Robbie Evans.
La alarma, ese espantoso sonido capaz de poner de pelos de punta hasta a la persona más tolerante del mundo.
Despierto con las pocas ganas que tengo de hacerlo, abriendo los ojos para volver a cerrarlos y luego abrirlos definitivamente. Refriego mi rostro mientras suelto un gran bostezo y me replanteo la idea de dormir unas muchas horas más, mandando a la mierda cualquier plan que tenga para este día.
Miro a mi costado y ahí está el, durmiendo de espaldas con cara pegada a la almohada llena de su baba por dormir con la boca abierta, completamente desplomado luego de lo que fue una buena y activa noche. Parece no haber escuchado el molesto sonido del despertador a su lado, la combinación de unos cuantos tragos de alcohol y buen sexo lo dejaron en coma.
Se puede decir que es la imagen que deseo ver todos los días al despertar; ambos compartiendo la misma cama, y porqué no, un poco de sexo mañanero para comenzar bien el día.
A todo esto recuerdo que debería de haber dos cosas importantes en este momento; la primera es mí mamá entrando por esa puerta para cerciorarse de que estoy despierto y de paso avisar que se va a trabajar, y la segunda es yo alistandome para ir a la escuela.
Lo segundo no me preocupa, lo primero me resulta extraño. Tomo asiento sobre el colchón y me estiro lo suficiente para dar inicio a mí día.
—Hey... hey...— sacudo ligeramente a Zack del hombro en un intento fallido por despertarlo.
Segundo intento; agrego un poco más de fuerza y sacudo su cuerpo de un lado a otro, es una imagen muy graciosa para ser sincero.
—¿Mhm?— alcanzó a "pronunciar" el rubio abriendo ligeramente sus ojos para volver a cerrarlos, reacomodando su cabeza en el colchón para seguir durmiendo.
No tengo ningún problema en que se quede a dormir en mi habitación, ya lo ha hecho cientos de veces, el problema es que no sé cuánto le durará su estado de no poder levantar un sólo músculo, y si mi madre llega del trabajo y lo de encuentra completamente desnudo en mi cama deberé de dar millones de explicaciones que sólo me traerán millones de problemas.
Por lo tanto no es opción que se quede aquí, al menos no hoy.
—Zack despierta, debemos ir a la escuela— hablé cerca de él mientras continuaba sacudiendolo de los hombros cada vez más fuerte, estaba perdiendo mucho tiempo en esto.
Con muecas y chistidos de fastidio logré que se despertara, dándose vuelta quedando frente a mí.
—Mierda, mi cabeza— se quejó mientras tomaba su cabeza y la apretaba con fuerza tratando de apasiguar el dolor, soltando un gran bostezo de recién despierto.
—Mi mamá no vino a despertarme, es bueno pero extraño— hablé mientras me tomaba unos cortos segundos para reunir las fuerzas suficientes para abandonar la cama, aún cuando es totalmente lo último que quiero hacer.
Deseo quedarme aquí todo el día, enredar mi brazo a su al rededor y descansar mi cabeza en su pecho, escuchar los latidos de su corazón y de paso mentirme a mí mismo diciendo que late con tanta intensidad por mí. Ambos en silencio, disfrutando de la silenciosa compañía del otro sin emitir palabra alguna que arruine el precioso momento.
—¿Extraño? Pff, no creas que no sabe que estuviste ocupado anoche— respondió de manera calmada refregando sus ojos.
—¿Porqué estás tan seguro?— pregunté curioso.
—Gritas como una perra— respondió de manera directa, recibió un golpe en el brazo de mi parte— ¿Porqué te preocupa tanto? Ya estás en la edad de traer chicos a tu habitación y hacer algo más que encerrarse a hablar sobre esas caricaturas chinas que tanto te gustan. Además ella es psicóloga, su trabajo es entender que tienes necesidades— tomó asiento sobre el colchón pisando el suelo posiblemente buscando su ropa.
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I'm Fine.
Teen Fiction"El amor es tonto, hiriente y sobrevalorado." ⚠️Todos los derechos reservados, prohibida su copia y/o adaptación.