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[la imagen de arriba es más o menos el suéter de jacob descrito aquí en el fic, pero por sobre el uniforme ya saben 😇🙏].

Kevin caminaba nervioso de un lado, con ideas de cómo interceptarlo para enfrentarlo que se cruzaban por su mente, y que era donde comenzaba la sección de propuestas locas de Kevin Moon:

1. Primera prueba:

Kevin diría algo como "¿Te crees muy listo?" y el extraño respondería: "¿Perdón?"

Después de eso, se perdería tanto en belleza que sólo pensaría en besarlo y así lo haría.

2. Segunda prueba:

Kevin se pararía frente a él y su extraño diría: "Con permiso, no me dejas pasar". Kevin le respondería con un "¿Ahora ya no me conoces?", y el muchacho se sonrojaría diciendo que no.

Vuelve a terminar en un beso.

3. Tercera prueba:

Kevin lo observaría serio y el extraño a él con una mirada rara.

No pasaría ni un minuto y ya se iban a encontrar en la dirección por agarrarse a putazos en medio de la multitud.

Kevin sacudió su cabeza despejando toda idea loca que pudiera quedar por ahí, y se dio cuenta de que la mejor opción era ver lo que ocurriría en cuanto estuviera frente a él. Por lo que totalmente decidido, fue en busca de aquél muchacho castaño de lentes y con un suéter particularmente raro.

Caminó lo más rápido que pudo antes de que toda la escuela volviera a sus respectivos salones. Por suerte, apenas comenzaban a retormar sus rumbos a las aulas, por lo cual buscó entre el tumulto a dicho chico, pues aquel weon no podía perdérsele de vista o esconderse, al menos no con ese suéter chíngame-la-vista tan coloreado.

Giro su cuerpo a la derecha y vio exactamente lo que quería ver: ese maldito dolor de cabeza iba subiendo las escaleras. Kevin estaba empezando a desesperarse y enojarse.

"¿Quién creería que estás haciendo esto?", pensaba, mientras wachaba cada vez más cerca esa castaña cabellera.

Y se detuvo, todo a su alrededor se detuvo; no escuchaba nada y sólo podía ver cómo su mano tocaba el hombro de aquel extraño muchacho, el que se había escondido detrás del anonimato todo este tiempo. Hoy revelaría aquel rostro que le quitó sus horas de sueño.

—Con permiso...

Ambos se quedaron tiesos, tiesos y prácticamente sin aire. Estaban absolutamente sorprendidos, y su crush de vista volvía a estar aquí.

—¿Kevin?

No supo porqué, pero no tuvo ganas de besarlo, sólo quería abrazarlo y tal vez hasta meterle tremendo chingadazo. Sus ojos se llenaron de agua, y sentía una felicidad tan enorme que le hacía enojar. Sus ahora ojos rojos y sus puños cerrado reflejando el blanco vivo asustaron un poco al de suéter verde con azul.

Kevin aún no sabía el nombre de este muchacho tan apuesto, pero, ¿le importaba en este preciso momento?

—¿Qué haces? No... ¿Cómo diste conmigo? —preguntó el chico del suéter.

Era increíble ver cómo una persona pudo parecer ser frágil para luego mostrar un lado frío, pensaba Kevin, después de haber visto un cambio en el rostro del contrario.

—Así que eres tú.

No iba a ser tan imbécil, su extraño al menos un buen putazo en jeta sí se podía llevar, mas una voz a lo lejos le hizo voltear —para ser más específicos, era su maestro que le llamaba para que entrara al aula.

No fue tanto el tiempo que le tomó volver a voltear y darse cuenta de que el extraño de lentes se había ido, y junto con él, una gran ola de decepción y tristeza le hicieron ver qur tal vez su esperanza fue ciega: no tenía su nombre, ni el grupo donde iba; otra vez sin nada.

[...]

Oculto tras la puerta de su salón, Jacob sujetaba la parte donde se suponía que debía estar su corazón, y que parecía querer salir corriendo de su pecho.

Cuando vio que el profe de educación física (o sea Sangyeon) entró al salón, lo arrastró hasta los últimos asientos.

Tomó el libro de Atlas bien pinche grande para abrirlo y así ocultar su rostro tras este mismo.

—¡Dame tu ropa ahora!

El profe Sangyeon se ahogó con el agua de la botella de la que apenas estaba bebiendo.

—¡¿Qué?!

—¡Kevin me vestido así y será más que obvio cuando salga! ¿Qué esperas? ¡Quítatela!

—No te voy a dar mi ropa, y antes de que grites, estamos en el salón. Mejor dame tu suéter y esos lentes y tú te quedas con mi chaqueta, ándale —le dijo, comenzando a quitarse dicha prenda para luego entregársela a Jacob—. Pero ten en cuenta que Kevin es mi alumno también, si me pregunta por ti le voy a decir en qué grupo estás —advirtió demandante—. Es tu decisión de apurarte o no.

Jacob lo miró con traición pero aceptó sus condiciones sin queja alguna, lo menos que quería era que le diera un soponcio al ver el hermoso rostro de Kevin en esos instantes.

[...]

Y como si Sangyeon fuera un psíquico, Kevin lo detuvo a la salida, aunque su alma se partió al ver cómo sus ojos reflejaban esa clara decepción.

—Disculpa por no ser a quien buscabas —dijo Sangyeon apenado, quitándose los anteojos redondos.

Kevin sonrió débilmente para luego negar. —No se preocupe, profe, era mi última oportunidad.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno —sacó de su bolsillo su celular, enseñando el chat de su extraño—, me bloqueó y y vamos a salir de vacaciones, no voy a poder buscarlo.

—Lo siento —murmuró agüitado.

—No pasa nada, profe, de todas formas él me dijo que era hora de que buscara a alguien más.

Los weones [MoonBae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora