Sandra
Mi madre me apoyó siempre. Todos los días me repetía que iba a lograr lo que yo quisiera. No solo me lo debía a mi. Se lo debía a ella.
Canto desde que tengo uso de razón, y por suerte, mi familia podía permitirse que yo estuviera en clases.
Así lo hice durante tres años, hasta que un día, mi abuelo me regaló un piano. Yo estaba deseando tener uno desde hace meses atrás, porque quería aprender a tocar un instrumento (y ese era mi favorito), pero si vas a clases para luego no tener un piano en tu casa y no poder practicar, no sirve de nada.
Mi abuelo me compró el piano el día de mi cumpleaños. Ese 14 de diciembre lo recuerdo como si fuese ayer. Me levanté, y por esas fechas yo vivía con mis abuelos, ya que estaban remodelando mi casa. Me levanté tarde como casi todos los fines de semana y mi madre me abrazó fuerte felicitándome. Mi madre me regaló unas Vans que llevaba pidiendo bastante tiempo y me encantaban. Mi abuela una pulsera de plata preciosa que ponía mi inicial y justo al lado, la suya. Me dijo que era para que jamás me olvidase de ella... no podría haberlo hecho ni el un millón de años. Y mi abuelo...
A él le vi aparecer en la escalera de la segunda planta con una sonrisa de oreja a oreja. Luego me entregó un sobre con una carta dentro (que aún conservo) que ponía: Para mi primera nieta. Gracias por darme esa ilusión desde el primer predicto y hacerme tan feliz hasta ahora. Espero (y sé) que muy pronto estes dando conciertos más allá del salón de casa. Te quiere mucho, tu abuelo.
Cuando la terminé de leer me emocioné y le di un abrazo. Antes de que me diese cuenta, ya estábamos en el salón, y cuando abrí los ojos... me puse a llorar de emoción.
Vi aquel precioso instrumento blanco y negro que parecía haber sido sacado de una revista y pensé que era un sueño.
Hacen casi 5 años de eso...
No había llamado a mis abuelos desde que llegué a Londres, pero iba a ponerle remedio.
Se escuchaba el sonar del teléfono cuando...
- ¡Hombre! ¿Cómo esta la extranjera? ¿Te has acordado de que tenías abuelos y nos has llamado?- Mi abuelo desde siempre había sido muy alegre.
- Ja, ja- me reí irónicamente-, abuelo ya sabes que no. ¿Qué estás haciendo?- Pregunté.
- Pues hasta ahora estaba intentando ver como funciona el jaifon este que me compró tu madre. Es que es dificilísimo. ¿Está encriptado o algo parecido?- Dijo mi abuelo.Me reí a carcajadas.
- No, no esta encriptado, y no se dice jaifon, se dice iPhone. Ay, abuelo...- Correjí.
- Da igual. Lo importante es que creo que voy a llamar a tu tío para que me arregle el jaifon raro este- Dijo.Volví a reirme y suspiré con una sonrisa.
- Bueno, guapa, te paso con tu abuela que me pillas un poco liado- Terminó.
-Okey, llámame cuando puedas. Te quiero mucho.
- Y yo, Sandrita. Te llamo más tarde- Dijo.Hubo un silencio, cuando de repente hablo una voz dulce y melodiosa. La reconocí enseguida.
- ¡Sandra! Hija, ¿cómo estas? No se nada de ti últimamente... Supongo que estarás muy ocupada allí...- Dijo mi abuela.
- Pues sí, desde que llegué no he parado quieta, pero bien, muy contenta de poder estar aquí ahora.
- Me imagino, cariño. Pues nosotros estamos aquí en la casa, que llegamos ayer a la tarde de la playa-Agregó.
- Jo, que guay.
- Pues nada, amor. Hablamos por la noche, ¿te parece?
- Vale, abu... Te quiero mucho- Dije.
- Y yo, corazón.Colgó. La verdad que tenían que estar un poco liados con el tema de las maletas. Si llegaron ayer, y es la de todo el verano...
Por la noche volvería a llamarlos. Ya empezaba a echar de menos España, y solo llevaba dos semanas allí.
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La Estudiante De Intercambio
RandomSandra es una estudiante de intercambio que se va a estudiar a Londres durante nueve meses. Aunque estudiar fuera haya sido su sueño durante muchos años, pronto descubrirá que las cosas son diferentes a como se imaginaba, pero que, probablemente, es...