Hoy estaba algo nerviosa, más que nada con miedo y no sabía que hacer… La cosa es así, ayer Tomás fue ultra bueno conmigo… Lo hicimos en la posición que me gusta a mí, sin necesidad de pedírselo, aunque él la odia… Fue suave y cuando terminamos vino conmigo a la bañadera a relajarnos juntos… Y todo parece perfecto… y ese es el problema… Ahora tengo miedo de haberme olvidado de nuestro aniversario o algo…
Me pasé revisando nuestras redes sociales y me di cuenta que el año pasado no pusimos nada de nuestro aniversario ¿Qué hago? Seguí yendo para atrás, para encontrar algo y nada…
Mier*da.
Tomás vino a la cocina, completamente desnudo y me dio un beso en el cachete de buenos días. Yo puse las tostadas francesas a la plancha, que estaba haciendo y sé que él adora… con la esperanza de que suavice el hecho de olvidarme algo importante.
—¿Qué pasa que estás tan callada? —Preguntó, mientras se servía café en su taza.
—Ehh, nada ¿Dormiste bien?
—Si, algo, entre las patadas que me diste, mientras dormías y los golpes que te tuve que dar para que pares, dormí un poco.
—¿Ah si?
—Si, si te encontrás moretones, es por los fajes que te comiste.
Si, claro. Les presento las mentiras de Tomás que ni siquiera puede matar una mosca. Y creerán que soy dramática, pero es verdad que no mata ni a una mosca. Cuando ve una volando en la casa, la atrapa y la lleva al patio… Si, la “atrapa”… Nadie sabe cómo hace… Su madre y yo nos lo preguntamos hace años… Es como su único superpoder… Atrapar moscas, sin lastimarlas.
—¿Te volvés Cristian Grey por las noches? —Le pregunté, dando vuelta las tostadas.
—Ya quisieras, pu*ta barata, yo me vuelvo Batman, ataco villanos.
Me reí y lo golpeé con un trapo.
—¿Ahora soy una villana?
—Siempre lo fuiste ¿Por qué pensabas que me casé con vos? Era para tenerte vigilada.
Que ocurrencias que tiene… y yo que creí que se casó conmigo porque me amaba… Que tonta…
—Siéntese a la mesa, señor Bruce Wayne, o voy a matarlo.
Le puse las tostadas enfrente y le pasé la miel. Me senté a mirarlo comer y después de tragar el primer bocado él también me miró.
—¿Por qué no comes? ¿Te sentís mal? —Preguntó, con la comida todavía en la boca, dejándose de juegos.
—Ya desayuné. Comé tranquilo.
Asintió y siguió comiendo, entonces me levanté a lavar las cosas para no molestarlo.
—Seguís más callada de lo normal. —Comentó y me di vuelta, para ver que me estaba mirando.
—… Eh, no pasa nada. —Intenté ocultarlo.
—¿Y por qué no decís nada? Ya en este momento me estarías gruñendo de que ando sentado desnudo en tu silla favorito.
Si es mi favorita… Tenemos una mesa de madera con tres sillas blancas y una distinta con frutillas rojas, porque cambió a una que se nos rompió… Y AMO esa silla… y no me gusta que se siente desnudo arriba de las cosas… pero me estoy mordiendo la lengua para no decir nada.
—¿Soy un animal que gruño? —Pregunté para cambiar de tema.
—Me parece que eso es una pregunta trampa, así que no voy a contentar…—Dijo metiéndose media tostada en la boca, para no hablar más.
—¿”Pregunta trampa”?
—Si, de esas cuando las esposas saben que los tipos las engañan y se lo preguntan, pero sin importar la respuesta ellos saben que están perdidos. —Contestó sin tragar.
Me reí y terminé de lavar.
Seguí escuchándolo comer y se levantó unos segundos después a moverme para poder lavar su plato, con sus cosas.
—Sin juegos ¿Qué te pasa? —Preguntó más serio, mientras me miraba fijo, secar las cosas.
—… Es que ayer… me olvidé y no sé, perdón…
—No te entiendo, Ele, ¿Qué pasó ayer?
… ¿Esto es pregunta trampa?
—¿Qué pasó ayer? —Repregunté.
—No repitas mi pregunta…
—Está biennn, perdón, me olvidé de que día era ayer…
—¿Viernes? —Preguntó confundido.
—No, de que día especial…
—¿Qué día especial era?
—¡No sé!… Vos decime.
—Yo que sé, Ele, no tengo ni idea de qué mier*da me hablas.
¿Qué?
—¿No era un aniversario o algo? —Pregunté confundida.
—Ele… Nuestro aniversario es en diciembre… Estamos en junio…
—¿Y por qué fuiste tan bueno ayer?
Se rió de mí.
—No era ningún día especial… Ay madre mía… Estás muy loca, Ele… —Me agarró la cabeza para darme un beso en la sien y me miró. —¿Es qué acaso no puedo ser romántico porque sí?
—Me confundís… Ay dios, soltame entonces, sucio, mugroso de mier*da, no te vuelvas a sentar sin calzoncillo en mi silla nunca más. Iajjjj ahora la tengo que limpiar… —Le dije de malas, corriéndolo de mí, para agarrar un trapo con detergente.
—Te tenía que haber dicho que fue nuestro aniversario… Ya volvió la bruja…
—Salí, anda a vestirte, cochino, que no hace calor.
—Que venenosa, ni mi mamá es tan mala.
—Tu mamá ni te banca, se alegró de que te mudes conmigo, me dijo que sentía tus pedos desde la habitación de al lado.
—Es porque no sintió los tuyos… Peores que cuando hervís broccoli.
—Tomás Antonio Benítez, espero que te retractes o te voy a hacer dormir en el sillón.
—Elena, pu*ta fácil, Benítez, me haces dormir en el sillón y me vuelvo a sentar desnudo en tu silla favorita yyyyyy te pido el divorcio yyyy un rapidito porque ya me pusiste cachondo. —Dijo acercándose a atacarme con cosquillas.
Me quedé riéndome, mientras intentaba sacármelo de encima y él no solo me cosquilleaba, sino que me mordía el cuello.
—Nooo, soltame. —Dije ya sintiendo mis ojos llorosos de tanto reírme.
Siguió un poco más y me soltó.
—Un punto para el campeón, cero para la bruja del norte. —Dijo sonriente y se fue de lo más bien a la habitación…
Este hombre va a acabar con mi paciencia…
__________
Gracias por leer, si les gustó no se olviden de votar❤
ESTÁS LEYENDO
Quiero el P#TO divorcio✔
HumorUna historia sobre una pareja de polos opuestos, en su segundo año de casados. Elena tiene veintiocho y Tomás tiene veintisiete, recién cumplidos. Elena es su mejor intento de ama de casa, aunque cocina pésimo y no limpia, prefiere pagarle a una muc...