Mentes Confusas (Pronto)

Capítulo 4

Mario

Mientras va pasando el tiempo, más borrosos se vuelven mis recuerdos, excepto uno... Aquella noche, cuyo dolor todavía recuerdo con claridad.

La había perdido... otra ves. Culpo el momento preciso en el que no pude actuar. Ella lo valía todo, ella era mía.

Y al verla aquel día cruzando el pasillo de la escuela me hizo saber lo mucho que la extrañaba, lo mucho que añoraba tenerla entre mis brazos, protegerla, amarla.

Me comporto como un vampiro sediento con solo el rose de su piel. Su efecto en mí es único e incomparable con cualquier otro. Y pensar que en todos estos años eh esperado por ella pasientemente.

Claro pst no tenía opción.

Me encuentro caminando por el frondoso bosque que al parecer tenía un toque tenebroso y oscuro que hacía que las personas se auyentaran al entrar. Es casi media noche y hay luna llena. Sigo caminando con calma por todo el lugar en busca del Río Minset, si mal no recuerdo ese era su nombre y no quedaba muy lejos de la ciudad.

Después de varias horas caminando y buscando, al fin me encuentro con el dichoso lugar.

La sona esta intacta, tal y como la recordaba. A la derecha hay una pequeña cascada, parece como si la naturaleza de este lugar dependiera de ella. El agua está cristalina, se puede ver a simple vista las rocas que hay en su interior.

Me acerco al río lentamente. Con la punta de mi dedo índice toco el agua y para mi sorpresa está tibia, perfecta para nadar un rato.

Sin pensarlo dos veces me quito la camiseta, los zapatos y el pantalón. En pocos segundos me encuentro sumergido en las aguas...

Este es el único lugar de América donde tengo un recuerdo claro de ella. Cierro los ojos acordándome de aquel día.

-¿Donde estamos?- dijo susurrandome al oído.

La tenía sobre mi espalda a horcajadas con un pañuelo vendando sus ojos color café. Era difícil estar en esa posición con vestido a si que le di antes de venir para acá un pantalón y una camisa de las mías. Dios hasta con eso se veía hermosa.

Era una noche estrellada, y la luna brillaba como nunca en el firmamento. Al llegar a nuestro destino la bajé con cuidado de mi espalda y le cogí la mano con delicadeza dirigiendola hacia el borde del río.

Lentamente le fui quitando la venda del rostro y cuando estaba completamente sin ella su expresión de desconcierto cambió rapidamente por una de sorpresa y alegría.

La tomé por la sintura y le susurre al oído- ¿Te gusta?

Ella asintió con la cabeza, aún no articulaba ni una sola palabra. Se giró hacia mí y me dió esa mirada de dulzura que me encanta ver en sus ojos, suficiente para que mis sentimientos empezaran a flotar por el aire.

Empezó a trasar líneas invisibles con sus manos por mi brazo izquierdo y al llegar a mi cuello se agarró de él con fuerza y me besó. Era un beso lleno de pasión, sus labios se movían al ritmo en el que yo le guiaba, mi lengua sumergiéndose en las profundidades de su boca, lamiendo, chupando, mordiendo, me volvía loco. Le agarré por la sintura para acercarla un poco más hacia mi cuando...

-Espera- Dijo poniendo su mano en mi pecho- dame 5 segundos.

Dió un paso hacia atrás y empezó a desvestirse. Segundos después estaba completamente desnuda en frente de mis narices con el pelo castaño claro suelto. Su piel pálida estaba iluminada por la luna llena, en sus ojos se podía ver reflejadas las estrellas y un alma que pedía a gritos ser mía.

-¿Entramos?- dijo echándole un vistazo al río.

Esta chica parecia ser una de las hijas de Afrodita. ¿Como no me voy a enamorar de ella? Era hermosa en cuerpo y alma. Y me quería, me quería tanto como yo a ella.

Salí de mi pequeño trance y empecé a desvestirme.

Ella era mi chica, lo supe en el primer momento en que la vi.

La agarré del brazo y la monté en mi lomo como saco de papas. Ignorando sus quejas y gritos la lancé a el agua y más atrás me metí yo.

Salgo del agua tomando una gran bocanada de aire. Debo admitir que la extrañaba demasiado. Casi me ahogo pensando en ella.

Mi querida Isabella... me gusta pensar en ella por su nombre natural. Al parecer cuando nació le pucieron Sofía, pero eso no cambia el hecho de que tenga un bonito nombre.