Capítulo 7: ¡Canta hasta que mueras! (Parte 2)

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Respiró...
Contó hasta diez...
Abrió los ojos, y...

Allí estaba.

Un sentimiento de desolación le corría por las venas, al punto de que este llegara a su mente y jugara con sus propios pensamientos. Sandy observaba con una tranquilidad solitaria a todo lo que le rodeaba. Era una simple habitación de un reino árabe, totalmente en blanco y negro, tocando tonalidades de gris también, y algunos de los rincones se veían borrosos, pues no llegaba a tener la imaginación suficiente como para seguir creando aquel entorno triste, olvidado, y desolado.

El chico bostezó, estaba algo cansado. Aquella habitación era muy lujosa, tenía un espejo de oro, y la cama era tan bella como una de la realeza. Con sus pies, pisaba la alfombra recién adquirida para el cuarto monocromático. Mientras se acercaba al escritorio de madera, pudo ver algunos peluches que yacían en el piso, todos juntos como si estuvieran en una reunión.

Sandy: Hola... Otra vez. -Dijo desmotivado, pues ya sabía lo que ocurría, lo había vivido una y otra vez-.

Aquella melodía tétrica pero relajada se escuchaba en el ambiente, era como magia, pues ni siquiera había un tocadiscos ni nada parecido en el cuarto. La canción solo sonaba, una y otra vez, hasta el final de los tiempos.

Sandy caminó por la habitación hacia la enorme cama que tan cómoda se veía. A su lado, había una ventana que lo dejaba ver hacia el exterior, aunque su cabeza no daba para tanto... El exterior eran simples estrellas, y la vista, como si estuviera en el espacio exterior, dentro de una torre de su nación.

Sandy: Que bonito. -Se quedó un rato mirando por la ventana, pues la vista de los astros lo hacían sentir mucho mejor. No sentía miedo, solo un cansancio de haber vivido lo mismo muchas veces. Aun así, siempre se sentía igual, de la misma manera- ¿Uh?

La puerta principal del cuarto, detrás suya, se abrió lentamente, dejando entrar una luz blanca muy fuerte que encandilaba sus ojos. Pudo sentir un poco de miedo al escuchar aquellos llantos y sollozos de fondo, provenientes de algún lugar desconocido. Y finalmente, frente a sus exhaustos ojos, volvió a verlo.

Aquella silueta monstruosa y retorcida, aquella sombra de los mil y un ojos, cuya vista se dirigía a nadie más que a él. Sandy permanecía quieto y callado, pero no se desesperaba, ya sabía lo que sucedería. Se acercó a la figura, ahora eran solo él y aquella sombra, mirándose fijamente, uno frente al otro. Fue ahí cuando se atrevió a hablarle, no tenía ninguna esperanza de que algo vaya a cambiar, pero no perdía nada con intentarlo.

Sandy: ¿Jamás vas a decirme quién eres, verdad? -Comentó, cansado de vivir siempre la misma historia- No sé quien eres, pero sé que te aprecio.

La silueta negra y enorme, con sus ojos por todo su cuerpo, lo miró sin descanso, sin siquiera pestañear una vez. Sandy quiso volver a hablar, pero ya era demasiado tarde, pues aquella sombra se abalanzó salvajemente hacia él, y cuando cayó al piso y volvió a abrir los ojos, todo había acabado.

Sandy: ¡Ah...! -Se despertó asustado. Ahora estaba dentro de la carreta de la fortuna, acostado en uno de los asientos llenos de almohadas. Encima suyo, tenía una frasada pequeña, con dibujos de estrellas y una galaxia detrás, la misma frasada que usaba casi desde que nació, a la cual cuidaba como oro. Tara lo había tapado anteriormente, aunque ella no estaba en el lugar ahora mismo-.

★ Brawl Stars: Orígenes ★ (TEMPORADA 2) ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora