus pocas caricias y lo que él tomó me ocultó lo que actualmente pasaba. Porque creo que ni él sabe lo que ahora pasa.
Incluso le dije, incluso me dijo: "si me quieres sin lastimarme, serás en serio el primero en hacerlo".
Que de mis palabras, las canciones dedicadas, los temores renovados, siento poco a poco su ausencia, sigo haciendo caso omiso, no quiero mirarlo todavía.

Hasta que cae el destello, la tormenta, ahí en mis raíces, ahí quebrando todo.
Una plática nada agradable, donde por casualidad se da cuenta que no vamos bien, que algo anda mal con él, donde ni si quiera se disculpa por explicar nada de lo que me gustaría escuchar.

Ahora parece que está cansado, que no es ni la mitad de lo que fue al inicio.
Y se limita a decir: "...pero es que ya tiene tiempo que no tengo acercamientos" haciendo énfasis en que necesita follarme "de urgencia".

Escondo las lágrimas, que son causadas por furia y dolor, pues de primera estancia, y que seguro es lo que más me duele hasta ahora, él prometió y juro que jamás me haría algo como eso. Ser lindo para llegar a tener sexo.
No respondo en absoluto, giro y le doy la espalda, y ésta vez, pero sin la fortuna que me gustaría, soy yo quien se aleja.

Mientras voy sin rumbo, a manera de sombras que crean los árboles; me narran con las canciones que le dediqué cómo una vez más dichas canciones fueron mal gastadas y malditas. Cómo me han robado toda la ilusión, y me llenaron totalmente de desilusión, de inseguridad, de absoluta tristeza y de un nuevo gran hueco negro.

La cruel creencia de que por más canciones que dedique, menos será esa persona para mí.
Ahora creo que no hay nadie como yo. Y que no habrá nadie para mí.

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4.- 1000 canciones

Verso 1:

El oro con que visto, y los diamantes en mis ojos, amo todo lo que digo, y creo en mí en quién soy ahora.
Cada pieza, hecha por algún motivo, hechas por la luna.
Son echadas a perder.

Pre - coro:

Y pierdo, mis palabras y sonrisas, el vacío, yo, y nadie, nadie más.
Y mi universo sé que soy, pero ningún mundo hay en mí.

Coro:

Aún pasan los días, aún pasan las horas, sigo siendo un chico triste.
Esta mierda me supera, es para tontos como yo.
¿En serio existe el amor para gente como yo?

Verso 2:

Las miradas que he tenido, los roces más cercanos, cada caída, ninguna me alcanza, ninguna fue para mí.
Mis motivos, desconocidos, mis emociones, descontroladas, y mi corazón, mil veces se ha perdido.

Pre - coro:

Y pierdo, mis palabras y sonrisas, el vacío, yo, y nadie, nadie más.
Y mi universo sé que soy, pero ningún mundo hay en mí.

Coro:

Aún pasan los días, aún pasan las horas, sigo siendo un chico triste.
Esta mierda me supera, es para tontos como yo.
¿En serio existe el amor para gente como yo?

Bridge:

Porque hay mil canciones que quiero compartir, pero cada que descubro, algo malo ha de pasar.
Algunas quería pedir, solo que no fuí merecedor.
Cada tiempo y cada vez, buscaba la canción.
Ahora todo extraño, ¿pero quién me extraña en mis peores días?

Coro:

Aún pasan los días, aún pasan las horas, sigo siendo un chico triste.
Esta mierda me supera, es para tontos como yo.
¿En serio existe el amor para gente como yo?

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