Capítulo 01.

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Narradora POV.

En un lugar alejado de toda civilización, en las tierras más heladas de arda y escondido entre las montañas, se encontraba un hermoso castillo, contruido en su mayoría en hielo y roca, siendo vigilado por un centenar de guardias, todos posicionados de forma estratégica y con una tarea específica, allí predominaban la paz y el orden establecidos por su actual regente.

Dentro del castillo, yacía una mujer joven apreciando el helado paisaje proporcionado por las montañas, bosques y ríos congelados, su mirada era una ausente, se cuestionó cuando fue la última vez que las mañanas fueron tan tranquilas y pacíficas en su hogar, normalmente eran en su mayoría bastante ajetreadas hasta la llegada de el medio día, bajó la mirada frunciendo el entrecejo, aquello le pareció un indicio de mal augurio, cerró los ojos un momento, buscando tranquilizarse a sí misma, quizás sólo estaba siendo un poco paranoica... o quizás no, abrió los ojos intentando una vez más concentrarse en la vista y no en las esperiencias pasadas.

Su atención se centro en la pareja de dragones de hielo que iban surcando los aires, tras de ellos iba uno mucho más pequeño, una cría. La mujer de cabellos blancos sonrió levemente, una pequeña aura de tristeza y nostalgia la rodeó mientras observaba a la familia de dragones ocultarse en una cueva de las muchas montañas que habían, los primeros dos los había encontrado cuando eran tan sólo un par de huevos, y se había encargado cuidarlos cuando nacieron, y era sorprendente lo amigables y tranquilos que eran cuando no estaban siendo constantemente amenazados.

—Mi reina...— se anunció un guardia, indeciso de acercarse.

—Adelante, Tull.— informó la mujer con voz calmada, reconociendo la voz de uno de sus guerreros de confianza, y entrenado como cazador.

El guerrero se acercó e hizo una leve reverencia.

—Buenos días, majestad.— saludo en tono solemne Tull.

—Buenos días, Tull... ¿alguna noticia del exterior?—cuestionó la mujer de cabellos blancos.

—Llegó un cuervo, traía consigo una carta proveniente de Isengard.— informó con voz neutra el guerrero mientras entregaba la carta.

La pálida mujer frunció el entrecejo, luciendo un poco extrañada, hace mucho tiempo que había perdido contacto con Saruman o cualquier mago de tierra media, e incluso, con la gran mayoría de los valar había llegado a cortar comunicación, no era normal o usual recibir una carta de alguno de ellos, al menos para ella.

—Gracias, Tull, puedes retirarte.— concedió la joven reina.

El guerrero se marchó no sin antes hacer otra reverencia cómo era usual, la mujer dirigió su vista a la carta que sostenía en sus manos, la curiosidad invadió, ¿De que podría tratarse?, sin más procedió a abrir la carta, al terminar de leerla, su mirada se oscureció repentinamente.

—Guardia..—su voz sonó firme cómo solía ser usualmente.

Uno de los soldados se acercó e hizo una reverencia, algo nervioso por el cambió de actitud de la reina, había pasado de estar tranquila a estar realmente tensa.

—Solicito la presencia de Éric, Sara y Tull en sala del trono, dígales que es urgente.— ordenó con voz monótona.

—A la orden, majestad.— el guardia se marchó sin más.

No pasó mucho tiempo hasta que el trío de cazadores hizo aparición, Éric era un hombre jóven, alto y musculoso, sus ojos eran azules y su cabello castaño, su personalidad era una bastante amigable y divertida a la hora de hacer bromas a sus compañeros, a pesar de eso sabía ser serio y de mente fria en la situaciones en las que debía de serlo, el mejor rastreador del reino y el lider de los cazadores, Sara a diferencia de Eric era más seria pero flexible, y gustaba de usar el sarcásmo, era conocida entre sus compañeros por ser la más fuertes de las cazadoras y por saber usar el arco mejor que nadie, Tull era el más serio de los tres, rara era la vez que se le veía sonriendo, su habilidad con la espada no era igualada por ninguno de sus compañeros.

"I Found" || Thranduil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora