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Sus encuentros con aquel rubio en el vagón de aquel metro se volvieron mucho más frecuentes. Y en cuanto menos lo supo, ambos se habían vuelto muy cercanos, formando una amistad demasiado cercana para el gusto de muchas personas que eran reservadas respecto a cómo mostrarse frente a extraños.

–Hasta que llegas– aquella voz le sacó un enorme susto, miró hacia todos lados visibles y a la altura de su visión en la habitación, hizo puño sus manos para restregarlos contra sus ojos tratando de quitarse el posible cansancio que le hacía alucinar. –¡Yuju! Acá arriba, bonito.

La vista del chico se elevó hasta divisar a su querido compañero fantasma que no había visitado su cálida alma desde hace una semana. Seungmin retrocedió unos pasos con la intención de huir de aquel lugar, pero los brazos de aquel chico lo detuvieron mientras la puerta se cerraba justo frente a sus ojos.

Sintió nuevamente aquella brisa en su cuello, un par de labios seguidamente se posaron en aquel lugar donde el gélido aliento ajeno se mantenía.

Maldición, estaba acabado.

–Así que... ¿hablando con extraños?

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S E X U A L   G H O S T Donde viven las historias. Descúbrelo ahora