11: La razón de su muerte.

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No trates de traicionar a quien no teme usar un cuchillo.

No trates de traicionar a quien no teme usar un cuchillo

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Jaxon.

Ella mató a alguien y ni siquiera tenía pesadillas, ella era más bien la pesadilla.

Mis ojos muertos veían su cuerpo tendido en la cama, pero había algo extraño, la que parecía verse era ella misma. ¿Cómo algo dentro de tu cabeza tiene tanta libertad? Cosas como sea me preguntaba cuando estaba vivo, pero ahora ya sé la respuesta.

No hay nada más fuerte que lo que está en tu mente, eso ya lo sabía, porque yo era ese algo en la mente de Calíope. Me había vuelto su sombra y estaba tras ella todo el tiempo, ella me veía cada que algo malo iba pasar, cada que ella hacia o iba hacer algo malo, yo era prácticamente el recuerdo de quien ella era.

Mi mente viajó al día de mi muerte y pude sentir el cuchillo clavado en la parte superior de mi cabeza.

Flashback

Calíope miraba la escena asqueada y yo miraba el cuerpo de su madre, la cual estaba rígida en su lugar, viendo a su hija con evidente vergüenza.

—Hija, yo...—Pero Calíope la miraba con odio reprimido, con asco y las ganas de matar ahí eran tan fuertes. No tenía a su hermana ahí, no tenía a nadie que la apoyara en esa habitación, su habitación.

La madre de Calíope pensaba que si se revolcaba con el novio de su hija en su misma habitación tal vez fuese probable que si alguien la escuchara pensase en todos menos en su misma madre, aparte de estar con el novio de su hija pensaba inculparla en todas sus cochinadas a como fuera lugar.

—Me dan asco... no puedo creer que hagas esto. —Pero a su madre no le importaba, era tan mala y egoísta como lo era ella.

—¿Y eso que? ¿hum?

—¿Disculpa?

—¿No puedo sentirme querida por un hombre? Jaxon me toca y me hace sentir lo que tu padre no. —Calíope gritó enojada, ella trató de irse encima de su madre, pero él se interpuso entre ambas evitando que ella avanzara, no lo haría más, no quería si quiera tocar aquella basura humana.

—Me das asco Urriaga. —Sus ojos la miraron de arriba hacia abajo, buscaba palabras que no fueran tan dulces, quería destruirla verbalmente. —Él podría ser tu hijo, tiene un año más que yo, ¡tengo quince! Eres una pedófila, ya entiendo porqué mi padre me viola todas las noches, y es que tú eres una basura, no eres suficiente. —La madre de Calíope jadeo en sorpresa. Quiso acercarse. —Vuelves a acercarte a mí y te vuelo la cabeza, madre.

—Tú no eres nadie, Calíope. Métete eso en tu cabeza. —Ella lo miró con una sonrisa ladina, su cuerpo les dio la espalda, su madre miró a Jaxon y el caminó hacia ella, tomando su rostro en sus manos.

—Nos iremos de aquí, no nos... —El grito fue lo primero que Calíope escuchó, seguido de ello se carcajeo tan fuerte como le era posible, se burlaba de su madre, de lo que había hecho esos cinco segundos atrás, de lo que podría hacer.

—Lo único que meteré en mi cabeza será el día de tu muerte, amor.

Fin del flashback

Y lo que pasó después fue aún peor, Calíope no se detenía ante nada ni nadie y aunque yo era alguien que estaba en su cabeza sabía a qué tanto era esa reina capaz.

Sus delirios, sus alucinaciones con esa pizca de realidad, su forma tan fácil de mentir.

Antes de morir le había dicho que se metiera en la cabeza que no era nadie y en vez de eso a quien metió en su cabeza fue a mí, Calíope... oh Calíope, no me arrepiento de haberte engañado, pero si temo por quienes no se arrepientan, dime ¿Por qué? ¿Por qué no haces mucho y destrozas tanto?

Esa había sido la razón de mi muerte, el engaño a ella, la traición a ella, pensaba que cuando me decía "No te atrevas a engañarme" bromeaba, pero ya veo y siento que mi muerte no fue una broma.

Mis pies se movieron y mi cuerpo se recostó en su cama, frente a ella.

Sus ojos estaban cerrados y parecía estar calmada, su pelo rojo estaba desordenado y sus labios rojos estaban entre abiertos, nadie mentía cuando decía que la muerte era una cara bonita.



Caliope.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora