Capítulo 8

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Karem, el chico que vive en las sombras de mis sueños más remotos, atemorizantes o como los suelo llamar "Pesadillas que no quiero recordar" Lo conozco desde los 12 años, suficiente edad para saber diferenciar lo bueno y lo malo. Sí, personaje secundario de mis sueños, pero el más peligroso de todos.

El chico del semblante aterrador, el de ojos grises, el que me hace temblar de miedo cada vez que recuerdo su rostro. Él era hermoso pero ese hecho no quitaba lo que acechaba en su corazón (Maldad pura). Por mi suerte, ya no existía en este mundo "por lo menos no en este" algo me hacía confirmarlo, es como un sexto sentido o algo así.

Pero en estos momentos está frente a mí, mirándome fijamente a los ojos, sostiene un pergamino en sus manos. Y repetía un sin fin de palabras sin sentido.

-El día llegará... a mi sangre le temeras... voy a hacer que nada de esto se cumpla, lo juro... - en ese instante arrugó la hoja con sierta furia, la tiró a un lado y se acercó rápidamente a mí, me agarró por el cuello con las dos manos y comenzó ha apretarlo con una fuerza inimaginable.

Un dolor creciente se apoderaba de mi cuerpo, pero mi miedo era aún mayor. Traté con todas mis fuerzas de soltarme, le aruñé en varias ocasiones, traté de patearle pero era impocible, su fuerza era multiplicada por dies en comparación a la mía. En unos segundos lo empecé a ver todo nublado, confuso y...

-¡¡Ah!!- Di un grito desgarrador, mi garganta ardía.

Me coloqué una mano en el cuello instintivamente, estaba sudando como un cerdo, mi pecho subía y bajaba velozmente al igual que los latidos de mi corazón. Gracias a Dios que solo fue una pesadilla, otra de miles. Mi cuarto está apartado de los otros, específicamente al fondo del pasillo a si que espero que no alla despertado a nadie.

Solté una maldición con un tono más moderado. Miré de reojo a el cajón que había en mi mecita de noche, lo abrí y saqué una caja de cigarrillos con un encendedor. Eran las 3:24am, salí a mi balcón con el cigarro ya encendido entre mis dedos. Un fuerte golpe de aire frío se apoderó de mi cuerpo, las ráfagas de viento me despeinaron más de lo que estaba. Me apoyé en la baranda y crucé un pie encima del otro.

¿ Por qué me pasa esto a mí? ¿Quien tiene pesadillas tan reales? En verdad sentí que me estaba asfixiando con sus largas y toscas manos. La presencia de Karem era escasa en mis sueños, la mayoría de las veces utilizaba palabras amenazantes contra mí, otras simplemente sostenía aquel pergamino y se deshacía de él con furia pero nunca me había hecho daño. Al parecer su furia sigue creciendo, pero yo no sé el porqué.

Me quedé por unos minutos mirando hacia el frondoso bosque. De repente una silueta se apodera de mi campo de visión, se separó de los árboles y empezó a dar pasos hacia mi dirección. Cada ves se veía su figura con más claridad. Era alguien muy alto, tenía una capucha con cuernitos algo un tanto adorable pero no dejaba de ser escalofriante, una máscara completamente negra cubría su rostro y tenía la mirada fija en mí. Se paró en seco justo de bajo del bombillo de mi patio trasero.

Debo admitirlo, estaba un poco nerviosa y atemorizada por su presencia. Pero no me entraron ganas de demostrarlo, mostrar mis debilidades no son lo mío, a demás las podría utilizar como ventaja si es que yo soy su objetivo. A si que relajé mi cuerpo y continué como si nada, solté la última calada de mi cigarrillo y lo tiré fuera del balcón. Iba a darle una de esas miradas frías y atemorizantes al sujeto cuando de repente empezó a correr en dirección al bosque, ¿Pero que...? Un momento... yo conozco ese abrigo, en la parte trasera tenía un lobo blanco y una corona de medio lado, ¡Era el abrigo de Adam! ¿Que hacía el aquí? En realidad el tampoco me da buena espina. Entonces mi lado bueno le dio por hablar a estas horas: -no te preocupes Sofía, seguramente solo quería darte las gracias por la preocupación o algo así y después se arrepintió.

Claro que no, ya no tengo 12 años que lo bueno era bueno y los malos eran malos, ahora solo existe un sinfín de posibilidades pasando por mi cabeza.

Pasé toda la noche en vela, no podía dormir, no quería otra ves encontrarme con Karem. Solo me puce a ver una peli y a comer papitas hasta que llegara el momento de ir al cole.

Que nochesita eh?

Primero, no se nada de Mario desde ayer. Solo dijo que tenía cosas que hacer y luego desapareció. Segundo, el supuesto suicidio de un estudiante que resultó ser una farsa. Y tercero el mismo chico aparece a solo pequeños metros de distancia de mi casa a las 3:30am, sin mencionar que fue en el mismo momento en el que salí a mi balcón para respirar un poco después de una aterradora pesadilla.

Todo esos hechos los fui apuntando en mi cabeza para luego llegar a una conclusión específica, todavía estaba en gran escases de contenido pero... ¿Qué mejor que el tiempo? ¿Verdad?

Mentes Confusas (Pronto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora