T A N F R Í O

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Sus ojos analizaban cada centímetro del inexpresivo rostro del chico castaño que estaba sentado unas mesas delante de él.

Y es que HueningKai no paraba de hacerse una pregunta.

¿Por qué no sonreía?

¿Estaría triste?

Bueno eso no se le haría extraño, el chico que se veía más mayor que él estaba completamente solo.

Sus labios se fruncieron de sólo pensar en que tal vez, no tenía ningún amigo.

Y eso sonaba horrible, él no podía vivir sin tener a alguien con quien hablar, o sin tener a alguien a quien abrazar.

Su mesa rebosante de personas hacía un perfecto contraste con la fría soledad de aquel chico. Una idea fue a su mente como un repentino flash.

¡Pero claro!

Si se acercaba a él podría preguntarle por qué estaba triste.

No se detuvo a pensar ni un sólo segundo.

Sólo hizo caso a su impulso como siempre solía hacer.

Se levantó de su asiento llevándose consigo la bandeja donde reposaba su almuerzo, una sonrisa que parecía tallada en su rostro sin titubear ni un segundo.

El solitario chico levantó su vista de su propia comida para ver al intruso.

Como siempre su rostro permaneció inmutable, sus miradas se encontraron y HueningKai pudo jurar haber sentido una ventisca fría hacerse presente en ese lugar.

—Hola, soy Kai, ¿Cómo te llamas?— Sus palabras fueron ignoradas y observó cómo solo consiguió que el contrario bajara su mirada para seguir comiendo, con la misma tranquilidad que tenía desde antes.

Obviamente Huening no se conformó con esto y una tierna mueca decoró su rostro, apostaba que nadie se podría resistir a él cuando hacía alguna de sus rabietas.

Pero él no era como todo el mundo.

Aún vio de reojo cómo el chico ahora identificado como Kai se sentaba frente a él, mientras sólo se restó a morder levemente su labio, cosa que hacía cuando se sentía incómodo.

—Hey, te pregunté cómo te llamas, ¿Acaso no me oyes? Oh, Dios, no eres sordo, ¿O sí?— Kai puso ambas manos sobre su boca, como si hubiese hecho algo muy malo, pero se tranquilizó al ver cómo el desconocido levantaba su rostro para dirigirle la misma mirada que había mantenido desde minutos atrás.

—Taehyun— Su voz neutra, tal como su rostro, pero era bonita.

—¿Qué?— Se distrajo tanto por la voz de su acompañante que olvidó completamente el contexto de su conversación.

Escuchó como bufó por lo bajo para volver a hablar.

—Preguntaste mi nombre, es Taehyun, Kang Taehyun, ahora que ya lo sabes, vete— Estaba perdiendo la paciencia, nadie jamás se acercaba a hablarle y era por esa aura oscura y gélida a su alrededor que él mismo creaba con este mismo propósito.

No le gustaba convivir con personas nuevas.

—No quiero irme, quiero ser tu amigo— Le dedicó una de sus tiernas sonrisas, pero la mirada contraria no cambió.

—Pues yo no quiero serlo— Sin nada más que decir se levantó para ir a tirar los restos de su almuerzo, gracias al niño bonito se le había quitado el hambre.

HueningKai se quedó solo con un puchero en sus labios.

Sólo quería ser su amigo para hacerlo sonreír y que no estuviera triste.

¿Era malo acaso eso?

Según su cabeza no lo era, es más, para él era una gran idea.

Y él no renunciaría a ella.

Taehyun necesitaba un buen amigo.

Y él lo sería.

A pesar de que Taehyun fuera tan frío.

𝐂𝐎𝐋𝐃 [𝐓𝐘𝐔𝐍𝐍𝐈𝐍𝐆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora