Capitulo 56

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Narra Cole

- No perdón no puedo regresar contigo -agachó la cabeza y me di la media vuelta-

- ¿Pero porque no puedes? ¿Ya no me quieres, es eso? -con mi mano levanté su cara y cuando la vi, quise llorar, sus ojos estaban llenos de lágrimas, sus ojos estaban hinchados y lo único que me pude imaginar era que su repuesta iba a ser algo malo-

- No es por eso -suspiramos- no soy la misma de hace 4 años, no soy aquella Madison que no sabía nada no soy la chica o la persona que quiero ser, hago todo mal, intento ser feliz y no puedo cuando estoy mal y mi mundo se derrumba sólo pongo una sonrisa, finjo lo que no es, mi vida no es perfecta digo una cosa y pienso otra... Simplemente no soy feliz quiero gritar y no puedo, quiero llorar y no puedo -se derrumbó en el piso y yo con ella, lloraba como jamás la había visto, ahora sí podía llorar, toda su vida había tratado de hacer feliz a las demás personas pero en el fondo ella no era feliz, ¿Cómo no me pude dar cuenta? Ella necesitaba de mi y no le di la atención que ella necesitaba-

- Madison... Por favor no llores más, me partes el alma, se cómo tú quieras y si me quieres pegar, gritarme o sólo llorar, conmigo lo puedes hacer no soy nadie para juzgarte así como eres, así te quiero para mí eres perfecta - la abrace y ella me correspondió el abrazo-

- Quiero ser como soy en realidad, quiero volver a ser niña, quiero olvidarme que tengo 21 años, que trabajó qué estudio, quiero volver a esa edad donde mi mamá me llevaba al parque a comer helado quiero volver el tiempo atrás, quiero volver el tiempo hace 4 años estar con mi mamá decirle todo el día cuánto la quiero estar con ella en sus últimos momentos, haber tomado su mano y haber estado con ella en su entierro y oir por última vez su voz -siguio llorando-

- ¿Es por eso que te sientes así, por no haber estado con tu mamá? -intente separarme de ella para verla a los ojos pero ella solo se aferraba a mi-

- Es por todo, es por lo que hice y por lo que no hice es por todo -seguia llorando, mi hombro ya estaba mojado de sus lágrimas, su maquillaje se estaba corriendo-

- Lo echo, hecho está T/N y no podemos hacer nada -se separó de mi y me miró a los ojos-

- También es por eso, porque ni por eso puedo hacer algo, ¿Pero sabes qué? -se limpió las lágrimas y un poco de su rimel corrido y me miró- No voy a seguir llorando por algo que no se ocupa, la culpa la tiene José sobre el caerá todo y tendrá el remordimiento no yo -su mirada ahora era fría, se paro y me dejó ahí tirado- Por mucho que yo quiera viajar en el tiempo pues no lo voy a poder lograr, pero lo que sí puedo hacer es seguir con mi vida y mi trabajo -prendio la estufa y termino de hacer de comer, yo seguía ahí tirado en el piso-

Lo que le pasaba era algo muy triste, daría todo lo que fuera porque ella se olvidará de sus problemas y fuera feliz.

Me miró y me ayudó a pararme- Vamos a comer ya, ya está listo -me sacudí y fuimos a la mesa para comer-

Narra Manuel

La extraño mucho pero no puedo hacer nada, yo seguia viviendo en la casa de Cristina y aunque hubiera querido correr detrás de ella, buscarla, abrazarla y besarla no puedo.

- ¿Todo bien Manuel? -pregunto Cristina angustiada-

- Si Cris todo está bien -sonreí-

- ¿Quieres hacer algo? Tal vez... -sonrio- Ver una película o comer algo -sonreí sin ganas de hacerlo-

- Tal vez comer mientras vemos una película estaría muy bien -sonrio y fue a preparar la comida, mientras que yo preparaba las cosas para comer, era algo que hacía cuándo estaba con Madison y se que hacerlo con ella está mal, pero no quería romperle el corazón diciendo que quería estar solo-

    Después de un par de minutos la cena ya estaba lista, pusimos una película, que era una de mis favoritas, "Son como niños", mientras comíamos reíamos a carcajadas, al terminar pusimos la continuación, "Son como niños 2".

Nos quedamos dormidos viendo la película, la cena no la terminamos, no recogimos nada y nos dormimos en el sofá.

A la mañana siguiente

Cuando desperté estábamos abrazados, así que trate de moverme lo menos posible para no despertarla, recogí los trastes con sigilo y me fui a cambiar, necesitaba conseguir trabajo para no pensar en ella, se que hice mal en dejarla ir, pero era su felicidad.

Salí de la casa y compré un periódico, había un anuncio que decía que necesitaban un chófer y guardaespaldas, lo rodee, tome un taxi y fui hasta la dirección que decía, cuando llegue era una casa grande y muy bonita, me acomode la corbata y toque la puerta, oí la voz de un señor diciendo "Ya voy", así que esperé.

Tardó un poco, pensé que ya no me iba a abrir y justo cuando iba a tocar la puerta por segunda vez abrió el señor, era un señor de unos 50-60 años aproximadamente.

- ¿En qué te puedo ayudar muchacho? -me pregunto muy amable-

- Buenas tardes, vengo por el trabajo -le enseñe el periódico, el señor fijo la vista y sonrió- ¿Aún sigue disponible? -baje el periódico-

- Claro muchacho pasa, pasa -me hizo una señal para pasar y eso hice, me llevo hasta su sala y me hizo una señal para sentarme, se sentó él y yo hice lo mismo-

- Muchas gracias señor -sonreí-

- Bien muchacho primero platicame de ti, ¿Ya has trabajado de chofer?

- Si trabaje varios años como chófer para una familia, solo que me fui de ahí por problemas personales, ellos ya no me necesitaban así que por eso estoy buscando trabajo -golpee mi cabeza y reí- Perdón, que descortés soy, me llamo Manuel -estire la mano y él la estrechó-

El fruto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora