7. Papá

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      Hoy Tomás me dijo que me iba a enseñar a manejar, así que yo me emocioné y le quité las llaves del auto, para ir rápido antes de que se arrepienta.

      Abrí el auto, me metí en el asiento del conductor y le abrí la puerta del otro lado.

      —No, no, señora, se sienta en el asiento del acompañante y yo saco el auto de la casa.

      —Pero es ir rectooo. —Reproché.

      —Lo quiero mover al estacionamiento del hipermercado, no vas a manejar en la calle.

      Me corrió al otro asiento y se sentó en mi lugar…

      Cerramos las puertas y sacó el auto, para ir las dos cuadras hasta el hipermercado. Ahí se bajó y cambiamos lugares otra vez.

      —Bien, ahora, lo primero que tenés que saber es los pedales que tenemos abajo. Son tres…

      Estuvo así dos horas explicando, así que lo paré.

      —Ya entendí, dejame practicar.

      —No entendiste nada, Ele, no terminé de explicar todavía.

      —Seguro es mas fácil entender si empiezo.

      Negó con la cabeza, varias veces, pero yo estaba emocionada así que comencé igual. El problema es que era mas difícil de lo que esperaba y el auto se trababa cada medio metro. Pero eso no es todo, lo peor era mi esposo con el cinturón de seguridad puesto y agarrándose de una cosa que ni se cómo se llama, pero sirve para sostenerse.

      —Ele, soltá el embriague más despacio, no lo hagas de golpe.

      Intenté y ya se hizo el que lloraba.

      —Papá —dijo dramáticamente mientras miraba para arriba… —, si me estás viendo desde el cielo, hoy voy a ir con vos, mi esposa va a matarme.

      —Basta. Ayudame, no te burles de mí.

      —Papá, me pide ayuda, pero no me escucha, quiere distraerme para matarme más rápido.

      —BASTA. —Me quejé y lo golpeé en el brazo.

      —Te amo, Ele, quiero decirlo antes de morir.

      —Voy a bajarme de acá a buscar un abogado para pedirte el divorcio, si no paras. —Amenacé.

      —¿Divorcio o muerte? Me la dejas un poco difícil…

      —BASTA… —Dije haciéndome la que lloraba. —Sos malo instructor y esto es difícil… No es como en las películas…

      —Mejor te hago ver un curso por YouTube antes de empezar… Tenés cero coordinación y todavía no sabes para donde está la derecha.

      —AHORA SI SÉ.

      —Decime en este instante sin mirarte las manos.

      —En la vida real puedo mirar mis manos… —Reproché, porque para darme cuenta cual es cual, me fijo con cual mano es la escribo.

      Negó un poco con la cabeza, quitó la mano de la agarradera de arriba de la puerta, se removió el cinturón de seguridad y apagó el motor.

      —No te preocupes, te amo igual, aunque no sabes manejar. —Dijo y me agarró para besarme en los labios. —Pero hasta que no te hagas un curso online no volvés a tocar mi auto, porque me vas a quemar el motor... Vamos a hacer las compras, ya que estamos acá, bajá. —Dijo y sacó las llaves, para salir.

      —Tu auto es pésimo, voy a conseguirme un sugar daddy que me compre uno todo automático. —Afirmé mientras salía.

      —Bueno, ya que estás, conseguime una sugar mommy que me compre uno a mi también. Que sean bien, bien viejos, así se mueren pronto y nos quedamos con la herencia. —Respondió y pasó su brazo por mi hombro, para agarrarme. —Imaginanos… Ahí en nuestra mansión tomando cerveza bien fría en el balcón…

      —Con los hijos de nuestros sugars buscando venganza… —Seguí yo.

      —Y terminamos como el señor y la señora Smith… Un matrimonio feliz y se*xo todos los días… Ummm

      —Paso, mejor solo un día a la semana, pero tres horas seguidas.

      —Paso, máximo tres minutos, tomalo o dejalo.

      —¿Dos horas? —Intenté negociar.

      —Vamos a gastar nuestra fortuna en viagra si querés eso.

      Nos reímos y yo pasé mi brazo por su cintura ¿Las otras personas también tienen matrimonios raros como el nuestro?

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Quiero el P#TO divorcio✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora