Robbie Evans
Tal vez los dos éramos muy jóvenes o muy inocentes para siquiera imaginar las cosas que sucederían luego de ese tarde.
Después de todo, sólo éramos dos niños.
FLASHBACK:
Recuerdo haber estado sentado en mi pupitre terminando de colorear uno de mis tantos dibujos que hacía en mis ratos libres, pero más que nada, era una distracción para que los minutos pasaran más deprisa y que la campana que anunciaba el inicio de las vacaciones sonara de una vez.
El tercer grado había terminado y las vacaciones estaban por comenzar, logré aprobar todas las asignaturas sin mucha dificultad evitando tener que asistir a la escuela de verano. Lo que tenía por delante sólo eran días y días de no hacer nada.
El día estaba hermoso, el cielo celeste decorado de nubes blancas tan esponjosas como un algodones de azúcar. Era perfecto ya que mi madre había prometido que cuando llegara de trabajar iríamos al parque a comer todo el helado que quisiera. Y con un día como éste no tendría excusa alguna para evitar llevarme, sumado que esa noche haría mi comida favorita; doble hamburguesa con queso rodeada de papas fritas.
—Robbie, haré una fiesta por mi cumpleaños hoy en la tarde... bueno... el mío y el de mí hermana ¿Quieres ir?— recuerdo a Lola aparecer frente a mí con su invitación verbal robándose mí atención de lo que estaba haciendo.
—Oh.. si, iré... supongo— respondí sin mucha seguridad, no es que no quisiera ir ni nada que se parezca, para ya tenía planes para todo ese día, y lamentablemente Lola no entraba en ellos.
—Bien, a las cinco— agregó sonriente y se marchó, ahora la invitación le tocaba a mí compañero de adelante.
Sonreí cuando levanté la vista al reloj y noté que sólo faltaba un minuto para poder irme. Con velocidad guardé todo dentro de mi mochila a la espera de que la campana suene y poder irme a casa, mis compañeros lo hicieron a la par unos con más emoción que otros, ya que la mayoría tenía planes para exprimir cada minuto de nuestras vacaciones.
—Bien, la clase finalizó. Disfruten sus vacaciones— habló la maestra Verónica poniéndose de pie sonriendo de oreja a oreja, saludándolos agitando su mano en el aire a medida que íbamos saliendo del salón.
Recuerdo un gran bullicio y griterío digno de escuela primaria, la alegría de algunos y las penas de otros porque debían seguir asistiendo se veía por todo el pasillo, y ahora que lo pienso, la alegría de los maestros por descansar de la mayoría de nosotros.
—Espera, no camines tan rápido— me doy la vuelta cuando reconozco la voz de Jeanne y sus rápidos pasos viniendo hacía mí, esquivando entre empujones a todos los demás chicos.
Al día de hoy recuerdo la forma en la que Jeanne y yo nos conocimos, y es una mezcla de risa, nostalgia y dolor.
Recuerdo haber pedido al maestro de Gimnasia poder ir al baño, ese día estaba más sediento de lo común y creo haber tomado casi un litro de agua sin darme cuenta. Cuando salí de hacer mis necesidades oigo una discusión infantil digno de dos niños de nuestra edad en esos tiempos, y al doblar siento el impacto de un golpe en mi ojo derecho que me tiró de bruces al piso, apreté con fuerza intentando calmar el dolor mientras oía la voz de una niña pidiéndome perdón y maldiciendo a un tercero con insultos infantiles diciéndole que no se ría, que luego seguía el.
ESTÁS LEYENDO
I'm Fine.
Teen Fiction"El amor es tonto, hiriente y sobrevalorado." ⚠️Todos los derechos reservados, prohibida su copia y/o adaptación.