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—¡Keviiiiin! —gritó el joven de cabello castaño, lo cual provocó una sonrisa en el mencionado— Tan hermoso mi Lunita.

Kevin se sonrojó un poco ante las palabras de su novio, pero aún así se levantó de la cama para acercarse a Jacob, quien estaba en la puerta de su cuarto, y depositar un piquito en sus labios.

—Hey, ¿por qué no me avisaste que venías? Tengo hecho un desastre —dijo, señalando el interior del cuarto.

—En comparación al mío, esto es el triple de limpio —mencionó, mientras observaba la habitación—, sin duda.

—Pásate, entonces —Kevin se hizo a un lado, por lo que Jacob entró y fue directo a la cama para sentarse; no era la primera vez que visitaba su casa, y mucho menos su cuarto—. ¿Viste a mi mamá?

Al terminar dicha oración, dos golpes en la puerta le interrumpieron, dejando ver el rostro de la señora Moon.

—Niño, ya me voy a hacer las compras al súper, además de la comida —anunció. Kevin sólo asintió, y cierta inquietud comenzó a formarse en su estómago—. Llego al rato. Les dejé fruta picada allá abajo, por si quieren.

—Gracias —dijeron al mismo tiempo, causando que la madre de Kevin se riera bajito, para luego simplemente desaparecer.

Kevin suspiró y frotó sus piernas con nerviosismo. No quería encontrase con los ojos de Jacob, se encontraba demasiado avergonzado y no podía entender porqué, hasta que la mano de su novio agarró la suya y un cosquilleo le recorrió por todo el cuerpo.


—¿Tas bien? —escuchó decir al contrario, y eso hizo que todo en su cuerpo se relajara para voltearlo a ver con duda— ¡Por fin te calmas! Estabas muy tenso.

—Perdón —dijo apenado, mientras desviaba su mirada—, pero dime, ¿qué se te ofrece? No teníamos planes.

—¿No puedo venir a ver a mi novio? Créeme que me costó bastante como para desperdiciar tiempo.

Kevin sonrió al recordar cómo su historia había comenzado. —Obviamente sí puedes.

—Además... —Kevin notó cómo el rostro de Jacob se puso un tanto ruborizado, lo que le inquietó un poco— Quería pedirte... —y ahí estaba de nuevo ese cosquilleo— Vengo por mis besitos —terminó, emocionado y con entusiasmo al mirarlo.

Kevin entendió entonces. No era lo que se esperaba o se imaginaba, y se sentía mal por eso; su novio era un muchacho dulce, tranquilo y distinto a él, no quería que se llevara una imagen rara de sí mismo o se asustara. Jacob había demostrado ser una persona maravillosa en muchos ámbitos, quería cuidarlo y estar con él hasta la eternidad si se le permitía.

Moon volteó su cara para encontrarse con la de su Jacob y juntar sus labios en un tierno y lento beso. Ambas bocas se movían en sincronía, y los dos parecían disfrutar tanto de ese contacto: ligeros suspiros salían de Kevin, quien no sabía si eso era bueno, pero Jacob besaba bastante bien, hacía su cuerpo cosquillear, y más cuando ciertas manos fueron a dar con su cadera. Tampoco supo cómo, mas en un jalón, él ya se encontraba sentado en las piernas de su novio, el cual no temía por explorar debajo de su playera, causando una gran desesperación en él.

Por su parte, Kevin abrazaba por los hombros al contrario. Se tomaron un momento para respirar, mientras Kevin tenía su rostro todo rojo, rojo, el de Jacob... Bueno, no sabría cómo describirse, pero para Moon era un rostro nuevo.

—No sólo vine por mis besitos —dijo, al mismo instante en el que su mano viajaba al cuello del otro y tomaba dicha zona sin aplicar fuerza—, también vengo a darte tu regalo.

Kevin ya no estaba tranquilo, por el contrario, ver esa nueva expresión en la cara de Jacob, escuchar esa voz y lo que acababa de hacer solamente habían provocado que Kevin se emocionara más. No tuvo que decir algo, confirmó lo que quería uniendo sus bocas de nuevo para profundizar en un beso más intenso y deseoso.

