Capítulo 9

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Ojos cansados e hinchados se hacían presentes en mi rostro como indicandole a las demás personas que no dormí absolutamente nada anoche. Decidí taparme el rostro con mi pelo un poco y agregarme la capucha del abrigo. Afuera había frío pero la calefacción de el interior de las aulas era agradable.

Pasé la mañana entera dando clases de Historia, Ciencias y Política (un royo total) pero no me disgustaba pasar el día así porque no estaba incluido Matemáticas en mi horario.

Había quedado con Alex a las siete, mi mamá los invitó a senar a él y a Laura pero ella no pudo venir ya que tenía la tarde ocupada.

Mi madre le gusta cocinar mucho, había pasado una mini clases de cocina por internet y todos los platillos que hace son como la gloria para mi estómago. A papá también le gustan pero no puede comerlos con frecuencia porque está casi todo el tiempo en la oficina. Me da lástima por ellos, casi nunca se ven y pocas veces coinciden e sus días libres.

Pasé toda la tarde planeando mis jugadas para el mini evento que festejamos cada año los tres por haber conocido a Laura.

Alex y yo eramos amigos desde la primaria, con el tiempo conocimos a Laura, ella era desde entonces muy femenina como un rayito de sol que alumbraba en todas partes, lo digo por su melena rubia fácil de identificar. La habíamos unido al grupo después de una serie de pruebas de amistad, e incluso fue de gran apoyo cuando entré en la secundaría ya que practicamente me enseño a vestirme como chicas de mi edad y distinguir la ropa para que combinara. Fueron pasando los años y aquí estamos, inseparables como siempre.

Ya eran casi las siete. Salí del baño envuelta en una toalla y hurgué en mi clóset hasta encontrar unos chorts holgados y una camisa blanca.

Bajé por las escaleras hasta llegar a la cosina y Alex me estaba esperando junto con mi madre. Establecían una pequeña conversación soble comida y verduras que eran buenas para la vista y estas cosas, en realidad no me interesan esos temas, sin embargo Alex parecía sumiso entre las explicaciones de ella.

-¿Ya está la cena?- dije interrumpiendo la conversación para que notaran mi presencia.

-Si si si ya está- dijo Alex muy emocionado moviendo la cabeza de arriba hacia bajo.

A veces parece un niño obsesionado con la felicidad, tiene pocos momentos tristes en su vida, yo creo que no está bien del todo.

Los dos nos sentamos en la mesa mientras que mi madre nos servía la cena en platos llanos. Era una mezcla de verduras y carne asada con una salsa rojiza encima.

-Alex sobre el juego... ¿por que comienza ahora?- cogí un trozo de carne con el tenedor y lo llevé a mi boca.

-Sofia, ¿cómo que el juego comienza ahora? ¿qué juego?- dijo tomando un sorbo de agua.

-Si, me pusiste en un papel que comenzaba el juego y pensé que hablabas de el día especial de Laura. ¿No es eso?

-Estamos en noviembre y ese día festivo es en Julio, en vacaciones. ¿Se te olvidó? A demás yo no puse nada en ningún papel- dijo restandole importancia.

-¿Entonces quien fue? No creo que allá sido Laura- me quedé en blanco mirando le plato fijamente- Lo encontré en el baño de chicas hace unos días, seguro era para otra persona.

Mi madre nos observaba atentamente sin dejar de comer- ¿les gustó la comida? Digo, Sofía la a comido muchas veces pero... ¿Y tú Alex?

-Me encantó señora, es que no le puede caber duda que esto está maravilloso- se le notaba que disfrutaba de la cena.

Alex era un gran admirador de mi madre, le gustaba de ves en cuando subirla en un pedestal con sus halagos y ocurrencias. Era como si ella supiera darle al punto clave a cada platillo, y eso no cualquier persona lo hace.

-Bueno, me tengo que ir a ver mi novela, está en la parte más emocionante. Es eso o quedarme dormida- dijo encogiéndose de hombros. Se levantó de la mesa y se fue escaleras arriba.

Alex todavía no terminaba su plato, el silencio aumentaba por cada segundo que pasaba y era agobiante. Le di un rápido vistazo al reloj de pared, eran las ocho y cuarenta.

-Tengo que ir al baño- dije, salí caminando un poco rápido del comedor y me adentré al baño.

Me sentí extraña, había algún tipo de impaciencia en mí que no sabía el porqué. Estaba sudando otra ves, me daban pequeñas punsadas en la cabeza pero tampoco sabía el porqué. No padecía de migrañas ni de problemas en la vista y mucho menos de estrés, bueno hasta ahora no.

De repente una nueva sensación de apoderaba de mí, era como si en mi cerebro no hubiera privacidad y hubiera alguien más ahí. Me sentí expuesta y no se porqué.

Traté de echarme agua en la cara pero al verme en el espejo estaba sangrando por la nariz. Me asusté y solté un grito que luego fue ahogado por mi propia mano, las punsadas en mi cabeza se hicieron más potentes.

Coloqué una servilleta en mi nariz para limpiarla un poco y evitar derrames.

¿Qué estaba pasando conmigo?

Me quedé por unos segundos mirándome en el espejo esperando que pasara, que volviera a la normalidad y cuando pensé que había pasado... una voz masculina muy conocida me habló:

-Hola Isabella, buenas noches- soltó una risita casi espeluznante.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2021 ⏰

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