Un año después de los acontecimientos del Robomagedón, Colt y Shelly trabajan juntos como policías en la comisaría del nuevo pueblo, Starrwoods. Esta vez deberán tomar el caso de la desaparición de Corbin Peltoh, un botones malhumorado que pasa sus...
Luces frente a sus ojos, miradas puestas en él. Era el hombre del momento, pero no como él hubiese soñado.
Poco trataba de mantener sus ojos abiertos mientras las luces de las cámaras y los ojos de los periodistas se dedicaban a observarlo pasar en aquel vehículo. No podía mantenerse a flote, sentía dolor por todas partes. Su rostro era un desastre, y su mandíbula temblaba igual que un pingüino en el Polo Sur. El mariachi era la nueva estrella de Brawltopia, pero en vez de hablar bien sobre él, la gente en toda la región no podía parar de mirarlo como un sospechoso psicópata que había secuestrado a dos personas a lo largo del verano. Él era el único culpable de tanto sufrimiento que se había pasado en Starrwoods, y el mismo causante del dolor de aquellos familiares y amigos de los desaparecidos.
Así como pudo ver a la adolescente zombie por detrás de la multitud de periodistas y gente furiosa, también pudo notar cómo su amiga Shelly conducía el vehículo en el que iba esposado, como un verdadero criminal. Ella no volteó a mirarlo, pero pudo observar al confundido esqueleto por el espejo retrovisor. Colt iba en el asiento del acompañante, igual de herido y golpeado que el esquelético secuestrador. Spike acompañaba al criminal en el asiento trasero, donde trataba de ayudar a Poco, pero le intimidaba acercarse a él. Ahora era visto como un auténtico monstruo, y no solo el noticiero lo pintaba así, sino también sus propios amigos en los que alguna vez confió.
El mariachi no pudo procesar lo que pasaba a su alrededor. Cerró los ojos, y sintió cómo su cuerpo se apagaba en un santiamén. Sus brazos se cayeron junto a su torso, y así quedó inconsciente, dormido, totalmente noqueado.
Unos minutos fugaces pasaron sobre el alma del esqueleto cantor. Su mirada brilló resplandeciente cuando el sonido de las sirenas de policía se habían reducido, y ahora solo podía oír gritos furiosos, muy a la lejanía. En frente suya pudo ver una silueta arrodillada que transmitía miedo y arrepentimiento, misma que tocaba su esquelética mejilla, intentando sanar las heridas que ahora le ardían como el propio infierno.
Poco miró a su alrededor, estaba todo muy oscuro como para entender algo. Miró de vuelta a la sombra. No tenía rostro, su cerebro no podía procesarlo. Pestañeó varias veces, y cuando por fin dejó de sentir náuseas y dolor, miró a los ojos azules de la rubia que acariciaba su rostro.
"¿E-En dónde... en dónde estoy?"
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BRAWL STARS: ORÍGENES
TEMPORADA 2
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