Jacob apartó su mano para tomar el cuerpo del más alto y recostarlo sobre la cama, llevando sus labios al cuello de Kevin mientras besaba la zona.

—Jacob... ¿y si mi mamá sigue allá abajo...?

—Entonces te recomiendo no hacer mucho ruido.

Dicho esto, agarró la playera de Kevin para tirar de esta y sacársela por completo, dejando así a la vista la hermosa y suave piel de Moon. Jacob llevó a su boca a uno de los bonitos y oscuros pezones del otro para usar su lengua y juguetear un rato ahí, lo que hizo que a Kevin se le escapara un gemido.

—¿Eso te gusta? —preguntó, confiado de la respuesta, pero aún así disfrutaba escucharla. Kevin se limitó a asentir, por lo cual Jacob no se quedó muy conforme—: ¿Quieres que siga? Tienes que decirme si lo hago bien —las yemas de sus dedos bajaron por el abdomen de Kevin, para luego detenerse en el borde del pantalón contrario—. ¿O acaso...?

Sonrió al ver cómo el cuerpo de Kevin reaccionaba, y sus ojos que demostraban cuánto lo quería.

—¿Vas a mirarme todo el día o seguir? —Kevin inquirió, desesperado, mientras tiraba de la camiseta de Jacob para atraer su cuerpo hasta él, y poder volver a besarlo.

Jacob metió su mano dentro del pantalón de Kevin, para así tomar el miembro contrario y comenzar a masturbarlo. Kevinempezó a gemir sin importarle nada a su alrededor, se dejaba llevar por el momento y Jacob disfrutaba de eso.

Cuando detuvo sus movimientos, Kevin simplemente se quejó, lo que le hizo reír un tanto.

Jacob se incorporó, quedando encima del cuerpo de su novio, deslizó el pantalón para poder quitarlo y bajar la prenda interior de Kevin. Siguió con lo que estaba haciendo, mas con su mano libre pensó que lo mejor sería darle su collar a Kevin.

Obtuvo una buena respuesta al ver cómo el cuerpo del chico se movía desesperado. No apretaba tanto la zona del cuello por miedo a que pudiera pasar algo grave, pero se concentraba en darle lo que deseaba a su novio, y parecía estar cumpliendo con su papel. No podía negar que su miembro dolía, y no sabía si podría disfrutar también ya que su suegra llegaría en cualquier momento.

—Jake... Jacob —lo llamó, alzando sus brazos para buscar la mirada del castaño—, ¿puedes besarme, por favor?

Entre bonitos gemidos y ese hermoso rostro con rojo en sus cachetes, claramente Jacob no aguantaría.

Bajó su pantalón, y vio cómo la expresión de Kevin mostraba asombro.

—Tranqui, no voy a hacer lo que piensas.

Lo ansiaba, pero no lo haría ahí ni en ese momento; necesitaba ser más especial y privado.

Le indicó a Kevin que se sentara de nuevo en sus piernas, y comenzó a besarlo, mientras etimulaba ambos miembros con su mano. Los dos se convirtieron en un mar de gemidos.

—No puedo... —dijo Kevin— Jacob, por favor...

Jacob continuó con su movimientos, sólo que aplicando presión y rapidez, haciendo que terminaran en ese instante. Se observaron por unos segundos, y Jacob dejó un beso en la cabeza de Kevin, mientras que este se aferraba a su cuerpo como koala.

—¿Qué hemos hecho? —preguntó el más alto.

Ambos soltaron una pequeña carcajada, y entonces escucharon la puerta abrirse.

—¡Kevin, ya llegué! —gritó su mamá, en la entrada de la casa. Estos dos weones saltaron de la cama en busca de algo para limpiarse, y ponerse otra vez la ropa— Ay, no se comieron la fruta.

—Ah, yo sí comí, y muy bien —susurró Jacob, a la vez que se metía en su pantalón.

Ni un segundo pasó y recibió un almohadazo en la cabeza.

Los weones [MoonBae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora