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Domingo, 12 de septiembre


El olor de la comida guiaba al joven gamma hacia la primera planta, donde se encontraba la cocina. Caminando despacio y con ropa limpia, el castaño observaba su entorno con curiosidad. El gran ventanal del salón no pasaba desapercibido y el amplio jardín que se dejaba ver tras el cristal, tampoco. Marcos de fotos reposaban sobre estanterías y el gamma se detuvo al ver una de ellas, en donde se podía ver a Volkov abrazado a Collins sobre lo que parecía ser un sofá.

«Es el alfa de antes», pensó. El gamma acercó su dedo índice hacia la fotografía, posándolo sobre el rostro del alfa. Un escalofrío recorrió su espalda, haciéndolo retroceder. Su garganta se cerró y su boca se sintió seca, por lo que humedeció sus labios. Una gota proveniente de su mojado cabello cayó sobre su mejilla, sobresaltándolo. Su cuerpo estaba en tensión y todo lo asustaba.

— ¡Ya está listo el...! — El beta rubio se asomó por una de las puertas, sonriendo al ver al desconocido —. ¿Ya te bañaste? Pensé que tardarías más. La comida está hecha, ven.

Algo recitente, el castaño avanzó hacia la cocina, en donde Chris colocaba los cubiertos sobre la mesa. El chico, como con todo lo demás, inspeccionaba su entorno con todo detalle. Aquella casa era muy distinta a su hogar y de nuevo, sus ojos acabaron sobre las grandes ventanas que llevaban al exterior.

— Toma asiento — dijo Collins, sentándose en una de las sillas —. Si quieres luego puedes salir al jardín. — El gamma se limitó a sentarse, sin mediar palabra —. No soy el mejor cocinero del mundo pero espero que te guste.

El gamma miraba el plato de pasta mientras su estómago rugía de hambre. ¿Cuántos días habían pasado desde la última vez que comió algo sólido? Su boca se le hacía agua pero su desconfianza era mayor. A pesar de que Chris era beta, seguía siendo un desconocido para él. ¿Qué tal si él también quería matarlo?

— Sé lo que estás pensando. Crees que he envenenado la comida, ¿verdad? — Chris rió al ver la expresión de sorpresa en el rostro contrario —. Tranquilo, no he envenenado nada. Yo también voy a comer, ¡que aproveche!

Chris Collins agarró su tenedor y comenzó a comer todo lo que tenía delante. «¿Seguro que no quieres comer?», le preguntó. «Necesitas comida para recuperarte». El muchacho suspiró, su estómago le dolía. Con pereza, cogió su cubierto para empezar a zampar. Una vez probó la comida, dejó que las ansias se apoderasen de él haciendo que comiera muy rápido.

— Hey, tranquilo. Si comes de esa forma te va a sentar mal y acabarás vomitando. ¿Quieres empeorar tu salud aún más?

— No... — respondió, bajando su ritmo.

— Vaya, ¿ya vuelves a hablar? — preguntó, sonriendo —. ¿Estás más tranquilo ahora? — El chico asintió, sin dejar de comer —. ¿Puedes decirme cómo te llamas?

Gamma ❇ Volkacio / Hollins [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora