D O L O R

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Día tras día, siempre lo mismo.

Sentirse solo ya comenzaba a ser parte de su rutina habitual.

Odiaba sentirse así.

Antes estar solo para él era algo normal, pero ya no.

En poco tiempo se había acostumbrado a la empalagosa presencia de HueningKai, más últimamente no conseguía pasar más de unos pocos minutos a su lado.

«Soobin me pidió ayuda en esto...», «Debo ir a casa de Soobin...», «Quedé con Soobin...».

Dios, trataba de no hacerlo, realmente no quería pensar mal, pero no podía hacerlo. Se sentía reemplazado, de cierta manera HueningKai había dejado de pasar su tiempo con él y se estaba concentrando en otra persona.

¿Cuántas veces ya su novio se había quedado a pasar la noche en casa de Soobin?

Él le dijo que no era como todos lo veían, Kai no era el tipo de chico que engañaría a su novio, ¿Verdad?

Él dijo que lo amaba.

Y quería creer en eso.

Comenzaba a odiarse al notar cómo un viejo hábito suyo volvía: el compararse con los demás.

Tal vez Kai pasaba más tiempo con Soobin porque era más divertido, porque su alta cantidad de expresiones lo volvían alguien aún más atractivo.

Porque aquellos agujeros que se marcaban en su rostro cuando sonreían le hacían ver como una persona tierna y amistosa, no como él, que sólo conseguía miradas desaprobatorias.

Tal como los últimos días, volvió solo a casa.

Ese día había ido a la biblioteca y se quedó hasta más tarde que de costumbre.

Viendo la hora, decidió irse caminando, el último autobús habría pasado hace unos minutos y no tenía a quién llamar para que pasara por él.

Sus pasos eran apresurados, estar en las calles en la noche no era una gran idea.

Y sólo terminó confirmándolo cuando sintió unas pisadas detrás de él. Continuó su camino mientras escaneaba el lugar con la mirada.

Vacío.

¿Cómo es que siempre en ese tipo de situaciones no había nadie cerca?

Aceleró su caminar, pero supo que no fue suficiente cuando una mano lo detuvo, no alcanzó a voltear cuando ya se hallaba tendido en el suelo.

Sus manos ardían producto de los raspones que había conseguido al tratar de disminuir el impacto.

—Mira a quién tenemos aquí— No logró reconocer su voz y tampoco conseguía levantarse.

—Pero si es el idiota que volvió marica a Kai— Diablos, no era uno solo.

Haciendo uso de su poca fuerza trató de levantarse, más una patada a su costado se lo impidió. Sintió cómo fue volteado con rudeza y trató de enfocar su vista en los rostros ajenos. Tiene que ser una broma, frente a él pudo reconocer a los amigos de su novio.

HueningKai ya había tomado la decisión de distanciarse de ellos, ¿Por qué lo atacaban entonces?

—¿Qué me ves?— Habló uno de ellos, su brazo se vio inmovilizado, el pie del más alto ejercía presión en este, logrando arrancarle un alarido de dolor.

—¿Te duele? Es lo que te mereces— Otra patada fue depositada a la altura de su cadera, mientras escuchaba las risas ajenas.

—En el mundo no hay lugar para personas como tú, eres un anormal y corrompiste a nuestro amigo— Otro golpe, seguido de otro más, trataba de ahogar sus jadeos, no quería demostrar su debilidad ante ellos.

Su cabello fue jalado haciéndolo levantar la vista.

—Piénsalo dos veces antes de ir a moverle el culo a alguien— Un último golpe fue dejado en su mejilla, su cabeza rebotó levemente en la acera, un mareo haciéndose presente.

Al volver a abrir sus ojos se encontró solo, tal como siempre lo estaba.

A duras penas logró levantarse, tras muchos intentos. No faltaba mucho para llegar a casa, sólo unos cuántos metros más, su caminata era inestable, sintiéndose vulnerable.

Kai... Kai...

Te necesito...

No lo dudó dos veces antes de dirigirse al apartamento de su novio, necesitaba contención, no quería estar solo.

Pasaron unos cuántos minutos, hasta que pudo ver la puerta que anhelaba ver, más no esperaba lo que pasó a continuación.

Soobin se despedía alegremente de Kai, era tardísimo, ¿Qué hacía allí?

Mentiría si dijera que no sintió su corazón doler al ver cómo se fundían en un cariñoso abrazo y peor aún, cuando notó sobre los hombros del más alto aquella prenda rosa que tanto le encantaba a HueningKai.

Con pequeños pasos retrocedió, debía llegar a casa antes de que se sintiera peor.

Así que era eso.

«Mientras yo sufría, tú estabas con él».

Un nudo se formó en su garganta, el dolor en su cuerpo pasando a un segundo plano. Su respiración se alteró y sus mejillas se vieron humedecidas.

¿Conoces esa extraña sensación?

Todo en él dolía, sin embargo no podía parar de pensar en que necesitaba a su novio.

Odiaba eso.

El estar dañado y la única persona que pudiera apaciguar su dolor es aquella que provocó la herida. No lo resistió más y lo hizo.



Taehyun

HueningKai.

Necesito que vengas.

Ahora.

𝐂𝐎𝐋𝐃 [𝐓𝐘𝐔𝐍𝐍𝐈𝐍𝐆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora