Sí, Horacio se viste con ropas a veces llamativas y otras no, podría parecer que emana confianza sobre sí mismo pero a quien vamos a engañar.
Desde su regreso a Los Santos la vida de Horacio no fue fácil, el ganar tanto peso logro que le nacieran estrías en su abdomen bajo y en medio de los muslos; esto hizo que él comenzara a odiarse ver en el espejo. Cuando al fin pudo bajar todo lo que subió gracias al anillo gástrico, una alimentación saludable y horas en el gimnasio, Horacio volvió a vestirse con outfits llamativos, lujosos y otras veces simples.
Le llevo mucho tiempo volver a tener un poco de confianza sobre su cuerpo pero toda esa seguridad y confianza se desmorono cuando, después de mucho tiempo, Volkov volvió a la ciudad.
Al escuchar que este no tenia donde quedarse sin pensarlo le ofreció lugar en su casa pero no pensó mucho las cosas que podrían pasar si se mudara con el, lo cual nos lleva a donde estamos ahora.
Horacio se encontraba en slip frente al espejo de cuerpo completo que tiene en su habitación, la cual tenia la puerta entre abierta. ¿Qué hacia en ropa interior frente a un espejo? Miraba cada estría en su cuerpo. Tenia diversas cicatrices a lo largo de todo su cuerpo pero estas nunca le molestaron, no como lo hacían esas horribles estrías causadas por su anterior gordura.
Como cada vez que se miraba desnudo frente al espejo, Horacio se comía la cabeza con pensamientos sobre que ahora era horrible y que ya nadie lo iba a querer por tener esas horribles marcas, ya que desde que subió de peso todos lo rechazaban por estar gordo y no en forma.
- ¿Horacio? - Pregunta Volkov viendo algo extrañado lo que hacía el chico de crestas.
- ¡Volkov! ¿Q-q-qué? - No pudo seguir hablando, agarró lo más rápido que pudo la manta que estaba sobre su cama para tapar su horrible cuerpo y que el ruso no pudiera seguir viéndolo semi desnudo.
- Horacio, ¿qué sucede? ¿Estás bien? - Volkov intenta acercarse preocupado al chico al observar como tapa su cuerpo con esa manta mientras su cuerpo tiembla y lágrimas caen de sus ojos.
- N-no te acer-aceques - se da media vuelta mientras se cubre la cara como pude para que así no pudiera notar lo patético que se veía en ese estado.- N-no me, no me mires.
Horacio da un pequeño saltito al sentir como unos brazos lo rodean por la cintura y siente que el mayor de los dos apoya su mentón en su hombro izquierdo. Cuando siente un beso en ese mismo hombro descubre sus ojos para encontrarse con los del ruso desde el espejo, quien le dedicó una sonrisa chiquita y tierna de labios cerrados.
El de crestas se encontraba con la nariz y mejillas rojas de haber estado llorando y para Volkov esa imagen era como un cuadro hermoso, le pareció muy tierno.
- ¿Por qué lloras y te cubres? - pregunta el ruso en un susurro, pues no había necesidad de hablar fuerte ya que se encuentran a corta distancia y se escuchan perfectamente.
- No quiero que veas mi cuerpo.
- ¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo? - pregunta mientras lo mira por el espejo con esos ojos que parecen dos mares.
- Ppo-porque es asqueroso - sus ojos a punto de soltar más lágrimas.
Volkov al escuchar eso lleva sus manos a las de Horacio y, con un poco de fuerza, separa la manda de sus manos y la suelta, cayendo ésta al suelo. Acto seguido el de crestas cierra con fuerza sus ojos para evitar ver la cara de asco que pueda llegar a poner el mayor.
Pero lo que pasó lo dejó estático e hizo que abriera los ojos. Lo que vio no fue una cara de asco sino un leve sonrojo las mejillas del ruso mientras este le deja besitos por su hombro mientras con sus manos, aún alrededor de la cintura del de cresta, acaricia con cariño el abdomen del chico.