11. No me dispares

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      —Ahh no, no, alejate, AHH AHH, NO.

      —SI, PU*TA, TOMÁ, TOMÁ ¿Querés más fuerte?

      ¿Qué estamos haciendo? Bueno… aclaro, que no es nada per*vertido. Estamos sentados en la alfombra del living, mientras jugamos Mortal Kom*bat.

      Generalmente disfrutamos bastante de jugar videojuegos juntos, pero yo no soy muy buena en este y Tomás tiene cero piedad conmigo… Mi esposo está sediento de sangre y festeja y baila cada vez que me gana…

      —Si, tomá.

      —¡No! ¡Dejá de patear mi cuerpo! ¡Ya estoy en el piso! —Le grité.

      —Los campeones no paran hasta terminar el trabajo.

      —¡No, no me dispares! —Solo bastó un segundo más y mi marido me mató de vuelta…

      Se levantó del piso y se puso a bailar, hasta levantarme y hacerme bailar con él…

      —Te concedo esta pieza con el campeón, Ele. —Me dijo y se puso a moverme para que bailemos vals…

      —Sos muy violento conmigo… No voy a jugar nunca más con vos…

      —Si yo soy el esposo más dulce que pudieras haber conseguido. No hay nadie mejor, Ele.

      —Si fueras dulce me dejarías ganar.

      Se rió, mientras seguíamos bailando y negó con la cabeza.

      —Si te dejo ganar no vas aprender nunca. ¿Jugamos otro?

      —Un juego distinto. —Pedí.

      —¿El de zombies?

      —Noo, ese me da miedo. Ya lo sabés.

      —Yo te cuido. Nadie además de mi puede comerse a mi esposa.

      —No, aterradores no.

      —Que aguafiestas que sos. El que te gusta a vos es aburrido, no voy a jugar un juego de granja.

      —Que malo, a mi gusta. Además podés ordeñar a las vaquitas.

      —Con más razón. Ahora tenés prohibido ese juego, yo soy el único al que podés ordeñar ¿Dónde está? Lo voy a romper. —Dijo, saliendo de mis brazos y yendo a buscarlo.

      Se puso a revisar nuestra caja de juegos y yo fui ahí también.

      —Noooo, es mío. —Le dije y lo agarré cuando lo encontré, para que no lo rompa.

      —No podés jugar un juego tan obsceno, Ele, yo te protejo. —Dijo y me lo sacó de las manos.

      —No, no, está bien, juego al de los zombies, no lo rompas.

      —Bien. —Afirmó sonriente… Ya le voy a romper el de zombies… Se lo voy a rayar todo, con la llave, mientras duerme.

      Lo puso y me sentó entre sus piernas, para jugar, pero con el primer zombie y el ruido que hacia cuando se acercaba corriendo hacia mi, me asusté y me refugié en el pecho de Tomás. Solté mi joystick y me quedé ahí, mientras él jugaba y se escuchaban los gritos de los zombies y los disparos. Ay que horror… Ese sonido va a darme pesadillas, a la noche.

      Sentí uno de sus besos en mi cabeza y después otro más.

      —Yo protejo a mi brujita hermosa. —Afirmó y lo golpee. Él solo me quiere asustada y sumisa, para tenerme en sus brazos, mientras juega su juego favorito.

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Quiero el P#TO divorcio✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora