Robbie Evans
Mientras el comedor se inundaba del delicioso aroma de los spaghetti con carne molida que mamá estaba por servir, contribuí con mi parte poniendo en la mesa lo necesario para saborear el exquisito platillo.
Un plato, vaso y cubiertos en la punta de la mesa, lo mismo pero a un lado, la Sprite por excelencia para acompañar. Todo apoyado sobre un mantel cuadrillé blanco y azul. La tele de fondo en el canal de noticias informando sobre una robo en algún estado o una crisis en la otra punta del mundo. Tomé el control y cambié de canal a donde estaban pasando Independence Day, una película que a mí mamá y a mí nos encanta demasiado.
—Bien, ya está listo— mamá apareció en el comedor sosteniendo la fuente de fideos y dejándola sobre la mesa. Tomó mi plato y prosiguió a servir una buena cantidad, luego siguió con el suyo.
Hice lo mismo con la bebida llenando los vasos casi hasta el borde, finalmente los dos tomamos asiento en nuestros respectivos lugares enredando en el tenedor unos cuantos spaghetti para probar el sabor, el “mmm” de ambos con la boca llena denotaba que está exquisito.
—¿Como te fue hoy mamá?— pregunté una vez tragué los fideos y la carne, repitiendo el mismo proceso con los siguientes.
—Bien, algo agotador siendo sincera. Había olvidado por completo que había arreglado cuatro citas para hoy— respondió y le dió un trago a su gaseosa. Y no mentía, la noté más cansada que de costumbre.
—¿Alguna cara conocida?.
—Si, la señora Penélope y Anna fueron el día de hoy. Los otros dos comenzaron con la sesiones hace poco.
—¿La señora Anna aún sigue yendo a sesiones? ¿Cuánto...?
—En dos semanas será un año— interrumpió mirando la pantalla del televisor, dibujando una sonrisa forzada de lado al ver la escena de Will Smith con sus habanos.
—Creo que debe conseguirse amigas— respondí en tono de broma.
—No digas eso Robbie. Me he esforzado mucho para intentar ayudarla a superar su perdida pero parece que nada funciona, se niega completamente a aceptarlo y ya no sé qué más hacer— respondió con tono sumamente serio, dejándome en claro que no se toma ni un poco a chiste el estado de esa mujer. Enredando otro poco de spaghetti en su tenedor y llevándoselo a la boca.
—Bueno... pero no es como que tengas que cargar con esa culpa tú sola. Siempre has tenido un lugar disponible en tu agenda para ella, incluso pienso que se está acostumbrando a que seas la única que la escucha.
—No se trata de si hay un lugar en mi agenda o no, sino de que su subconsciente no la deja seguir adelante con su vida y es algo tan deprimente que llega a romperte el corazón— tomó otro trago— Se culpa día tras día por la muerte de su hijo y en su entorno no se esfuerzan por hacerle creer lo contrario, y tú lo sabes muy bien.
Tenía razón, sabía de sobra algunos testimonios de sus pacientes ya que era un tema recurrente del cuál hablábamos. Preguntar por su día hacía que la conversación se dirija a ese rumbo.
La señora Penélope y su problema de alcholismo por los traumas que le había dejado su padre borracho. Mónica y Sthepen, una pareja el cual su matrimonio está en crisis hace varios años pero aún así se esfuerzan por salvarlo. Martin y sus problemas para ser independiente y no poder alejarse de sus padres. O la señora Anna y su mea culpa por creer que un sólo vaso de vino fue capaz de provocar el choque en donde su hijo murió.
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I'm Fine.
Teen Fiction"El amor es tonto, hiriente y sobrevalorado." ⚠️Todos los derechos reservados, prohibida su copia y/o adaptación.