Robbie Evans
Debo disculparme.
Es lo único que pensé una vez me alejé al menos tres cuadras de Jeanne. La culpa me carcomía la cabeza y parecía un gran libro pesado agregado a mi mochila. Con la diferencia que no podía librarme de el devolviéndolo a la biblioteca, sino yendo directo a la castaña a confesar mi arrepentimiento.
Mis piernas tiemblan de sólo pensar en la cara de muy muy muuuuuy pocos amigos que Jeanne debe tener ahora mismo. Aún cuando su semblante serio es parte de su día a día, ahora su mal humor juega una papel importante.
Podría pedir su perdón al estilo Deadpool; reproducir In Your Eyes en mi celular mientras le digo “Cometí errores, en serio quiero remediarlos. Tú confiaste en mí, tomé esa confianza y la transformé en una boca ya usada de una muñeca inflable”.
Pero no lo apreciaría o me mandaría a la mierda de maneras muy humillantes e hirientes hacia mi persona.
Y siendo sincero, lo merezco.
Culpé a Jeanne de algo que no puede controlar y dejé que mi orgullo herido hablara al saber que Zack prefirió ir a correr detrás de ella en lugar de quedarse conmigo.
De cierto modo se me hace difícil enojarme con él, tal vez porque me veo reflejado en sus intentos por buscar la atención de Jeanne. Yo tengo la atención de Zack, en público y en la intimidad, pero aún así no me es suficiente.
En la entrada a la escuela miro en todas las direcciones buscando a la castaña o algún indicio de ella, pero nada, cientos de chicas yendo de aquí para allá pero ninguna de ellas es Jeanne. Ni tampoco hay a quién pueda preguntarle sobre algún paradero o si estuvo ahí con anterioridad, ella no tiene amigos además de mí y al día de hoy no parece con intenciones de cambiar eso.
Los pasillos son largos y la gente es demasiada, los uniformes todos iguales salvo por los que portan chaquetas del equipo de la escuela. Grupos de compañeros hablando, gente en sus casilleros sacando y guardando cosas, otros entrando a su salón de clases. Pero ninguna señal de Jeanne.
No pienso perder el tiempo en enviarle mensajes o llamarla, sé de sobra que no tendré respuesta de ninguna de las dos formas.
La mejor opción es no buscarla y dejar que las cosas se enfríen para poder conversar sin insultos de por medio, pero conociéndome, sé que no podré dormir tranquilo sabiendo que ella está enojada conmigo. Porque a pesar de ser ella quién me quite el corazón de Zack de las manos, es la mejor amiga que jamás pude tener.
Entrecerre los ojos al divisar una figura que podía ser la que estaba buscando, centrándome en el tatuaje que tenía en la parte trasera de su brazo.
—¡Mierda, si es ella!— expresé por lo bajo al notar que el tatuaje era una Lisa Simpson encerrada en un marco ovalado. Reconocería a la portadora de ese tatuaje donde fuera ya que estuve con ella en el momento en que lo grabó en su piel.
Me encaminé en dirección a Jeanne esquivando algunos chicos que estaban delante de mí, ella camina bastante rápido y los chicos que iban dejando atrás no perdían tiempo de voltear a mirarle el trasero. Adolescentes hormonales, no le temen ni a la muerte con tal de ojear un buen trasero al pasar.
La campana sonó y el pasillo comenzó a despejarse ya que la mayoría se empezó a dirigir a sus salones, yo debería estar haciendo lo mismo pero antes tenía una cosa por hacer. Algo que me estará dando vueltas en la cabeza el resto del día.
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I'm Fine.
Teen Fiction"El amor es tonto, hiriente y sobrevalorado." ⚠️Todos los derechos reservados, prohibida su copia y/o adaptación.