Capítulo 6- Piccadilly Cirus

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Sandra

Salí de la ducha, me puse la ropa de antes, me maquillé un poco y salí a la calle. No había salido mucho sin Megan, pero ese día tenía ganas de hacer algo distinto. Encendí el móvil y me metí en la aplicación "Maps". Creo que he mencionado anteriormente que soy malísima para orientarme. Busque "underground" y fui al metro mas cercano que tenía. No había visto mucho de Londres, así que, por qué no visitar algo hoy.

Compré una tarjeta porque, de todas formas, la iba a necesitar, la cargué y fuí a una línea dirigida a Piccadilly Cirus. Es una calle súper comercial del centro de Londres que me habían recomendado bastante. Cuando entré en el metro me quedé alucinando. Había muchísima gente. Me habían advertido que los metros de Londres estaban llenísimos siempre, pero jamás hubiera pensado que estaría así.

Cuando me acomodé en un hueco al lado de la puerta, me puse los cascos y empecé a reproducir una playlist que me había enseñado Megan el día anterior y que me gustó bastante.

Cuando llegué a Piccadilly Cirus, me bajé del metro y subí las escaleras hasta llegar al exterior. No hacía mucho frío, (estábamos todavía en septiembre) pero si es verdad que, aunque llevaba una camiseta de manga larga y una sudadera, refrescaba. El clima de Inglaterra no se compara para nada con el de España.
Caminé un rato hasta llegar a Piccadilly y crucé la calle. Nada más entrar vi unas pantallas enormes llenas de anuncios. Estuve un rato allí quieta, viendo la gente pasar, echar dinero al chico que estaba tocando el saxofón, tomando café en las cafeterías de la calle...

Anduve unos minutos hasta llegar a un Hard Rock Cafe, y decidí parar para comer. Ya me estaba acostumbrando al horario de aquí.
Pedí una botella de agua y una hamburguesa y me la comí en un abrir y cerrar de ojos. Estaba hambrienta.

Terminé de comer y pagué la comida. Me disponía a ir al baño cuando vi una escalera que daba a un pasillito con una guitarra y abajo, la tienda. No me solían gustar mucho las cosas repetidas, pero vi una sudadera gris básica con el logo del Hard Rock, una cremallera y una capucha, y me la compré sin dudarlo.

Salí de la tienda subiendo las escaleras y me fui por la misma calle.

Estaba dirigiéndome al metro, cuando de repente, me llegó una llamada. Era Lucía.
- ¿Hola?- Pregunté.
- Hola, hermanita. Ya pensé que estabas muerta- Bromeó.
- Ja, ja, que graciosa- Ironicé.
- Nah, se que estás bien, es que quería hablar un rato contigo. ¿Te viene bien ahora?
- Sí, estoy volviendo de una calle que te encantaría. Ah, por cierto, me he comprado una sudadera del Hard Rock- Dije yo.
- ¿En serio? Me la vas a prestar, ¿no?
- Ja, ja... ¡Claro!- Contesté- Os echo mucho de menos ya- Era verdad, las extrañaba mucho a mi madre, a Sara y a Lucía
- Y yo... Pero bueno, ya vamos a ir para allá. ¿Sabes que mamá y está buscando vuelo para ir? Dice que hace un millón de años que no nos vemos- Dijo ella exagerando la frase.
- Ja, ja, ja. Bueno, pues tendrá que esperar- Tragué saliva- Oye Lucía.
- Dime- Contestó.
- ¿Cómo está papá? ¿Le has visto?
- No- Dijo ella rotundamente.
No nos llevábamos muy bien con mi padre, y como ellos están divorciados, no lo vemos demasiado. En verdad, me alegré en parte de que no lo hubiera visto. Mi padre vive como un puto adolescente, y no le importa nada, hasta yo soy más responsable que el, y además con diferencia.

Después de pensar en él, casi se me saltan las lágrimas. Hace que no veía a mi padre tres meses, ni se había molestado en ir a casa antes de irme. No se ni siquiera si sabía que estaba de intercambio. Rectifiqué sobre llorar y contuve las ganas. Estaba en Londres estudiando música joder, el sueño de mi vida. No iba a llorar cumpliendo el sueño de mi vida por culpa de mi padre.
De pronto, la voz de Lucía me sacó de mis pensamientos y me trajo a la realidad.

- ¿Sandra?- Preguntó.
- Sí, sí. Sigo aquí. Bueno, te tengo que dejar, Luci. Me voy a montar en el metro y aquí no hay muy buena cobertura. Te quiero- Terminé diciendo.
- Oye, ¿luego me mandarás fotos?
- Sí, no te preocupes.
- Vale, un beso.
- Adiós.

La Estudiante De IntercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora