Fui a Gran Bretaña

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Por fin llego el día de ir a Gran Bretaña y volver a ver a Daniel; no sé cómo explicarles la emoción que sentía en ese monumento, sentía que me moría.

Hasta que recordé a Benedikt, Benedikt no me gustaba, solo fue un tiempo que senti algo por él y fue cuando tenía 12 años pero lo superé cuando fui a Italia y conocí a Daniel, según yo lo superé.

La verdad no me gustaría que me dijera que fuera su novia; no me gustaría romperle el corazón diciéndole que tengo novio, acuérdense que él cree que Daniel es mi primo.

Deje de pensar todo eso hasta que Daniel me marcó por videollamada.

—Hola nena— me sonrió.

—Hola amor— le regreso la sonrisa.

—Que haciendo mi nena hermosa.

—Empaco maletas, para en un rato ya ir al aeropuerto.

—Ya vas a ir nena.

—En un rato voy para allá cariño.

—Que bueno nena.

-¿Y tú qué haces amor?.

—Nena igual que tú, ya en un rato voy al taxi con mis papás para irnos al aeropuerto.

—Entonces se podría decir que estamos haciendo lo mismo.

—Si nena.

—Ya te quiero ver amor.

—Y yo a ti nena... y de paso repetimos—hizo sonrisa pervertida.

—Jajaja siii a lo mejor y si—me puse nerviosa.

—Jajajaja nena te puse nerviosa— su voz sonaba tan... que me puse muy nerviosa.

—Siii, haces que me ponga nerviosa.

—Si te pongo así de nerviosa estando en llamada, no quiero imaginar cómo te pondrías si te viera.

—Jajaaj, me pondría nerviosa pero al mil, que ni yo misma se que nervios tendría.

—Bueno nena te dejo porque ya tengo que ir.

—Ok amor que te valla bien.

—Gracias nena igual para ti.

Terminamos la llamada y al terminar me aventé a la cama de la felicidad que sentía de ver a Daniel y en eso entra mis padres.

—Hola hija ya terminaste de empacar.

—Aaa... ya mamá esa maleta ya está lista.

—Entinces la llevó abajo para meterla al auto.

—Si papá... no espera me acabo de acordar que tengo que echar unas cosas  personales.

—Bueno hija tú mamá y yo te dejamos seguir, si ya acabas de empacar me llamas para que te ayude a bajarla.

—Ok papi.

Termine de guardar unas cosas mías, una de esas fueron unos preservativos. La verdad sentí raro guardarlos.

—Papá puedes subir a mi cuarto— grite desde mi habitación.

Sube papá las escaleras.

—¿Ya está tu maleta pequeña Naty?.

—Ya papá solo ayúdame a bajarla.

—Ok vete abajo y súbete al auto que ya nos vamos.

Baje las escaleras, me recargue del barandal y recordé que en ese lugar había aventado a Lena, la verdad me sentía cada vez mal por lo que le hice.

Tu perfecta mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora