El copo de nuestra unión

187 22 3
                                    

Te conocí, me parecía te rara al principio. Al principio odiabas a los titanes, después de patear la cabeza de ese titán. Fuiste como yo, alguien quien tenía curiosidad sobre ellos y tener el deseo de experimentar y averiguar más cosas.

Era una relación Comandante - Cadete.

Me parecía alguien curiosa y rara, aunque eres algo insoportable. O eso pensaba hace unos años atrás, por más que intentaba alejarme estabas detrás mío.

- ¿Cuándo podremos capturar a un titán?.- Esa pregunta siempre la hacías cuando salíamos de expedición.

- Por vigésima vez, no podemos hacerlo Capitán Hange.- Te repetía todos los días, ganando me ese mismo sonido de queja.

-... ¿Quieres salir conmigo?.- Deje de hacer lo que estaba haciendo, sensei estaba delante mío junto a Carl.

Estábamos marcando una nueva ruta, pero esa pregunta nos sorprendió a los tres. Voltee a ver tú rostro y supuse que no estabas mintiendo.

- Nosotros las dejamos solas, volvemos en diez.- Carl se fue con sensei, dejándome a solas con Hange.

- No me a respondido Comandante, ¿Quiere que le vuelva a repetir la pregunta?.- Poco a poco te ibas acercando a mi rostro, quedando solo centímetros de distancia.

Había empezado a enamorarme de tí hace tiempo atrás, pero supe ocultarlo. Estaba feliz por dentro, igual por fuera.

Creo que mi respuesta fue un beso, uno que reflejaba lo que siento por tí.- ¿Eso responde tú pregunta?.- Hablé una vez que nos separamos por falta de aire, sonreí de lado.

- ¿Debo de sentirme honrada que la Comandante me sonría?.- Volviste a besarme antes de que pudiera responder.

Desde ese día fuimos pareja, algo inesperado para todos. Pero como siempre, me importa un carajo la opinión de la gente.

Algunas muertes en la expedición de nuevo, regresamos con algunas heridas leves o graves. Llegó un reporte, uno de un par de niños.

La policía militar se encargó de ese problema, siempre que regresábamos habían algunos niños alegres de nuestra llegada. Entre esos, había un castaño y pelinegra.

Sentía su mirada en nosotros, siempre pasaba eso. Cuando empezamos a salir, fuiste mucho más pegada a mí incluso celosa. No querías que me acercará a alguien, hasta que paso lo de la chica.

Estábamos caminando, era nuestro día de descanso y decidimos salir. Hange se fue a una tienda, mientras que yo fui a otra. Mientras estaba viendo las cosas una mujer se me acercó.

Empezó a querer coquetear conmigo, a lo que yo negué pues estaba con Hange. Empezó a hablar puras estupideces llegando al punto de quererse sobrepasarse.

Justo cuando le iba a detener Hange llegó a la tienda, pues le había dicho que iba a estar ahí. Se acercó y me alejó furiosa de ella.

- ¡¿Quién te crees que eres como para hacerle eso a una mujer casada?!.- Gritó, yo en ese tiempo no estaba casada con ella por lo que me sorprendió.- ¡¿Y tú por qué te dejas tocar?!

- No, yo la iba a alejar pero- Fui interrumpida por los gritos de ellas dos, me incluían en ellos.

La gente estaba alrededor de nosotras, por más que le decía a Hange que parará no hacía caso. Lo que menos quería era golpearlas para alejar las, pero no hubo otra opción.

Guarde las cosas en el bolsillo de mi vestido y me acerqué, la chica estaba en el suelo sangrando. Tuve que separar a Hange de un jalón y darle un golpe en el estómago, dejándola casi sin aire.

Despertar para amar •Hange Zoe•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora