Capítulo 3

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Ese sueño... se repite una y otra ves en mi cabeza. A veces me desvelo, otras: cuando me tomo el sueño a la ligera amanesco como nueva. Pero siempre me deja un aire de familiaridad e incomprensión.

Podía lidiar con esto, tomaba pastillas para dormir–muy efectivas por cierto.

Pero apareció él, confirmandome que eso no era un problema en mi cabeza sino algo real. A si que dejé de tomarlas para soñar con claridad.

Me encuentro moviéndome a toda prisa por mi habitación de un lado a otro, ¡¿Mencioné que llego tarde al colegio?! Bueno pues si no me apuro, si. Agarro unos vaqueros negros, una blusa suelta roja y un par de botas a juego sin tacón. Ni siquiera me preocupo por mi pelo, no malgasto mucho tiempo en eso. Engancho mi mochila en la espalda y me dirijo escaleras abajo. Paso por la cosina ignorando los consejos de mis padres respecto a que tengo que desayunar antes de ir a clases y salgo por la puerta principal.

......

El semáforo en rojo hizo que me detubiera, poniendo un pie en la calle para establecer mi equilibrio. Cielos, en verdad el destino quería que llegara tarde a la escuela.

Por un momento me sentí observada, miré a mi alrededor pero no encontré nada, esepto una camioneta negra de tras de mi, no se podía ver nada en su interior. Quizás estoy siendo demasiado paranoica.

Luz verde se hizo presente en mi campo de visión y arranqué mi motor para cruzar la calle.

Después de unos minutos miré por el retrovisor para ver la misma camioneta siguiéndome el paso. Ya me estaba empezando a preocupar, así que aumente la velocidad. Ya estaba llegando a la escuela. Una expresión de alivio crusa por mi cara. Dios ¿Quien era ese?

Ahora no importa. Tengo que llegar lo antes posible a clases. Me dispongo a correr con cuidado por los pasillos de la escuela– es que estos pisos resbalan.

-Señorita no está permitido correr- una profesora me pasa por al lado quejándose de mi indisciplina.

Sigo caminando pero un poco apurada y cuando me pierde de vista empiezo a correr. Y cuando estoy al entrar a mi próxima clase... trin toca el timbre de cambio de turno.

¡Oh por dios! Me perdí la clase nueva de Química.

Por la puerta sale Laura conversando con Alex.

-Laura por el amor de Dios, necesito que me prestes tus apuntes de Química- dije cortándole el paso.

-esta bieeen- dijo con el seño fruncido, apartándose a un lado para que salgan los demás alumnos- ¿Por qué llegas a esta hora?

-Ya sabes... me quedé dormida- dije jugando con mis manos un poco sudorosas- me toca literatura, me tengo que ir- giré hacia la derecha y me dispuse a caminar, literatura queda al otro lado de la escuela. Hoy tengo una suerte impecable (nótese se sarcasmo)

Después de toparme con siete profesores, cientos de alumnos y dos conserjes, al fin llegué al aula 12 "Literatura" entré con la comisura de mis labios elevados al cielo, por lo menos no e llegado tarde otra ves. Me siento en mi lugar y saco una libreta blanca y mi bolsa de lápices.

Mi pequeña sonrisa se borra al notar la presencia de el chico que se acaba de sentar a mi lado "Mario"

Mis manos empiezan a sudar, mis piernas a templar y mi corazón vombea sangre a mil por hora. ¿Que hago? Ese chico me pone los pelos de punta.

-No muerdo Sofía- dijo en tono de burla.

Siento un escalofrío en el momento exapto que articula mi nombre. Tiene una voz muy sexy y atrevida. Un momento... ¿Cómo sabe mi nombre?

-Lo sé, solo que...- no termino la oración.

Su mano toca la mía tomándome por sorpresa, y yo en ves de apartarla me quedo inmóvil observándolo. Su tacto es cálido y confortable. Sus profundos ojos emanan un aire de alivio, como si tocarme le confirmara que en verdad estoy aquí.

Salgo de mi pequeño trance-¿¡Que haces!?- quito mi mano con rapidez.

-No lo sé yo solo...

-No lo hagas más ¿entendido?- le dije con un tono autoritario, el asiente con la cabeza con una expresión neutral.

-Sofía... -hace una pausa como si estuviera elaborando lo que fuera a decir- Tú... ¿también sueñas?

Se a lo que se refería- yo, claro que sueño, todo el mundo sueña ¿no?- dije nerviosamente.

-No hablo de eso, ¿digo que si tienes los mismos sueños que yo?

-No entiendo por qué tendría que responder eso- en serio no tenía ganas de hablar con él.

-Claro, soy un desconocido conocido. Lo entiendo- soltó una risita y puso cara como si se estuviera acordando de algo.

Lo ignoro por completo y dirigo mi mirada hacia el profesor que acaba de llegar.

-Buenos días- dijo dejando su bolso encima del escritorio. Se dispuso a sacar unos papeles impresos.

Oh no, por favor no. No me gusta por donde va esto.

-Digamos que confío en mis alumnos, ¿creen que sean capaces de aprobar este examen sorpresa?

Un alumno levanta la mano, el profesor le da una señal de que puede hablar y dice:

-No importa cuál sea la respuesta a su pregunta. De todas maneras la va a aplicar aunque digamos que no nos sentimos preparados. Por algo se llama examen sorpresa.

-Tienes razón- dijo el profesor con tono de burla.

Empieza a pasar por los puestos repartiendo las hojas a cada alumno. No me gustan los exámenes sorpresa, pero es Literatura, soy muy buena en esto. Puedo aprobar.

El profesor se dirige a mí y a Mario entregandonos a cada uno un papel.

El la hoja aparece un texto de Jorge Manrique, luego pide responder las preguntas respecto a eso.

No es tán difícil como pensaba, me fue bien en el examen, usé todo mi autocontrol para ignorar al chico de mi lado. Es tan sexy que a veces da miedo.

Como era de esperarse, al concluir la clase me fui de inmediato. Huyendo otra ves de el hermoso y misterioso chico que atormenta mis noches repetidamente.

Mentes Confusas (Pronto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora