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Decir que Kevin se sentía bien era como decir que cuando duermes tres horas al día te sientes bien: la estaba pasando de lo peor y no hacía otra cosa más que reprenderse.

Kevin quiso cerrar su corazón a un posible intruso, pues no quería salir hecho pedazos otra vez y mucho menos por un desconocido, y cuando por fin pudo sentir esa cálida y tan desastrosa confianza en el extraño, este mismo la toma, la hace bolita cual papel y la tira en la calle —porque no se esmeró en buscar un basurero, tuvo que ser lo antes posible.

Deseó no darle importancia, deseó que sólo fuera una experiencia más, algo sin chiste, pero, ¿cómo se acostumbraría otra vez a estar horas y horas sin escuchar la llegada de un nuevo mensaje?

¿Cómo se iba a acostumbrar a no recibir cumplidos o unos tan simples "buenos días"? Todo había sido tan repentinamente, sin explicaciones, y eso fue lo que más le dolió.

—¿Entendieron de dónde sale esta ecuación?

Su mente estaba presa en aquellas pesadillas que lo seguían aun fuera la hora más templada de su día, y de las burlas para sí mismo por haber caído tan bajo por alguien que no conocía.

Necesitaba aire, despejar un poco sus pensamientos y mojarse la cara.

Alzó su mano atrayendo la atención del maestro y uno que otro wey chismoso.

—¿Puedo ir al baño?

El profe lo analizó por un momento: —¿Tienes apuntes de lo que acabo de explicar? —preguntó, y Quebincito asintió con total seguridad a pesar de que su cuaderno estuviera en blanco— Ve rápido, el siguiente tema es importante.

Y así, entre los silenciosos pasillos, sus ojos buscaban con un poco de esperanza que alguien lo estuviera observando, y que esa persona resultara ser quien fue que lo dejó como tortilla mal aplastada, pero vaya sorpresa, no encontró nada más que alumnos de las planillas haciendo su desmadre.

Su cara siendo mojada por el agua fría le hizo ver desde otro punto de vista el problema: él tampoco intentó detenerlo, sólo lo dejó ir, sin pedir explicaciones.

Viernes.

Lunita:

seguiremos hablando de esta manera tan cortante?

es más, si no te hablo no me hablas

q pasa?

Extraño uwu:

Creo que lo mejor es que yo me retire y tú busques a alguien más para que seas feliz.

Lunita:

eso es lo q kieres?

Extraño uwu:

Sí.

Lunita:

está bien

—No mijo, al chile si estás bien menso pues —se dijo a sí mismo, para luego suspirar con desesperación. La frustración debía salir de su cuerpo y gritar fue su última opción.

Después de secarse, caminó de regreso al salón, un poco extrañado de que toda la escuela estuviera desierta, pero lo más lógico era que todos tuvieran clases.

Dio dos ligeros golpes a la puerta para después sólo adentrarse y notar que no había nadie dentro.

—¿Entonces qué? ¿Empieza un apocalipsis zombie y me muero bien morido?

Miró al lugar con rareza aunque todo se veía en orden. El salón se encontraba en el último piso, así que se acercó a la ventana a echar un vistazo.

—Era la esa wea...

Toda la escuela estaba en aquella extensa cancha de pie escuchando atentamente al hombre del centro, su director. Kevin observó por unos largos segundos a cada uno de los estudiantes y una loca mas no descabellada idea se pasó por su mente.

Sacó su celular, entrando al chat del extraño y al final, miró hacia la enorme cancha.

—¿Estará ahí?

No lo tuvo que pensar más de dos veces, marcó al contacto y se llevó a la oreja el celular, atento a cualquier mínimo movimiento de alguien, porque esa persona sería sin duda su extraño.

—¿Qué tan mal me tienes?

Sonrió, mientras su mirada buscaba desesperadamente de un lado a otro, pues el timbre de la llamada apenas estaba entrando.

—Por favor, que no lo hayas dejado en tu maldito salón.

Y como si el destino o el muchacho de cabello castaño lo hubieran escuchado, vio cómo alguien sacaba del bolsillo de su suéter un teléfono, y observaba asombrado el móvil en su mano. Kevin rogaba porque le contestara la llamada, pero no fue así; inmediatamente la rechazó y guardó el celular en su lugar.

—Ya te tengo.

Una pequeña aunque tan satisfactoria luz que se hace llamar "esperanza" prendió fuego dentro de él.

Los weones [MoonBae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora