Capítulo 5

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Sofia

Cara de hogro. Si, exactamente la que tengo ahora, es domingo y mi madre me levantanta a las 7:00am para limpiar la casa. Tengo los ojos rojizos por el motivo que me acosté a la 3:20am leyendo un libro.

Ya mi mamá se había ido para el trabajo y mi padre estaba durmiendo, era su día libre. Lo comprendo, el trabaja mucho y pocas veces tiene tiempo para dormir.

Después de un baño rápido y una cepillada de dientes, me dispongo a recogerme el pelo en un moño desordenado.

Bajo la escalera y empiezo a recoger la casa, la ropa la coloco en las lavadoras del desván, enciendo los aspersores. Y me dirijo a prepararme el desayuno a mí y a mi padre. Después de unos minutos en sima de la mesa hay un plato con tostadas y nutela para mí acompañado de un vaso de leche. Para mi padre le hice un sándwich con jamón, queso, tocino, lechuga, mayonesa etc y un vaso de jugo de naranja, es que él come mucho.

Al rato empiezo con la limpiesa en los cuartos de arriba, luego bajo al primer piso donde mi papá estaba acostado en el sofá viendo el televisor.

-Noticias de última hora- Comiensa a hablar la mujer con cara preocupante a través de la pantalla- Las autoridades anuncian sobre un atraco en el sentro comercial donde participan 7 hombres de negro con máscaras de sechable...

-Hija, este mundo está cada ves peor, tienes que andar con cuidado por las calles, siempre trata de estar acompaña cuando camines de noche- dijo dándole un sorbo a su cerveza.

-Siempre van a ver personas malas en este mundo, hagan lo que hagan nunca va a ser suficiente para mantener el pueblo libre de personas malvadas.

A este punto ya había terminado de limpiar el baño y la cosina. Le hice una señal a mi padre para que levantara los pies y empezar a tirar agua. Apagué los aspersores y continué pasando el trapeador por las lozas color crema

......

Me pace el dia entero aburrida. Mi padre es de pocas palabras al igual que yo, a si que no me esperaba una larga conversación de su parte, hablamos de su trabajo, que estaba cansado, de mi escuela. Aunque a veces me explicaba cosas que no entendía al igual que yo a él pero extrañaba estas conversaciones de vez en cuando.

Ya era de noche. Mire atentamente a mi escritorio lleno de libretas y libros, por mi cabeza pasó el recuerdo especifico de que no había terminado los deberes, a si que me senté dispuesta a escribir todo lo que me faltaba..

Vibra mi teléfono encima de la mesa, lo cojo con la mano derecha y habro la notificación que aparece en la pantalla

Mario: Buenas noches my lady.

Sentí un lijero escalofrío recorrer por mi columna vertebral. Me había dicho mi lady, igual que en el sueño pero escrito.

No le respondí. Y aunque la necesidad se esté removiendo por todo mi ser, aparté el celular y seguí con mis tareas.

Vibra otra ves mi teléfono. Me asomo a la pantalla y...

Mario: ¿No me vas a escribir? No importa, solo te quiero decir que estoy al frente de tu casa. ¿Puedes salir?

Mis ojos amenazaban con dejar mi rostro. ¿Como se atreve a venir a mi casa? ¿Que era él? ¿Un acosador? Di un largo suspiro y respondí:

Sofía: ¿Que haces aquí? ¡Vete!

Mario: Solo estoy dando un paseo, la calle es pública.

Este chico... de verdad me estaba poniendo los nervios de punta, ¿Quien se creía? ¿Como sabía donde vivía? ¿En verdad era un acosador? Varias preguntas vinieron de golpe a mi cabeza. Si es un acosador... ¿Por qué siempre he soñado con él? ¿Por que siento que lo conozco de toda la vida?

Sofia: Dame 5 minutos.

Me coloco un abrigo, un par de medias y zapatos cerrados. No entiendo como se las arregla para venir bajo este frío.

Me armo de valor y me dirijo a la puerta principal sin hacer ruido. Al salir la frialdad se apodera de mi cuerpo por el cambio de aire.

Miro al rededor pero no encuentro nada. Me acerco con pasos largos a la acera, miro de un lado a otro y lo veo, está en la esquina de la calle con la cabeza baja, una capucha prácticamente cubriendo su rostro y sus manos en los bolsillos de un largo y ancho abrigo.

Me acerqué a el con pasos fuertes y decididos.

-¿Que haces aquí?- doy una pausa- ¡¿Quien te dió el derecho de seguirme?!- grité con rabia- ¡Dejame en paz!

El parece mantener la calma en todo momento, como si no escuchara lo que digo y en la manera en que me expreso hacia él.

Me di la vuelta con el motivo de alejarme de él lo más rápido posible cuando... todo sucedió tan rápido, tan inesperado que no tuve tiempo de reaccionar. Me agarró de la mano con fuerza y me atrajo hacia él, envolviendo sus brazos en mi sintura me abrazó con fuerza. Su calor corporal filtrándose entre las gruesas telas me hizo bajar la guardia, en ese momento solo me pasaba un solo pensamiento por la cabeza (Disfrutar el abrazo mientras dure) a si que se lo devolví. Al ver mi reacción me apretó con más fuerza y undió su cara en mi cuello.

-Te extrañé- susurró serca de mi oído.

En hece momento yo también había llegando a una conclusión (la añoranza era mutua)

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Mentes Confusas (Pronto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora