7: Logan.

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Ten mas miedo del tiempo que de mis ojos.

-Ezra Pound.


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Calíope.

La cabeza me latía, me dolía como la mismísima mierda. Pero el escuchar a personas que llamaban mi nombre me molestaba mucho más, a pesar de que se me dificultaba abrir los ojos lo hice y pude ver siluetas a través de la oscura noche. Y, la herida de mi labio inferior no estaba.

—Calíope —La voz de Selene lleno mis oídos, pero aun así no podía si quiera escucharlo bien, se sentía y se escuchaba como un zumbido.

—¿Dónde está Jaxon? —Mi pregunta salió al aire, las pocas personas que estaban a mi alrededor me miraron extrañados y como ellos hicieron aquello yo también los mire mal.

—Jaxon ya no está. —La voz de Logan llenó mis oídos. Sentí como mi cabeza latía con más fuerza.

Aun en el piso con mis piernas descubiertas y con el frio de la noche abrazando mi cuerpo, moviendo fuertemente mi larga cabellera roja noté como las manos de Selene y Ángel se encontraban unidas.

—¿No me ayudaras a levantarme, Ángel? —Él me miró, pero había odio y ganas de irse encima de mí para matarme. A través de su mirada pude sentir como un cuchillo con un filo mortal me atravesaba, él era definitivamente igual a mí; quería ocultar sus manchas, pero nunca podría hacerlo, no tan bien como yo.

—Ayúdala —Selene insistió, Logan se quedó en silencio viendo la escena, él lo presentía, ya lo sabía. Nunca he sabido como lo hace, como descubre cada locura que hago.

Tal vez Logan era mi demonio guardián...

Al sentir las manos de Ángel bajo las partes traseras de mis rodillas envolví mis manos en su cuello, al estar lo suficiente cerca de su cuello lo mordí de mala manera, el hizo un sonido extraño con su garganta, pero eso no impidió que el camino que había empezado a tomar hacía pocos segundos se detuviera.

—Te había buscado por mucho rato —Dijo Selene, miré hasta donde estaba ella. Logan yacía con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, su cuerpo de doblaba ligeramente y su pelo se encontraba tapando su frente. Si, él era guapo, pero me conocía. —¿Calíope?

—Lo lamento, al salir de casa tenía un fuerte dolor de muslos, trate de encontrar un lugar tranquilo para sentarme y terminé metiendo en problemas con Jaxon. —Pero algo no cuadraba en lo que yo decía, parecía hablar con fluidez y eso estaba mal, ¿Qué me estaba pasando?

—Iremos directo al hospital donde está tu psiquiatra. —Logan dictó y al parecer todos estaban de acuerdo con eso, pero ¿Por qué? Yo estaba bien, yo me siento bien.

—Estoy bien.

—Nadie dijo que no lo estuvieses.

—No iré a un loquero, estoy bien, como la noche, hermosa, pero peligrosa para quien no sabe dónde va.

—Solo guarda silencio.

—No eres mi padre Logan. —Enojada me quejé de su comportamiento, pero no parecía importarle.

—Si lo fuera estuvieses ahora mismo atada a una cruz. —La mirada frívola de Logan llegó hasta mi. —Y tú y yo sabemos que si fuese tu padre no estaría de pie. 

—Cierra la boca, ¿no ves que no está bien? —La mirada lanzada a ella heló su sangre, lo pude sentir. Ella guardó silencio mientras caminaba.

Los pies de Logan avanzaron de forma rápida, al pasar por mi lado nos miramos fijamente. Si sabíamos los secretos de cada uno y eso no nos hacía tener un lazo, eso hacia que cada que nos veíamos quisiéramos arrancarnos la garganta y tenerla enganchada en la pared como un trofeo.

Los pasos de Logan tomaron la delantera, alejándose de nosotros, perdiéndose Dios sabe dónde.

Logan.

Calíope era una loca.

Sí, definitivamente lo era y yo posiblemente lo era un poco más, pero ¿Quién está totalmente cuerdo el esta vida?

Yo no era lo que parecía, no... Yo era más bien una persona que quería obtener venganza, que quería hacer que todos lo que dañaron mis planes pagaran y pues... Ella lo hizo y pagó, pero no por mis manos.

Agnes Urriaga... Ella estaba en mis planes, yo la quería, la merecía, ella debió de ser mía, pero no, Ángel llegó y se robó todo lo que yo anhelaba destruir; y Calíope se vengó por mi, aunque yo no lo pedí, después de todo entre hermanas hay más traiciones.

Cuando no pude tener a su hermana la tuve a ella mil veces, pero aún así no fue suficiente.

Agnes era como Calíope, estaba maldita, pero joder, sí... Era tan adictiva.

La familia Urriaga estaba igual de podrida que mi cabeza, por eso sentí que era ahí donde debía quedarme aunque eso implicara deshacerme del padre de las dos.

En aquel momento estaba subiendo las escaleras de ese cementerio que se hacía llamar casa. Mi mano derecha giró el pomo de la puerta y en ese momento pude ver al viejo que era el juguete de Calíope.

—Veo que te tiene viviendo un infierno en carne propia —Mis botas resonaron en el suelo de la habitación. Cuando estuve frente a él sonreí de lado —Tsss... No te fue tan bien como querías, después de todo tuviste hijos y la locura es hereditaria.


Caliope.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora