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Los labios de Minho atraparon el cuello del menor en cuanto este apenas cerró la puerta, la piel pura de aquel chico tenía una extraña sensación adictiva que provocaba que no pudieran frenarse a sí mismo una vez comenzara. Los labios del castaño dejaron salir un jadeo sin vergüenza alguna, su cuerpo había reaccionado más rápido de lo debido así como el ambiente había cambiado a favor de Minho.

–¿Qué crees qué haces?– expreso débilmente en cuanto el contrario se separó flotando burlonamente mientras lo miraba con deseo. El cuerpo de Seungmin tembló, aquella mirada llena de lujuria sobre su cuerpo, era hipnotizante y ciertamente profunda, no podía quitar su vista del mayor y eso en parte le asustaba.

Si tan solo estuviera vivo...

En menos de un segundo el menor se encontraba agitado sobre la cama, sintiendo como las manos gélidas del contrario recorrían su piel sin necesidad exacta de quitar su ropa como para sentir aquel contacto.

–Perdiste– respondió Minho en tono burlón –¿Recuerdas?

El menor maldijo por lo bajo mientras se culpaba a sí mismo en primera por haber aceptado, aunque no es como que Minho le haya dado la opción de declinar la propuesta. Su espalda se arqueó en cuanto sintió los dedos del mayor en su entrada, iniciando por un dígito para seguidamente introducir el otro, su ropa había desaparecido en algún momento el cual no recordaba con claridad.

Minho comenzó a mover sus dedos en el interior del menor. Seungmin mordía sus labios para retener gemidos, aún así, no podía acallarlos cuando tocaba algún punto débil, siempre terminaba abriendo su boca mientras una sensación eléctrica recorría todo su cuerpo dejándolo débil por unos instantes con su respiración más agitada que antes mientras el sudor recorría todo su cuerpo.

Minho sonrió ante la imagen del chico frente a él, grabaría cada momento en su mente. Cada parte de esos momentos siempre estarían ahí, después de todo, aunque la mayoría de las veces el menor se presentaba como alguien fuerte e incontrolable, era terriblemente sumiso y frágil.

–Es la primera vez que voy en serio– habló con la suficiente fuerza para que el contrario lo escuchara, los ojos de Seungmin buscaron contacto con los de Minho, cuando lo obtuvo, sus mejillas se colorearon rápidamente de rosa.

Lo decía de verdad, las palabras que habían salido de la boca del mayor eran reales, contrario a su existencia, o al menos así lo pensaba el menor.

–No creas que voy a enamorarme de ti– respondió ahogando un gemido –mucho menos si lo haces de esta manera– se aferró a las sábanas mientras sentía como el contrario entraba en él.

Minho sonrió.

–Ya lo veremos– bajó su voz antes de iniciar sus movimientos, eran rudos como de costumbre, pero eso le brindaba al castaño una extraña sensación de placer aún mayor, realmente no podía entender como es que aquel fantasma burlón lo podía hacer sentir tan bien aunque no lo quisiera admitir –además, ya lo sabía.

Susurró y Seungmin gimió con fuerza mientras sentía como sus ojos se cerraban poco a poco.

S E X U A L   G H O S T Donde viven las historias. Descúbrelo ahora